Wilma Giglio y Emmanuel Vázquez: dos primeros bailarines argentinos, de vuelta en casa
Ella vino de Dinamarca para subirse por primera vez a un escenario argentino; él cruzó la cordillera y será Romeo en la producción con coreografía de Iñaki Urlezaga que se estrena el Teatro Argentino de La Plata
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Wilma Giglio tenía quince años cuando a través del prestigioso certamen Prix de Lausanne accedió a una beca para perfeccionarse en Canadá. La cordobesa se había formado en el Teatro San Martín de su ciudad y en sus ideales –y en los mapas también– el Teatro Colón quedaba lejos. Por eso, desde muy chica pensó que si se iba de casa, si se separaba de los suyos -con lo familiera que es- sería para seguir un camino de la danza que la llevara lejos de verdad: “a Europa”, imaginó.
No se equivocó. Desde hace una década, trabaja en las filas de una compañía con gran trayectoria y prestigio en la historia del ballet. El Royal Danish Ballet le ofreció posibilidades de hacer una carrera que, con 29 años, ya le dio varios roles protagónicos del repertorio. Incluido el papel de Julieta con el que, oficialmente y frente a una sala colmada, la ungieron como primera bailarina tras la pandemia. Ahora es, sencillamente, para cualquiera que esté informado sobre este mundo, la señorita Miss Wil, apodo que le debe a su director Nikolaj Hübbe y por el que la conocen sus seguidores en las redes sociales.
La emoción le traspasa la voz y la mirada: esta noche va a debutar en su tierra –no cuenta aquella presentación que hizo a puertas cerradas, en la primera visita de la reina de Dinamarca a Buenos Aires–. “Es un honor –dice–; poder bailar en mi país significa mucho. Me fui a los 15 años y como profesional nunca pisé un escenario argentino”.
El caso de Emmanuel Vázquez es más conocido: el bailarín, que apenas cruzó la barrera de los 30, hizo un breve paso por el Teatro Colón como profesional antes de cruzar la Cordillera de los Andes y destacarse en el Ballet del Teatro Municipal de Santiago, hasta convertirse en principal. El trampolín, es decir, el salto de categoría, se lo dio Romeo. Vaya casualidad.
Los dos están aquí y ahora, “repatriados” sólo por algunas semanas, gracias a la invitación de Iñaki Urlezaga para protagonizar su nueva creación como coreógrafo, Romeo y Julieta, en las funciones que a partir de esta noche reabrirán la sala Ginastera del Teatro Argentino de La Plata. Aunque integran diferentes repartos, comparten un mismo sentimiento por la vuelta a casa.
Giglio y Vázquez experimentaron ya lo que es ser Montescos y Capuletos, pero con otros pasos: ella bailó la versión del clásico de Shakespeare según John Neumeier mientras que él, este mismo año, interpretó al enamorado de Verona en la coreografía de John Cranko. Dos grandes maestros y una misma partitura, de Serguei Prokófiev. Con ese background ingresan ahora en esta otra forma de contar, la de Urlezaga. “Diría que en los pas de deux hay un estilo más de McMillan, bien fluidos. Tiene un aire”, arriesga Wilma, que subraya también las diferencias: “En cambio, está muy lejos de la versión de Neumeier, que a su vez se inspiró en Cranko, así que con bastante distancia también de aquel. Creo que la de Iñaki tiene un gusto argentino, eso está bueno”, concluye, invitando con el entusiasmo a hacerse una escapada para comprobarlo.
Emmanuel resalta que Urlezaga les dio mucha libertad para la interpretación. “En Cranko todo es muy pautado, de principio a fin. Sin embargo, yo voy a tomar algunas ideas, la intención sobre todo, y traerlas acá para transmitir lo que estoy expresando”.
La música hace el resto: “Es el 80 por ciento del ballet. Una masterpiece”, coinciden.
Todos los repartos
Estas funciones de Romeo y Julieta devolverán la danza a la sala Alberto Ginastera, cerrada hace seis años por una obra de infraestructura que atraviesa a todo el Teatro Argentino y que continúa en otras áreas del edificio brutalista ubicado en Av. 51 entre 9 y 10. A pesar de los contratiempos que esto implica, de una caldera que no da el suficiente calor -es constante ver a los bailarines que se ponen y se sacan los abrigos en el pasaje del escenario a la sala y de un pasillo al otro-, como dice Urlezaga, a la par de las vicisitudes, del esfuerzo de los bailarines e incluso del descreimiento, el telón finalmente se abrirá hoy y eso es motivo de alegría. “Es para celebrar -dice el platense-. Se hicieron muchas cosas, desde los trabajadores que se cargaron un teatro que está a medio andar todavía hasta el gobierno poniendo plata, porque sino esto no iba a salir adelante”.
El Ballet Estable, dirigido por Leandro Ferreira Morais, junto con la Orquesta Estable, conducida en esta oportunidad por Diego Censabella, se presentará entonces hasta el 8 de julio. Esta noche y el viernes los roles protagónicos estarán interpretados por la pareja del Royal Danish Ballet, Wilma Giglio y Ryan Tomash. Los siguientes repartos estarán conformados por Agustina Verde, artista de la casa, y Emmanuel Vázquez, bailarín invitado del Ballet de Santiago (29 de junio y 1° de julio). También del elenco del Teatro Argentino, habrá más funciones la semana próxima con la primera bailarina Julieta Paul y Bautista Parada (2 y 8) y Melisa Heredia junto al mismo Parada (5).
Las entradas gratuitas se reservan online (los asientos se asignan por orden de llegada) y para mayores de 65 años, también hay reserva presencial. Sin embargo, al cierre de esta edición, las cinco primeras noches ya tienen localidades agotadas.
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