Intimidades de una diva
Isabel Sarli no supo de la existencia de Diego Curubeto hasta varios años después del estreno de "Insaciable", acaecido en 1984. Como tantos otros fans de su cine (ya no en la Argentina sino en el mundo) el realizador -egresado de la Escuela de Cine del Instituto Nacional de Cinematografía- crítico, escritor y guionista, soñó hasta la obsesión con esa mujer imponente. Pero no era el fervor sensual lo que lo motivaba, sino la ilusión de hacer alguna vez algo así como "Erase una vez en Hollywood", con clips de las mejores escenas de la filmografía de Sarli.
Su tarea como entrevistador en un programa especial para la televisión inglesa lo puso frente a la exuberante diva. Y el azar -aunque Dios no juega a los dados, como dijo Albert Einstein- lo confrontó con centenares de rollos de película desconocidas, para poder encarar su proyecto, que abarcará bastante más que la recopilación de escenas jugadas por Sarli.
"Vi en cine muchos fenómenos de culto internacionales, pero nunca algo como lo que viví en el estreno de `Insaciable´ -evoca hoy Curubeto, fascinado con el ambicioso emprendimiento de rescate del material inédito de Sarli-. Es aquella película de la que (Leopoldo) Galtieri dijo que había que cortarla a lo largo. Muchos años después, en su casa, entrevistándola, le conté que quería hacer una película con clips de su obra. Y también le dije que no tenía un centavo para encarar esa producción. Ella me respondió que Armando (Bó) le pidió que guardara material para hacer lo mismo que yo le proponía. "¿Hay mucho?", pregunté. "Toneladas", dijo ella. "A veces me pongo mal y lo quiero tirar", agregó. Ahí intuí que podía haber un material valioso. ¡Completé dos camiones de mudanzas! Y aparecieron cosas increíbles, de la zona fantasmal de una pareja que representó parte de la historia del cine nacional".
Curubeto no sólo encontró rarezas como las versiones dobles que se utilizaban para estrenar en el mercado local y en el extranjero, documentales o películas caseras: también aparecieron quienes le dieron -financieramente- el puntapié inicial a este proyecto que espera ver la luz a mediados de 2003. Una reciente entrevista con Jorge Coscia -presidente del Incaa- le dio un nuevo aval al realizador.
"Increíblemente, a las dos semanas de pensar cómo seguir, hablé con tres personas -entre ellas, Javier Finkman- y conseguí el dinero. Ese aporte sirvió para impulsar el lento y costoso proceso de restauración de un material que salía de una bóveda húmeda después de 25 años de estar guardado.
En ese proceso intervienen los especialistas Octavio Fabiano y Fernando Martín Peña. Mientras tanto, empecé a escribir el guión. Pero no podía terminarlo, porque siempre quedaba material nuevo por ver. Así que fundamentalmente me centré en las partes de ficción de la película. Porque este film es una mezcla de varios recursos".
-No es un documental.
-Sería la palabra más fácil para definirlo, pero no lo es. Es una exploración del mundo de Isabel Sarli, a través de lo que no se vio de sus películas, de testimonios, de fragmentos musicales y de animación -tanto convencional como computarizada, más experimental- sobre ese universo. Hay escenas filmadas por nosotros, porque la manera de recrear esa situación de cine de culto no es a través de una narración en off ni de gente que habla a cámara, ni tampoco compilando cachos de películas. Hay momentos geniales de esa tortuosa historia personal entre Armando Bó e Isabel Sarli que recrearemos de distintas maneras. Y también está el extraño mundo de cómo se filmaban esas películas; de la relación con los censores y con la industria del sexploitation internacional.
Escandalosos
Provisoriamente, la película se llama "Intimidades de Isabel Sarli", remedando a aquella "Intimidades de una cualquiera" a la que la censura obligó a cambiar su título, ya que originalmente Bó quería agregarle el sustantivo "prostituta". En el equipo de Curubeto se integraron la directora de fotografía Paula Grandía ("Silvia Prieto") y el productor Juan Carlos Fisner. Y aunque la película está en etapa de producción, hubo dos promociones, una de ocho minutos y otra de tres, que se exhibieron en la Semana de Cine Fantástico de San Sebastián realizada en noviembre último, a la que Sarli asistió en carácter de máxima estrella.
"Uno de los promos abrió el acto del día inaugural, y toda la semana se habló de eso -apunta Curubeto-. No sólo porque proyectaban "Carne" y estaba Isabel; también porque decían que las imágenes que rescatamos eran muy potentes. Por ejemplo, hay escenas de lesbianismo con una india en el Africa. No es algo que uno vea habitualmente. Hay cosas muy fuertes, aun para quienes conocen el cine de Armando Bó. Que se vieron solamente en un circuito de cines italianos, o norteamericanos, pero -por ejemplo- no en los ingleses. Eso es lo loco de la censura."
-¿La película tendrá, también, una mirada crítica a la censura?
-Funcionará en tres direcciones distintas. En lo que se refiere a la censura, mostraremos algo que nunca se vio en ningún lugar del mundo: la doble versión de una película, con pantalla dividida. Toda mi vida escuché y escribí sobre ellas, tanto en la Argentina como en España o en México. Pero nunca había visto dos versiones de una misma escena (una en ropa interior y la otra desnuda, por ejemplo). Imaginate poder hacer eso con treinta películas.
"Estos paisajes me inspiran"
-¿Cómo definiría cada una de esas tres líneas de acción?
-Una es el universo kitsch de estos films: diálogos increíbles y situaciones toscas, como la violación grupal en un camión. Eso que no se ve en otras películas: por eso a la gente le impactaban tanto. Por otro lado, por su relación con Armando Bó, Isabel tiene una serie de recuerdos personales alrededor de cómo se hacían esas películas, cosas que nunca contó. Son historias muy fuertes, que hablan mucho de la hipocresía argentina. Que están muy ligadas a cómo hacían esos films en medio de la lucha eterna contra la censura. Y otro ángulo es que es la primera vez que se habla y se ve cómo trataba al cine la censura mundial, desde fines de los años 50 hasta principios de la década de los 80. También cómo funcionaba la industria sexploitation en general. Hay hasta material publicitario muy raro, como Armando Bó filmándose y escribiendo a máquina el guión de "La burrerita de Ypacaraí" en Paraguay, y diciendo "estos paisajes me inspiran". Cosas que son muy graciosas y al mismo tiempo muestran cómo se vendía un producto.
-¿Cuál es la participación y la opinión de Isabel Sarli?
-Intervendrá como entrevistada. Por contrato tiene derecho de veto y de opinión sobre cualquier desnudo suyo: algo que tenía de los tiempos de Armando Bó. Otro aspecto interesante del film es cómo se irán contando, en imágenes, las distintas maneras de tener una escena erótica. Una cosa es darse un baño y otra cosa es tener escenas de sexo con negros. Hay una película que está perdida, "La leona", con la que los propios distribuidores norteamericanos estaban cabreros, porque ni en Estados Unidos había escenas de sexo con negros, por el racismo. Y aunque a veces hay cuestiones complicadas de plantear, porque se trata de algo muy íntimo y profundo, yo consulto todo con Isabel. Ella no tiene ningún problema. Dice "todo lo que viví, no es algo de lo que me tenga que arrepentir". Como Armando (Bó), son personas de grandes pasiones. Y también hay que ponerse en el punto de vista de alguien perseguido no sólo por la censura sino por el escándalo. No es fácil para mí escribirlo, meter las escenas y mezclar las imágenes, ni para ella revivir algunas cosas.
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