Para Iñaki Urlezaga los libros significan un momento de soledad, un momento propio, para sí mismo. El bailarín y coreógrafo platense hace una pausa en los ensayos del espectáculo que estrenará el 21, en el Teatro Cervantes, para hablar de otra de sus pasiones: sus libros. Y se define: "Soy muy lector. Cuando estoy de gira me leo todo". Urlezaga cuenta orgulloso que en casa de sus padres no había biblioteca y que él armó una cuando se fue a vivir solo. Los libros con los que va llenando los estantes los compra en cualquier lugar del mundo donde esté. Pero si está en Buenos Aires elige El Ateneo Grand Splendid. Y si tuviera que hacer un ranking de escritores preferidos elige a tres: Octavio Paz, Fedor Dostoievski y Fernando Pessoa.
Primero conoció el trabajo del poeta y escritor mexicano Octavio Paz, del que leyó toda la obra."Su trabajo es impresionante. Abarca muchísimo. Es capaz de ir de lo político a lo poético. Rescato Octavio Paz en España, 1937, escrito en un momento muy especial como la Guerra Civil Española, claramente enfrentado al conflicto bélico. Me impacta que esta guerra aunara en su contra la obra de tantas figuras destacadas de la cultura, en medio de tanto desastre y delirio, como Picasso, Dalí, Buñuel, por nombrar algunos, y por supuesto, Paz. También rescato su poesía, fabulosa."
Urlezaga recuerda un momento de quiebre, de inflexión en su vida: fue la lectura de Crimen y castigo, de Fedor Dostoievski. Ahí descubrió que, de no haberse dedicado a la danza, podría haber estudiado Psicología. "Me impresiona la descripción que el autor hace de los personajes. Después de leerlo, pienso que si Dostoievski hubiera estudiado la mente humana como Freud, si se hubiera dedicado a eso, seguramente lo hubiera superado", comenta.
Otro escritor que le encanta es el portugués Fernando Pessoa, especialmente el Libro del desasosiego. "Creo que fue publicado después de su muerte. En ese libro se ve mucha metafísica, toda su locura literaria y una gran lucidez para ver el mundo. Es curioso que este hombre, aparentemente con una vida normal de oficinista, tuviera semejante vida interior y fuera capaz de tocar temas y problemas que no pierden vigencia. Era un genio", agrega.
El bailarín cuenta que su acercamiento con el gran escritor argentino Jorge Luis Borges fue paulatino: "Con Borges fui de a poco porque es complicado. Igual me leí toda su poesía. Destaco de su escritura la originalidad y la belleza espiritual. Además es un autor que se puede leer muchas veces y siempre se va a encontrar algún sentido nuevo, siempre se va a descubrir algo. Es impresionante cómo alguien logra escribir de una manera tan pura, como lo hace él. Y algo tan maravilloso sobre el amor de pareja como El hilo de la fábula, texto que forma parte de Los conjurados. Este texto cuenta la historia de amor de una doncella que se pierde, pero no del todo porque se toma de un hilo que refleja la unión. Es bárbaro", cuenta casi con emoción.
Hay dos autobiografías que le llamaron especialmente la atención. Una es la de la bailarina Isadora Duncan, Mi vida. "Es increíble. Una mujer que conoció a muchísimos pintores, escenógrafos, bailarines, escritores, que con su gran personalidad revolucionó la danza e hizo de ella un hito cultural. Duncan se animó a humanizar a las bailarinas, las mostró tal cual eran. En definitiva, fue una mujer libre", explica.
La otra biografía que le encantó fue Este largo camino, las memorias de Atahualpa Yupanqui. "De padres muy humildes, pero instruidos, fue mucho más que un hombre que se inspiraba en los atardeceres. Era un ser con tanta estrella que, en París, cantaba en castellano y los franceses lo aplaudían de pie. Su profundidad, su sabiduría y sus letras me impactaron. Además tuvo mucho mérito porque el éxito le llegó gracias a su esfuerzo: en su época no existían las campañas de prensa."