Juan Solanas, de viaje por el país de los "nadies"
"Quiero mostrar, simplemente mostrar, sin polemizar, una realidad que muchos no conocemos", dice Juan Solanas, que fue fotógrafo de filmación, más tarde director de fotografía y finalmente autor de un corto premiado en Cannes -"El hombre sin cabeza"-, antes de lanzarse a la dirección de su primer largometraje. Esa realidad que muchos no conocemos a la que se refiere el cineasta, hijo de Fernando "Pino" Solanas, es la del tráfico de niños en la Argentina, tema alrededor del cual gira "Nordeste", su opera prima, que Polar Films y Distribution Company estrenarán pasado mañana.
En este drama, escrito a cuatro manos con Eduardo Berti, se cuenta la historia de dos mujeres, una francesa, la otra argentina (formoseña). Hélène es ejecutiva de una empresa farmacéutica, ronda los 50 y no tuvo hijos. Juana vive en una casa rancho en medio de la nada. Tiene un hijo de trece años, pero no un esposo que la ampare. Vive de amasar chipá, que el chico vende a la salida de la escuela. Hélène quiere adoptar un hijo, no importa el precio que tenga que pagar, y le han informado que en el Nordeste puede hacerlo fuera de las leyes que todo lo complican. Juana (como definiría el padre del director, una "nadie") tiene orden de desalojo en firme y, como su hijo, un futuro incierto. Esas dos realidades se cruzan en la inmensa soledad, sin esperanza, del Nordeste, un paisaje en el que se encontrarán finalmente unidas por una realidad que las impulsa a seguir adelante.
El elenco de "Nordeste" está encabezado por una argentina de Neuquén y una francesa de Neuilly-sur-Seine, la debutante en cine Aymará Rovera y la experimentada Carole Bouquet, respectivamente, a quienes acompañan Jorge Román, Daniel Valenzuela, el joven Ignacio Ramón Jiménez, Capullo Medina y la española Mercedes Sampietro, con música de Dino Saluzzi y Eduardo Makaroff, y temas interpretados por Liliana Herrero. La película acaba de ganar el Caballo de Bronce a mejor película en el Festival de Estocolmo, donde también fueron premiadas Rovera y Bouquet, y participar en Cannes, Munich, Edimburgo, Chicago y en el Discovering Latin America Film Festival de Londres.
Juan Solanas vive un poco en París y un poco en Buenos Aires. Por ahora, dice, ya que en 2007 piensa quedarse definitivamente aquí, con su familia, después de treinta años de ausencia (desde la vuelta de la democracia) con muchas idas y vueltas. En 2001, cuando estaba en la posproducción del trabajo con el que ganó el gran premio del jurado de Cannes y el César en la categoría cortometraje, Solanas tuvo la idea de llevar al cine una historia que le permitiera sacar provecho de esa doble visión que tenía de su país.
En diálogo con LA NACION, Solanas asegura haber mostrado su trabajo a amigos e incluso a su padre, antes de terminarlo por completo. "Estaba muy abierto a los elogios y a las críticas", asegura.
Espontánea realidad
-¿Cuándo nace tu pasión por el cine?
-En realidad, mi meta era ser científico; físico, probablemente. Sin embargo me enganché mucho con la imagen: primero con sacar fotos y más todavía cuando un canal de TV en Francia me ofreció hacer un trabajo sobre los primeros cien años del cine. Fue durante el rodaje de "Sur" cuando asistí al director de fotografía Félix Monti, que descubrí lo que quería hacer. El fue mi maestro de imagen, y ahora el encargado de iluminar mi película. Fue el único, de quienes trabajaron conmigo, en el que tenía confianza absoluta. Fue una colaboración perfecta.
-¿Cómo surgió la idea de "Nordeste"?
-Trato de no racionalizar mucho. Me imaginé un ranchito y con ese cuadro empecé a tirar del hilo que me llevó a la historia de estas dos mujeres; la europea que descubre algo que no imaginaba, que es lo opuesto a Juana, una mujer muy frágil que sólo tiene mucho amor por su hijo. La contrafigura de Juana era la de una mujer que tuviera de todo, menos un hijo al que amar. Quería atrapar esa realidad sin vueltas.
-¿Por qué ir a Africa o a la Argentina a buscar un niño?
-Son muy pocos los chicos en estas condiciones en Francia, para la demanda que hay. Además, está claro que donde se consiguen chicos en adopción más fácilmente es en los países pobres, porque no se los puede mantener y no hay políticas de educación sexual. Es muy raro encontrar en Francia una madre con doce hijos. En Africa, sí. Hubo un tiempo en el que iban a países de la ex Unión Soviética. A ningún hombre o mujer le interesa ser padre o madre ilegal: lo son cuando no encuentran ninguna otra solución. Además, todo este tema tiene que ver con una cuestión de dinero, de pobreza y riqueza. Igualmente, convengamos en que hay dolor en cada una de estas historias.
-¿Conocías el Nordeste?
-Corrientes, sí; Formosa, no. Hice viajes, tanto para locaciones como para impregnarme del lugar, encontrar personajes, historias. En 2002 conocí a la hermana Marta Pelloni, que tenía muy en claro lo que ocurría en Goya respecto del tema de la venta de bebes y tráfico de órganos. Hice miles de kilómetros en auto, y así se fue nutriendo el guión. Capullo Medina, que entre otras cosas fue maestro y hace un papel entrañable en mi película, era el que me llevaba en auto, porque conoce la provincia de memoria.
-¿Trabajaste la textura de la imagen en busca de un efecto determinado?
-En algunos momentos quería que haya grano visible en la imagen. Hablé con la gente de Kodak en Francia, porque tenía la idea de que me consiguieran un tipo de película que pueda dar esa sensación de grano grueso que buscaba. Pero me dijeron que no se fabricaba más desde hace muchos años; que precisamente lo que ellos habían buscado en medio siglo de trabajo era la nitidez perfecta. Para lograr lo que quería, me sugirieron rodarla en Super 16 mm y digitalizarla antes de llevarla a 35 mm. Esa economía de negativo, además, me permitió que los actores pudiesen improvisar en base a las situaciones del guión. Con esa idea de encontrar la "espontánea realidad" uno filma mucho de más. Hay veces que vos dejás la cámara funcionando, y cuando termina la tensión de la toma, ahí surge lo mejor.
-¿Cambió mucho del guión a la versión terminada?
-Hubo cambios, ajustes y, en el montaje final, cosas que no quedaron. Ahora, que ya estoy preparando la edición en DVD con algunos extras, me doy cuenta de que no eran secuencias imprescindibles.
-¿Tu próxima película?
-Estoy trabajando en dos proyectos a la vez. El más seguro tiene más que ver con la estética y la temática de "El hombre sin cabeza" que con las de "Nordeste".
Temas
Más leídas de Cine
"Era algo de lo que no se podía hablar". Carlín Calvo, Víctor Laplace y un romance que chocó contra los deseos del director para convertirse en éxito
A pura patada. Monkey Man, el despertar de la bestia: un prometedor debut como director de Dev Patel
De y con Nanni Moretti. En Lo mejor está por venir, el cineasta italiano vuelve a revelar su inclaudicable fe en el poder del cine