Sam Rockwell, el obrero de la actuación nominado al Oscar
“Estuve en muchas películas independientes y está bueno ser parte de una película que la gente vio”. Esa frase del discurso con el que agradeció el Globo de Oro que ganó como mejor actor de reparto, demuestra que Sam Rockwell tiene sentido del humor con respecto de sí mismo y también una idea clara de cuál es su lugar en el ecosistema de Hollywood.
El actor, que brilla en la temporada de premios actual por su trabajo en Tres anuncios por un crimen –por el que recibió ayer su primera nominación al Oscar – es un intérprete talentoso, que siempre se destaca en pantalla pero que aún no pertenece a la categoría de aquellos actores a los que todo el mundo conoce por su nombre. Su cara sí le resulta conocida a los espectadores habituales de cine que pueden haberlo visto en Confesiones de una mente peligrosa, Milagros inesperados,Iron Man 2,Frost/Nixon,Cowboys y aliens o Siete psicópatas.
El nombre de Rockwell está sonando más que nunca en estos días. Además de ganar el Globo de Oro por su actuación en el film de Martin McDonagh se llevó el domingo el premio al Mejor Actor de Reparto que otorga el sindicato de actores de Hollywood (SAG). Según las estadísticas que el periodismo norteamericano especializado maneja con tanta atención, el premio de SAG en esa categoría predijo al ganador del Oscar 14 de las 23 veces en las que se entregó. Es decir que Rockwell viene muy bien encaminado para llevarse una estatuilla dorada con su nombre el próximo 4 de marzo.
Lejos de ser una suceso instantáneo, el actor tiene una carrera que se extiende a lo largo de tres décadas. Hijo de actores, Rockwell debutó en los escenarios cuando tenía 10 años, en una obra en la que trabajaba su madre. Su primer trabajo en cine fue en la película de terror Clownhouse; tuvo pequeños papeles en series de televisión como La ley y el orden y Policía de Nueva York y luego pasó por varias películas independientes. Entró en el radar del cine más popular gracias a Milagros inesperados, de Frank Darabont; la comedia Héroes fuera de órbita, protagonizada por Sigourney Weaver, Tim Allen y Alan Rickman; y por la remake de Los ángeles de Charlie.
George Clooney lo eligió en 2002 como protagonista de su ópera prima como director, Confesiones de una mente peligrosa, en la que encarnó a un conductor de TV que dice haber sido agente de la CIA. Su excelente interpretación fue festejada por la crítica y recibió el Oso de Plata del Festival de Berlín. Sin dar un salto a la fama, el actor continuó dejando su marca en films como La guía del viajero intergaláctico; El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y especialmente Moon, de Duncan Jones, en la que brilló como protagonista.
Rockwell interpretó a otros hombres racistas y violentos pero fue Jason Dixon, un policía intolerante y de pocas luces, el personaje que finalmente lo valió un amplio reconocimiento en Hollywood. El camino que recorre el personaje que encarna en Tres anuncios por un crimen le permitió al actor mostrar su capacidad para ser odioso, hacer reír y hasta generar compasión, todo en una misma película. Pocos actores podrían haber salido airosos de la misión que le encomendó McDonagh.
Sin embargo, no todos creen que sea así y el gran momento que está viviendo Rockwell se ve empañado por la polémica que genera su personaje. Tras su triunfo en los Globo de Oro, el New York Times se hizo eco de las discusiones que se dieron en las redes sociales. Sin caer en el spoiler, se puede decir que a muchos les molesta que luego de subrayar el racismo, intolerancia y torpeza de Dixon, éste ocupe un lugar central en la segunda mitad del film. Al final de su discurso de los Globo de Oro, el actor dejó en claro cómo ve a Tres anuncios por un crimen: “Es una película sobre la compasión y creo que necesitamos un poco de eso en estos días”.
La polémica promete seguir a Rockwell hasta la entrega de los Oscar, pero el actor tiene mucho más para ganar que perder. Más allá del impulso que le pueden dar los premios, ya tiene varios proyectos en marcha, entre los que se destaca Backseat, la nueva película de Adam McKay (La gran apuesta), en la que interpretará a George W. Bush. En el peor de los casos se quedará sin el premio pero seguro seguirá trabajando y siendo ese actor cuyo nombre no todos recuerdan pero que mejora cada película en la que aparece.
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