
Clásicos on line para todos
El profesor Marcelo Arce brinda en este espacio una guía explicativa para apreciar Sinfonía N° 4 de Johannes Brahms
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Este espacio multimedia de apreciación musical en LA NACION LINE está dedicado “para todos los que no sabemos música”, como afirma Marcelo Arce, el encargado de orientar a los lectores a través de distintas obras clásicas.
La séptima pieza elegida para esta serie es Sinfonía N° 4 de Johannes Brahms.
En los videos ubicados en la columna derecha de esta nota, que actúan como guía explicativa, se podrá acceder a la obra completa con las referencias elegidas para comprender la historia, sentimientos e imágenes creadas por el compositor.
JOHANNES BRAHMS: Cuarta sinfonía
Escasas novedades en la vida del gran hamburgués durante el invierno de 1885, allí en Viena, tiempos de composición de esta sinfonía que está en la cima, a veces alcanzada por las orquestas.
Pasaba los días pacíficamente. Largas tardes en el Café Bauer. Frecuentaba el Tonkünstlerverein, un círculo de músicos fundado por el pianista Epstein, donde instrumentistas y compositores se reunían una vez a la semana «para hacer música juntos». (Aquí Brahms repetía su costumbre. Se apartaba en una pequeña sala para fumar su puro y leer). Los domingos temprano salía en el primer tranvía hacia la periferia, daba extensos paseos por la campiña y regresaba por la noche.
Verano: después de una gira con Hermine Spies, contralto casi especializada en sus lieder, se instaló en Mürzzuschlag, Estiria, en los Alpes Austríacos. Había estado allí por primera vez, con su padre, 17 años antes. Desde el pueblo, dominado por el monte Semmerging, escribió a Clara Schumann: «Un descanso delicioso... Feliz como un eremita». Precisamente, estaba contento por pasar desapercibido. Excepcionalmente, lo visitaba el poeta Peter Rosegger. En una oportunidad, llegó el crítico Max Kalbeck (su futuro biógrafo). Cuenta: “Le pregunté: ¿es un cuarteto?. Oh no –contestó Johannes-. No tengo tan altas aspiraciones. Me he limitado a juntar una serie de pequeñas polcas y valses”. Su clásica ironía. Retornó a Viena con la sinfonía terminada.
Entonces, como muchas veces –incluso en las Navidades-, se alojó en la casa-hotel de Richard y Marie Fellinger, privilegiados de su grupo de amistades, que además cubrían su desamparo en cuestiones prácticas: él era hombre de negocios y ella verdadera alma de hogar -. Cierta noche, Brahms volvía de caminar, cuando divisa que de la casa brotaban columnas de humo, mientras los inquilinos arrojaban todo por las ventanas. Aterrorizado, corre hasta la escalera de entrada. La fiel Frau Fellinger, está de pie junto a la puerta y en una actitud evidente: cuida una pila de pliegos desordenados. Es el manuscrito de la Cuarta sinfonía.
Corolario de un ciclo sinfónico. El último movimiento de una Gran Sinfonía formada por cuatro partituras con infinidad de elementos comunes: como un “primer movimiento”, la Sinfonía N° 1 (p. 68, 1876); el “segundo”, Sinfonía N° 2 (op. 73, 18); el “tercero”, Sinfonía N° 3 (op. 90, 18); y el “finale”, esta Cuarta.
Presentación y representación
Se repite el ritual de cada obra nueva: a principios de octubre de 1885, Brahms y su amigo Ignaz Brüll (1846-1907: recomendamos su Concierto para piano N° 2 op. 24 ) presentan la Cuarta en casa de Friedrich Ehrbar (el fabricante de pianos y constructor de la gran sala de conciertos que llevaba su nombre). Se trata de la versión para dos pianos realizada por el autor. Están presentes los críticos Kalbeck, Eduard Hanslick y Richard Pohl –también compositor-, el director de orquesta Hans Richter y otros íntimos como Elizabeth von Herzogenberg, el cirujano, pianista y violinista Theodor Billroth y Fritz Dömpke –encargados de pasar las páginas-. Al final de la audición, silencio general. Sigue la charla entre amigos pero no se habla de la obra. Ante tal desconcierto, Brahms decide organizar una nueva reunión. Otra vez los dos pianos, Brahms, Brüll, Ehrbar, Kalbeck, Hanslick, Pohl, Richter, Herzogenberg, Billroth, Dömpke... Nada.
Al día siguiente, apareció Kalbeck, implorándole que destruyera el tercer movimiento, conservara el cuarto como obra independiente y rearmara la sinfonía. Raro en Brahms, no se enfadó, aunque defendió febrilmente el uso de la variación en el final con el antecedente de la Tercera, “Heroica” que concluye con variaciones, aunque la fórmula es diferente. En consecuencia, Brahms no correrá el riesgo de presentar la sinfonía ante el público.
Pero se cruza, siempre impulsando, Bülow.
Hans von Bülow, entusiasmado, lo compromete para viajar a Meiningen –donde él es maestro de música de la corte del duque Jorge: inteligente, amigo de los artistas, ha convertido a la ciudad en un importante centro musical-. Brahms debe preparar el estreno. El noble –su amigo desde 1881, tras condecorarlo con la Cruz de la Orden de Sajonia-Meiningen- le da a elegir: el castillo de Altenstein o el palacio ducal. Por este opta Brahms. Las ventanas se encontraban a la altura del jardín. Se asomaba al maravilloso parque de Herrensberg y a las colinas que rodeaban la ciudadela medieval.
Ensayos y más ensayos. El 25 de octubre, sube al podio. Al segundo movimiento, sigue una ovación y tras el tercero, el público intenta un bis. Pero Brahms, como corresponde, ataca el Finale.
Apoteosis para el compositor. La noticia fluye en la Europa musical. Las grandes orquestas quieren la exclusividad. Como lógicamente lo deseaba Hans von Bülow con su orquesta en Meiningen. Pero Brahms comete un error, tal vez llevado por su obsesiva protección hacia la sinfonía: la presenta públicamente dirigiéndola el 19 de noviembre, en Francfort (donde reside temporalmente Clara y se siente contenido por un grupo de amigos allí reunidos). Bülow, profundamente resentido, presenta la dimisión ante la corte. La ruptura parecía irreparable; pero Brahms recupera a su magnánimo defensor ayudado por el duque Jorge que rechaza la renuncia y prácticamente “ordena” que la orquesta completa salga de gira con la obra.
Ininterrumpidamente, asciende la trayectoria de la Cuarta : la agrupación ducal, con batuta de Bülow y la presencia del compositor, recorren Siegen, Dortmund, Essen, Elberfeld, Düsseldorf, Rotterdam, Amsterdam, Utrecht, La Haya, Arnheim, Krefeld, Bonn, Wiesbaden.
Enero del ’86. Se despliega ante Viena –la prueba de fuego-, con su Filarmónica dirigida por Hans Richter. (Algunos, como Hugo Wolf, la destruyen; otros, la endiosan). La Casa Simrock, de Berlín, la publica como Op. 98 ( Opus, obra N°…)
Al mes siguiente, en Leipzig, es el delirio.
También hoy, y cada vez más, la Cuarta de Brahms –en su estado interpretativo ideal- constituye otra de las experiencias poderosas y únicas que ofrece el mundo de la sinfonía.
El motivo de la Cuarta Sinfonía
El canto emotivo, amplio y a la vez contenido que inicia la última sinfonía de Brahms, es un juego original de dos intervalos.
Quienes no sabemos música, nos preguntamos ¿qué significa intervalo?. Es la relación entre dos sonidos. Esta vinculación puede ser armónica (los dos sonidos emitidos simultáneamente, uno sobre otro) o melódica (un sonido sucedido por el otro). Y a este tipo de intervalo recurre Brahms para fijar la célula temática que genera, que construye la magnífica arquitectura de la Cuarta sinfonía.
Ahora imaginemos esos dos sonidos que forman el intervalo melódico. ¿Los llamamos 1 y 2?. En esta relación, el 1 como sonido agudo y el 2 como sonido grave.
El primer intervalo melódico que se escucha, que inicia la sinfonía es de tercera. Claro: entre 1 y 2, la relación, la distancia, es para simplificarlo de tres espacios.
Pero aquí, en el primer movimiento de la Cuarta (¡esto se complica cada vez más!) el intervalo 1 2 es descendente: 1 está más arriba, más agudo, que 2.
Además, siempre el primer sonido de cada intervalo es más suave que el segundo: este débil fuerte impregna todo el movimiento.
Inmediatamente llega el segundo intervalo. Es una sexta es decir, hay seis "espacios". Y es ascendente (entonces se oye 2 1). (Oh, casualidad, la sexta es la inversión de la tercera).
Este juego continúa: se alternan terceras descendentes y sextas ascendentes, separadas por pausas.
Si leemos la partitura desde el primer compás, y sin complicaciones de alteraciones ni nada por el estilo , resulta:
3ª descendente (1 2) - Si Sol
6ª ascendente (2 1) - Mi Do
3ª descendente (1 2) - La Fa
6ª ascendente (2 1) - Re Si
Y si lo aprecia, ¿no es más práctico?. Seguramente Ud. tiene esta sinfonía porque toda discoteca decente la debe incluir.
Escuchando una auténtica y buena interpretación (por lo tanto, fiel a la partitura), hallará el motivo:
0´ 04" 1 2 (Si Sol)
0´ 06" 2 1 (Mi Do)
0´ 08" 1 2 (La Fa)
0´ 10" 2 1 (Re Si)
Este motivo sobrevuela la sinfonía y resurge claramente en el Finale.
Chacona para el Finale
Original decisión de Brahms. Arma un rompecabezas tan perfecto que pueden admirarse al mismo tiempo tanto sus piezas separadas como la imagen total que ellas conjugan.
Elige la forma barroca de la chacona, un tipo de variación continua (semejante a la passacaglia) , basada en una danza de fines del siglo XVI, común en España e Italia, y que proviene de Latinoamérica (dicen que más precisamente de la Península de Yucatán).
De tempo lento, ternario (como en tres pasos). De Frescobaldi a Britten, infinidad de compositores la recrean (sólo citemos dos: la terrible Ciaccona que cierra la Partita N° 2 para violín solo de 1720 de Bach y el final de Orfeo y Euridice, la ópera de Glück de 1762). Casi idénticas son la inglesa chacony y la germana hahnentrapp.
Brahms ocupa íntegramente el Finale, el último movimiento de la Cuarta Sinfonía con una chacona construida sobre una melodía de ocho notas en ocho compases, una nota por compás, siempre presentes, sea en el bajo o en las zonas superiores de la orquesta.
De manera similar –pero inconmensurablemente superior- reitera el procedimiento de la passacaglia final de las Variaciones sobre un tema de Haydn op. 56, 1873-.
Superponiéndose al motivo ostinato –que se repite 31 veces- se suceden 31 variaciones y la impetuosa coda que abarca otras 4 variaciones suplementarias más libres y amplias. Significativo: el tema base procede, levemente modificado, del coro inicial de la Cantata 150 «Hacia Tí, Señor, yo me elevo» de Bach, 1708.
Renovando permanentemente el contrapunto y la orquestación, las variaciones se van encadenando. Inventiva melódica, riqueza tímbrica, envergadura constructiva.
Un prodigio.
Guía Auditiva
I Movimiento: Allegro non troppo
0´ 00" Sección Exposición: Tema A (el del juego de los intervalos 1 2)
2´ 40" Tema B
4´ 09" Sección de Desarrollo (con A y con B)
7´ 38" Sección Reexposición: Tema A
9´ 56" Tema B
11´ 30" Recapitulación de A
12´ 19" Coda. (tramo final de un movimiento o de una obra).
II Movimiento: Andante moderato
0´ 00" Tema A: lo expone la trompa (= corno)
“Así suena el cuerno del pastor” indicó Brahms sobre un fragmento de pentagrama que escribió en una esquela enviada en 1868 a Clara Schumann con motivo de su cumpleaños. Práctica como era ella, inmediatamente dirigió la respuesta: “Es tiempo que el pastor haga sonar su cuerno”. El compositor sabía muy bien a qué aludía. Le recriminaba como muchos que ya pasaba los 35 y no concretaba una primera sinfonía. Lo excusaban la gran autocrítica y la sombra del Gigante Bethoven. El motivo del cuerno por fin se escuchó en la Sinfonía N° 1 de 1876. Y aquí reaparece el recurso.
3´ 46" Tema B
5´ 56" Tema A
10´ 51" Coda.
III Movimiento: Allegro giocoso (es casi un scherzo: juego, broma). Se agregan un flautín, un contrafagot y un triángulo.
0´ 00" Tema A
3´ 04" Tema B (recrea el motivo del "cuerno del pastor")
4´ 04" Tema A
6´ 09" Coda
IV Movimiento: Allegro energico e passionato
0´ 00" Las maderas (flautas, oboes, clarinetes, fagotes, contrafagot) y los metales (trompas, trompetas, trombones) exponen el único motivo del movimiento: con leves diferencias, recuerda el coral de la Cantata 150 «Hacia Tí, Señor, yo me elevo» de Bach. Abarca 8 compases. Siguen 35 variaciones. Cada variación presenta una transformación del ritmo y/o la armonía y/o la melodía del motivo. Y cada variación, más lenta o más rápida, siempre abarca 8 compases.
0’ 16” Variación 1 – Destacan cuerdas, cornos, trombones, timbales.
0’ 31” Variación 2 – Destacan maderas sobre las cuerdas en pizzicato (pellizcado)
0’ 46” Variación 3 – Destacan vientos
1’ 03” Variación 4 – Destacan las cuerdas
1’ 22” Variación 5 - …Maderas y cuerdas
1’ 38” Variación 6 - ….Vientos y cuerdas
1’ 53” Variación 7 -… Violines (¡el motivo del intervalo 1-2!)
2’ 11” Variación 8 -… Cuerdas graves, contestan violines
2’ 29” Variación 9 - … Cuerdas aceleran, timbales suave
2’ 46” Variación 10 -… Cuerdas y vientos alternan
3’ 05” Variación 11 -… Fagotes, chelos y violas… contestan flautas y violines
3’ 24” Variación 12 -… Destaca la flauta
4’ 08” Variación 13 -… Dialogan clarinete y oboe… luego flauta y oboe
4’ 48” Variación 14 -…Destacan acordes formados por trompas y trombones
5’ 31” Variación 15 -… A esos acordes se suman otros vientos y cuerdas
6’01” Sobre un acorde sombrío de metales, se eleva la flauta con la melodía del Coral. Pausa.
6’ 10” Variación 16 -… Acordes en los vientos reexponen el motivo. Se suman las cuerdas (patético) y timbales
6’ 23” Variación 17 – Sobre el trémolo (como un zumbido) de la cuerda, destacan flautas y oboes.
6’ 35” Variación 18 – Se suceden cuerdas y vientos
6’ 47” Variación 19 – Marcado, alternan una frase las cuerdas, otra los vientos
6’ 59” Variación 20 – Dialogan vientos y cuerdas
7’ 11” Variación 21 – Escalas de las cuerdas caen en acordes de los metales
7’ 24” Variación 22 – Destacan las maderas: súbito suave y staccato (picado)
7’ 36” Variación 23 – Cornos. Arriba destacan violines.
7’ 49” Variación 24 – Alterna poderosas frases: timbales, cornos y trompetas contra violines
8’ 03” Variación 25 – Se agregan trombones y las maderas
8’ 17” Variación 26 – Cornos sobre la ondulación de cuerdas
8’ 31” Variación 27 – Se suman flautas y oboes (arriba) y contrabajos pizzicatto
8’ 44” Variación 28 – Se multiplica la cuerda pizzicato y las maderas
8’ 58” Variación 29 – Flautas y oboes entonan el motivo del intervalo 1-2 contra el pizzicato de toda la cuerda
9’ 12” Variación 30 – Cuerdas con el motivo del intervalo 1-2 más fuerte. Se agregan timbales.
9’ 33” Variación 31 – Reaparición del coral, fuerte y trágico
9’ 43” Variación 32 – Sobre las cuerdas veloces, vientos alternan el motivo 1-2
9’ 55” Variación 33 – Frases de trompas y trombones, contra violines con el motivo 1-2. Los timbales acentúan
10’ 03” Variación 34 – Destacan cuerdas que van ascendiendo
10’10” Variación 35 – A las maderas, contestan metales y timbales, cuerdas y metales.
10’21” Coda: tutti (cierra con dos enormes acordes sobre el motivo 1-2).
Carta de Brahms a Bülow: «Aquí hay unos pocos entreactos listos, eso que comúnmente se llama una sinfonía».
Ficha de la obra
Compositor: JOHANNES BRAHMS [1833: nace el 7 de mayo, en Hamburgo -ya poderoso centro económico del estuario del Elba-; segundo de los tres hijos de Johann Jakob, trompetista y contrabajista, y Henrika Christiane Nissen, 20 años mayor que su esposo, costurera. Sus hermanos eran Elisabeth y Friedrich] [1897: Asiste a conciertos en su homenaje; primero, del Cuarteto Joachim; luego, en marzo, con la Filarmónica de Viena dirigida por Hans Richter, que interpretó entre ovaciones la Cuarta Sinfonía. 13 de marzo: presencia el estreno de la opereta La diosa de la Razón, de su amigo Johann Strauss II. El 26 cae en coma. Fallece en esa ciudad el 3 de abril.]
Estreno: 25 de octubre de 1885, en Meiningen, bajo la dirección del compositor.
Género [por el número de intérpretes]: Sinfónico (es decir, más de 20).
Forma [plan, estructura]: Sinfonía.
Estilo [por características y período histórico]: Romanticismo.
Instrumentos: orquesta sinfónica, que aquí requiere 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, contrafagot, 2 trompas (sinónimo de cornos), 2 trompetas, 3 trombones, timbales, triángulo, y nutrida cuerda: violines I y II, violas, violonchelos y contrabajos.
Interpretación elegida: Filarmónica de Berlín – director: Herbert von Karajan – grabación: 1989
Para ampliar la Discoteca Básica: las interpretaciones dirigidas por Nikolaus Harnoncourt, Claudio Abbado, Daniel Barenboim, Leonard Bernstein, Christoph von Dohnanyi, Lorin Maazel, Klaus Tennstedt, Karl Böhm, Yevgeny Mravinsky, etc.
Para Comparar: El Collegium Vocale y el Leonhardt Consort conducido por Gustav Leonhardt interpretan el Coro de la Cantata N° 150 «Hacia Tí, Señor, yo me elevo» (1708) de Johann Sebastian Bach
Nach dir, Herr, verlanget mich. (Hacia Ti, Señor, yo me elevo.)
Mein Gott, ich hoffe auf dich. (Mi Dios, confío en Ti.)
Laß mich nicht zuschanden werden, (Que no sea confundido,)
daß sich meine Feinde (para que mis enemigos)
nicht freuen über mich. (no exulten sobre mí.)
El Coral inicial (desde 0’00” a 1’35” ) es recreado por Brahms en el IV Movimiento de la Cuarta Sinfonía. Lo expone ya en el comienzo.
Más información: www.marceloarce.com
Aclaración: para acceder a los videos es necesario contar con la aplicación Windows Media Player ( www.windows.com ) o Real Player ( www.real.com )






