El desafío de la basura

GAIMAN (Especial).- Cuando un turista promedio llega a Gaiman, la colonia galesa en el valle del río Chubut, supone que las atracciones son una tarde de té galés, un tour por las capillas protestantes, la visita a algún museo histórico o paleontológico y, a lo sumo, andar en gomón por el río. Por eso, cada vez que un turista pasa por Almirante Brown 52 y, sin esperar nada, se encuentra con la fachada del parque El Desafío se queda helado. Heladísimo.

Recibe una enredadera de flores de metal hechas con latas de gaseosa. Sigue un Citroën recubierto con las bases de esas mismas latas. Hay árboles forrados con flores de plástico hechas con botellas, instalaciones como un patio andaluz, el Taj Mahal y las ruinas de Mucho Chupi. Entre caminos con guirnaldas, móviles y más enredaderas que se funden con árboles y plantas de verdad, todo en estas dos hectáreas pasa a una dimensión onírica, custodiada por carteles pintados a mano con pensamientos que van desde No tengo tiempo para contemplar la tormenta, sólo sé que debo atravesarla hasta Si los salames tuvieran antenas, algunos sintonizarían Pekín.

Pero aunque el parque está ahí desde 1980 sigue siendo de culto. En 1998 llegó al Libro Guinness de los Récords como mayor superficie reciclada, y nadie en el parque sabe quién pasó el dato. Todo este trabajo tiene la firma de Joaquín Alonso, que tiene 90 años y una familia a la que le gustan los desafíos: hace un tiempo, dos de sus nietos se volvieron de España en un velero de 8 metros, por ejemplo.

Por Silvana Moreno

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