De paranoias y manías
Polite/ Dramturgia y dirección: Pablo Sigal / Intérpretes: Sofía Brito, Ignacio Sánchez Mestre y Pablo Sigal / Vestuario y dibujos: Matías Videla / Escenografía: Camila Perez / Iluminación: Eduardo Pérez Winter / Fotografía: Luciano Badaracco / Duración: 60 minutos / Sala: Centro Cultural Rojas.
Nuestra opinión: Muy buena
Miedo a dejar mal cerrada la puerta de un taxi y que eso genere un accidente, a matar a alguien con un auto, a que el cajero te coma la tarjeta, a que te arreglen mal la estufa, a la toxoplasmosis, a la clave fiscal, a la comida vencida. Miedos. Todos tus miedos. Pero todos (y todas) juntitos y ordenados, y fóbicos y expansivos, y delirantes y paranoicos e insoportables para cualquiera humilde humanidad. En esta neológica, al personaje central, una cucaracha, la más simple pregunta de una simple encuesta, un vaso que se rompe o hasta la simpleza misma de una alcantarilla puede ser un mundo infranqueable en sí mismo. Una mundo amurallado frente al cual siempre, simplemente, sabremos que no podremos.
Algo de esto le pasa a Polit, el personaje central de Polite. O algo de esto le pasa a Pablo Sigal en su rol de autor de la obra, de actor, de músico y director de este magnífico recorrido sobre los mundos paralelos de una mente brillante atrapada en sí misma. Tres amigos llevan a escena este mundo. O tres amigos que hacen de amigos y que son, dato no menor en estos planos en movimiento, excelentes intérpretes. Se llaman Sofía Brito, Ignacio Sánchez Mestre y el mismo Pablo.
Seguramente hay otros amigos también talentosos involucrados en este preciso y precioso engranaje. Porque la música, el vestuario, la utilización del espacio escénico, los (simples) dispositivos tecnológicos y el diseño visual componen un todo armónico, extremadamente lúdico, potente en su simpleza y su organicidad interna que cuenta las desventuras de un tipo que se la pasa trastabillando, balbuceando, llevándose puesto.
En perspectiva, Polite tal vez sea una radiografía sobre la adolescencia tardía de un tal Polit (en algunos sentidos, algo que el mismo Pablo Sigal abordó con otro grupete de amigos con los que hizo Los talentos). Claro que eso de "adolescencia tardía" es un tanto cuestionable como categoría porque la llegada de esa otra categoría, la "madurez", a veces trae aparejado lidiar con la madurez de esas mismas fobias.
Más allá de reflexiones a nivel de programa de televisión de la tarde, la puesta en escena de este mapa obsesivo en estado de ebullición desprende contemporaneidad. Todo fluye en Polite y su tránsitodefinido por el humor, las ironías, la autocrítica, el estilo de actuación. Polit cuenta que pisa una alcantarilla de la calle y teme lo peor: que la haya dejado fuera de su lugar. Es que sintió un ruidito que le hace estar seguro de que una embarazada, o un empresario en chupines, o un no vidente, o una parejita hermosa, o una ancianita, o un cartonero, pierdan la vida ahí mismo por su culpa. Pero no. No pasa nada (esa escena es maravillosa). Pero, claro, ¿andá a explicárselo a Polit?
Polite forma parte del ciclo Óperas Primas que organiza, promueve y fomenta el Centro Cultural Rojas. Le quedan pocas funciones. Debería continuar. Sería grato. Sería polite. Polit se lo merece.
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