
Hugh Grant por los senderos del "tío" Cary
Lleva el mismo apellido que el comediante norteamericano, y se afirma en la pantalla, después de ciertas turbulencias
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Hugh John Mungo Grant vino al mundo el 9 de septiembre de 1960 en Chiswick, un suburbio bastante feo de Londres. Con ese nombre rimbombante había ciertas posibilidades de pertenecer a la alta sociedad, pero la profesión de sus padres no daba para tanto: su madre, Fynvola, era maestra en un colegio cercano al aeropuerto de Heathrow; su padre, James, estaba al frente de una empresa de alfombras que acabó en negocio familiar. "Eramos piolas, pero no teníamos un peso".
Esa definición lo explica todo. Así, por sus problemas económicos tanto como por su inteligencia, se lo conocía en aquella época. Y bastante carga eran para un muchacho esos veraneos plomizos en Cornualles, sin sol, leyendo todo el día libros de Enid Blyton, como "La eterna venganza de los cinco" y "Los siete secretos" .
Sin embargo, Hughie Grant logró colarse en el selecto club de británicos que han estudiado en la Universidad de Oxford. Pero de uniformes de college, tardes de estudio en el campus y campeonatos de cricket (o crocket), nada. En el Reino Unido también existen las becas, y con ellas pudo pagarse sus estudios de filología inglesa y arte, con un doctorado especial en cerveza caliente en los pubs y juergas nocturnas para universitarios díscolos a los que les gustaba el teatro.
Junto a tres colegas montó un grupo de teatro. Se llamaron The Jockeys of Norfolk y su especialidad eran unos extravagantes sketches de humor. Lo más cerca que estuvieron de Shakespeare fue una visita guiada a su casa natal en Stratford-upon-Avon. Algo es algo.
En 1982, Hughie debutó en el cine con "Privileged", un proyecto financiado por la universidad. Y de ahí a las fotonovelas junto a George Michael. "A los 20 años, mi ambición era no hacer absolutamente nada", reconoció en una conversación con la revista Premiére, de Francia, en la que llegó a afirmar que haría lo que fuese por ser francés... Perezoso y, además, afrancesado. Dios salve a la reina de semejante fervor británico.
Un Cary Grant contemporáneo. Incluidas las ambigüedades propias de aquel famosísimo actor. En 1987, Hugh recibe, junto a su compañero James Wilby, el premio de interpretación del Festival de Venecia por su trabajo en "Maurice", film de James Ivory -otra de esas adaptaciones de una novela de E. M. Forster- en el que ambos interpretan a una pareja de homosexuales. La fama de estos dos actores superó fronteras, y los rumores hicieron el resto. Hugh Grant se convirtió en un icono gay en Japón gracias a ese film. Era su segunda película y ya tenía un premio y una intimidad que defender. ¿Hugh Grant, gay?
Un tipo equilibrado
Los Angeles. "Nueve meses", su primer trabajo en los Estados Unidos. Un actor inglés en una ciudad inhóspita e inhumana que no conoce. El cansancio y la tensión de una dura jornada de rodaje. La soledad de un hotel de lujo. Unas cosas llevaron a otras, y la cosa acabó en una comisaría. Hugh Grant contrató los servicios de la prostituta Divine Brown y fue sorprendido in fraganti por la policía de Los Angeles practicando sexo oral en un descapotable por Sunset Boulevard. Un fatídico 27 de junio de 1995, la ley norteamericana y la falta de discreción de Hugh Grant condenaron al actor, una auténtica estrella tras el éxito de "Cuatro bodas y un funeral" (1994), a un ostracismo de casi tres años sin hacer cine, desde "Al cruzar el límite" (1996) hasta "Notting Hill" (1999). Juzgado por conducta depravada y condenado a 1180 dólares de multa, a la prestación de servicios sociales y a seguir un curso de prevención sobre el sida, el pobre Hugh se vio obligado a pedir disculpas en público: "Hice algo abominable", dijo en el show de Jay Leno en la NBC. Divine Brown vendió la historia a una editorial y posó para una marca de sujetadores. Liz Hurley acabó perdonando a su novio tras semanas de crisis.
Explotar los tics
Tres de sus comedias ("Cuatro bodas y un funeral", "Notting Hill" y "El diario de Bridget Jones") están entre las películas más taquilleras de la historia del cine. Algo tendrá este hombre para que lo bendigan así, a pesar de todos sus tics de muchacho torpe puestos en evidencia y algunas muecas que, por cierto, todos haríamos en semejantes entuertos. Tras su retorno al cine después de purgar su desliz en Los Angeles, harto ya de los papeles de levita y bombín en el siglo siempre equivocado, Grant explotó el filón que había encontrado en los papeles cómicos. Si con "Cuatro bodas y un funeral" -un film británico que fue número uno en todo el mundo en 1994 y en el que tiraba de su lado más inocentón y distraídamente encantador junto a Andie McDowell- había llegado a lo más alto, ¿por qué no seguir en esa línea? Desde entonces no ha salido de ese extraordinario registro, manejado a la perfección en sus cinco últimas películas.
Pasión por el fútbol
Solía decir: "Si algún día me quitan el fútbol me hacen polvo". Aunque últimamente empieza a estar enganchado con el golf -"Antes odiaba a los golfistas y ahora estoy obsesionado, no pienso en otra cosa"-, nunca ha ocultado su afición por el Fulham, un modesto equipo de fútbol de la capital británica que oscila entre la primera división inglesa y la segunda, y que está presidido por el millonario Al Fayed, dueño de una de las joyas de la Corona, los grandes almacenes Harrods, y padre de Dodi al Fayed, que formó una malograda pareja con Lady Diana.
El gin-tonic, sobre todo el que se puede tomar en un pub de King´s Road, es otra de sus grandes pasiones, aunque también últimamente, continuando con su debate vital entre elitismo y receta popular, está llevando un preciso diario de vinos en el que apunta sus sensaciones después de apurar cada botella. Como buen nuevo rico reconoce que le encanta "ganar mucho dinero y disfrutar de él".
Estas son las aficiones literarias de un intelectual de Notting Hill: gustos y trapisondas al margen, su (casi) título -los datos son contradictorios, pero él mismo ha reconocido que no terminó la carrera, por poco- obtenido en Oxford da para mucho más, y se sabe que es un tipo culto con inquietudes cuya novela de cabecera es "Lolita" , de Vladimir Nabokov.
En la pantalla y en la vida
Siempre hace de muchacho bueno. Es su actuación más recurrente en pantalla y en la vida real. El joven reprimido -las gafas suelen quedar muy bien aquí- que se ve envuelto en una serie de sucesos que lo desbordan. Un Clark Kent sin cabina de teléfonos, un especialista en meter la pata y caer bien, un gracioso sin sustancia.
Pero igual que lo que ocurrió con su desliz en la vida real, en pantalla también ha mostrado su lado más siniestro, como en el personaje despreciable que encarna en "Restauración". Pero eso era un drama, género en el que se prodigaba antes de 1996 (fue doctor en "Al cruzar el límite"). Da la impresión de que en comedia siempre ha hecho el mismo papel repetido. Nada que ver con la realidad. En "Ladrones de medio pelo" es un joven ambicioso y con ínfulas y, sobre todo, en "El diario de Bridget Jones" es un muchacho con éxito de esos que fomentan que todos los hombre sean, a la postre, tan iguales como piensan las mujeres, tan diferentes del auténtico Hugh Grant.
El final de la carrera
En breve abandonará la interpretación. Lleva anunciándolo desde hace un par de años. Se hartó de decir que quería trabajar con Woody Allen, su sueño junto con tomar el té con la reina Isabel II, y después de alcanzar la gloria junto al gran director de Manhattan (flamante premio Príncipe de Asturias) poder dedicarle más tiempo a la productora que fundó con Liz Hurley, Simian Films, a la que añadió el sello Filmes Les Anges para hacer películas "más artísticas". Pues ni productora ni retirada ni nada por el estilo.
Hugh ya tiene dos nuevos proyectos: en el primero -y entre rumores sobre una relación entre ambos, que ellos mismos desmintieron- comparte cartel con Sandra Bullock en "Two Weeks Notice", una comedia romántica dirigida por Marc Lawrence, en la que Grant es el presidente de un gran grupo de empresas, y Bullock, su eficiente consejera delegada. El segundo, todavía en ciernes, "Love Actually", otra comedia romántica que interpretará junto a su amiga Emma Thompson y cuyo rodaje comenzará en septiembre a las órdenes de Richard Curtis. En ese film, Hugh interpreta al primer ministro británico, enamorado de la chica que sirve el té desde su primer día en el número 10 de Downing Street. ¿Quién habló de retirada?
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