¿Qué veo? Falsa influencer es una efectiva comedia negra sobre los peligros de la fama instantánea
El largometraje de Quinn Shephard protagonizado por Zoey Deutch ya se encuentra disponible en Star+ y es una mordaz crítica al dejarse consumir por la virtualidad
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Falsa influencer (Not Okay, Estados Unidos/2022). Guion y dirección: Quinn Shephard. Fotografía: Robby Baumgartner. Edición: Mollie Goldstein. Música: Pierre-Philippe Côté. Elenco: Zoey Deutch, Mia Isaac, Dylan O’Brien. Disponible en: Star+. Nuestra opinión: buena.
La segunda película de Quinn Shephard tras Blame se hace cargo de sus decisiones narrativas con admirable aplomo, y va al extremo con una comedia negra dirigida, en primera instancia, a una audiencia juvenil. Luego, a medida que va cobrando otro cariz, cuando los hechos se tornan espesos, amplía su mirada. La cuestionable protagonista de Falsa influencer es Danni Sanders (Zoey Deutch, una muy buena comediante quien ya había hecho un gran trabajo en Set It Up: El plan imperfecto, disponible en Netflix), una joven que vive permanentemente en la periferia. Su cotidianidad es un loop constante signado por un dilema: lo que aspira a ser y lo que efectivamente es.
Danni vive en Bushwick, pero lo detesta. Edita imágenes para un portal trendy, pero quiere ser respetada como escritora. Busca la atención y el afecto de sus padres, pero no recibe más que dinero. Tiene una suerte de enamoramiento con un compañero de trabajo (Dylan O’Brien), pero no logra llamar su atención. Se siente sola, pero es socialmente inepta y ofensiva para entablar amistades. Cuando ninguno de sus objetivos se destraban orgánicamente, la joven toma el camino más fácil: construirse una nueva identidad. Para ello, finge haber sido aceptada para formar parte de un retiro para escritores en París (en cuanto a esto, la película de Shephard aprovecha para remitir a una de las temporadas de Girls y esboza una crítica a Lena Dunham) y pone en marcha un plan para que su relato sea verosímil, y por el cual luego será cancelada.
En su caótico departamento, Danni monta un estudio en el que se saca fotos y luego las edita con imágenes de la capital francesa de fondo. Así, la joven que tenía 55 seguidores en Instagram empieza a cosechar una popularidad inusitada que tiene, bajo la óptica de Shephard, una sola explicación posible: la gente no quiere ver lo que hay detrás de la cortina de El mago de Oz. El brillo. Vivir la vida de uno a través de la perfecta experiencia ajena. En ese momento, la realizadora hace un estudio antropológico sobre el uso de las redes sociales (o al menos aspira a hacerlo con originalidad) e intenta no repetir fórmulas muchas veces vistas. Una película con la que podríamos ponerla en el mismo escalón es Ingrid Goes West de Matt Spicer, aunque en ese caso su protagonista era una figura mucho más empática. En Falsa influencer, el costado abyecto de Danni surge cuando, tras “sacarse” una foto en el Arco de Triunfo y recibir cientos de likes, se duerme sin preocupación alguna.
Es aquí donde la directora arremete con su crítica social en una película que está dividida por capítulos, y donde se sumerge con valentía en una viñeta que transforma la vida de Danni por completo, al igual que la percepción que podía tener el espectador sobre ella. Minutos después de postear esa imagen, París se ve sacudida por un atentado terrorista en la misma zona donde la influencer había fingido estar. En lugar de admitir que la figura que creó en sus redes era una mentira, va hasta las últimas consecuencias con su plan, se convierte en una falsa víctima de ese atentado y en el rostro visible del activismo contra la violencia y el uso de armas.
Shephard sabe que no es función del espectador juzgar a un personaje sino analizarlo en función de la trama que comanda, por lo que ella misma también se juega todas sus cartas con la libertad que le brinda el género elegido. Un ejemplo de esto es el retrato de la amistad que forja Danni con la joven Rowan Aldren (Mia Isaac, toda una revelación), víctima de un atentado escolar y activista reconocida, a quien le roba palabras para escribir un ensayo, y cuya masiva audiencia utiliza para volverse indistinguible de esa admirable adolescente. De esta manera, Danni logra su cometido inicial: que todo el mundo la vea, que todo el mundo le de follow.
En ese tramo del film empieza a sobrevolar una pregunta inevitable: ¿cómo hará su directora para darle un cierre, un arco de redención a su protagonista? Sin revelar demasiado, diremos que Shephard acierta en su última (y poderosa) secuencia, donde queda en claro quién es la verdadera líder de esta historia y quién es la persona que regresa a un mundo de invisibilidad, a foja cero, pero con infinitos daños colaterales.
Falsa influencer está disponible en Star+.
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