
"El dramaturgo está en crisis y cuestionado"
Roberto Cossa se refiere a su obra "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin", que se repone desde hoy en el Teatro Cervantes
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Roberto Cossa, Tito para los amigos, tiene lo que nunca perdió: la mirada serena y el hablar pausado al referirse a sus obras.
Es un gesto de humildad para quien es considerado no sólo uno de los dramaturgos argentinos más importantes de las últimas tres décadas, sino uno de los pivotes del movimiento y de la resistencia teatral argentinos, con activa participación en la Fundación Carlos Somigliana (SOMI) y en el Movimiento de Apoyo al Teatro Argentino (MATE).
Es habitual que Cossa sea convocado por la prensa cada vez que se produce un estreno, lo que sucede generalmente una vez por año. En esta oportunidad, se trata de un reestreno "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin", previsto para hoy, pero, por las características de esta nueva versión, tiene la envergadura de un estreno. La mayoría de los estrenos de las obras de Tito Cossa se realizaron en salas chicas, con elencos del teatro independiente.
Hoy, "Ya nadie se acuerda de Frederic Chopin" se repone en un teatro oficial, el Cervantes, con un elenco de lujo, integrado por Juana Hidalgo, Darío Grandinetti, Pepe Novoa, Emilia Mazer, María Ibarreta y Roberto Carnaghi, dirigido por Omar Grasso.
"La volví a leer en la mitad de estos ensayos, después de haber visto una pasada. La sentí viva. Creo que la decadencia del romanticismo y el triunfo del fascismo cultural tiene mayor actualidad hoy que antes. Quizá porque antes había otra expectativa. El momento del estreno era en el año 1981 y todavía se esperaban cambios. No había ocurrido la Guerra de las Malvinas. Sentía que la dictadura militar se terminaba. Venía algo nuevo, que podía traer una cultura nueva. El socialismo se veía deteriorado, pero no muerto. Ahora, en cambio, no sólo ya nadie recuerda a Frederic Chopin, sino que ya nadie recuerda el 17 de octubre (coincidente con la fecha de la muerte del músico polaco). Tiene una mirada distinta; me gustó."
-¿En 1981, ya nadie se acordaba del 17 de octubre?
-No. En definitiva, es una obra sobre la derrota. Noto que ahora, frente al progresismo, está más derrotada, pero tiene más fuerza, porque el menemismo le ha dado más vigencia a la obra. Esta vigencia está dada por el personaje del guardián de plaza, que representa al fascismo cultural. Ese placero que va a conquistar el corazón de la protagonista, que sueña con un amor revolucionario romántico.
-¿Se siente más cerca del personaje del padre (anarquista) o de Frank (un socialista romántico)?
-De Frank. El padre, español, sectario, anarquista, duro, fraccionaba la izquierda. Era más enemigo del comunista que del fascista. Frank, en cambio, es más abierto y llega a comprender que no va a haber cambios en el mundo.
-Hace poco se repuso otra obra suya, "El viejo criado", en un teatro municipal. ¿Estamos en una etapa de revisión del teatro argentino?
-Ojalá que sea un principio para rever toda la dramaturgia argentina. Buenos Aires es una ciudad con una actividad importante. No puede ser que no se hagan reposiciones. Se da una obra argentina; si es un éxito, el argumento para no volver a hacerla es que la vio todo el mundo. Si es un fracaso, entonces, para qué se va reponer. No sucede los mismo con los clásicos extranjeros. Desde los años 50 hasta hoy existe una dramaturgia nacional que habría que revisar.
-¿Qué pasó en su momento con "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin"?
-Era una obra que, cuando la estrenamos nos agarró la Guerra de las Malvinas, estuvo tres meses en cartel y la deben haber visto dos mil espectadores. Esto hace 17 años. Entonces, esta reposición es casi un estreno para muchísima gente. Es bueno que se haga en los teatros oficiales. Lo pueden encarar con un poco más de riesgo.
-¿El tiempo cambia la perspectiva de la obra?
-Seguramente. Hay cosas que el tiempo minimiza y otras al revés, que la mirada las revive. Hay tantas obras que se podrían hacer.
-¿Se siente gratificado por los reestrenos de sus obras en el teatro oficial?
-No me puedo quejar y me siento privilegiado, en este país, de vivir tranquilo y de mi profesión. Me quejo de cosas que me pasan: del desencuentro con los autores jóvenes, del castigo del teatro, de la lucha permanente para defenderlo de intereses capitalistas.
-¿Cuál es el desencuentro con los autores jóvenes?
-Me gustaría que hubiera más diálogo, pero bueno...
-¿Qué es lo que pasa con el autor argentino?
-En la Fundación SOMI queremos investigar el tema del autor. Sentimos que estaba y está en crisis y cuestionado. No pasa como con el actor, que puede quejarse por falta de trabajo. La crisis nuestra es el rol del autor en nuestra sociedad. Esto no llevó a juntarnos para tener este espacio de debate. Me parece que nos falta más acercamiento, más debate, más intercambio. Pero esta situación es producto de este país. Lo que pasa es que la realidad y el contexto son tan duros que finalmente todas las crisis se reflejan en el descenso de espectadores.
-Según estadísticas realizadas por el doctor Rosendo Fraga, hay un incremento de espectadores.
-Las leí, pero no las entendí. No sé de dónde sacó Fraga esas cifras. Pensar que en el primer cuatrimestre asistieron al teatro (tomando Capital y Gran Buenos Aires), dos millones quinientas mil personas, es mucho. No creo para nada que aumentó el número de espectadores. Puede pasar que haya un público que, cuando siente que hay algo bueno, lo va a ver: "Cocinando con Elisa" o "Art", por ejemplo. "Cocinando con Elisa" vino a verlo gente que no sabía que existía el Teatro del Pueblo. Es una ecuación: Norma Pons, haciendo un papel dramático, atrajo público. Pero, al verdadero espectador de teatro, yo lo siento disminuido. Probablemente, algunos se hayan volcado al teatro que hace la gente más joven. Pero tampoco sé si las cifras son tan grandes, sobre todo porque se trata de salas muy chiquitas. Los mismos empresarios no están de acuerdo.
-¿No confía en las estadísticas?
-Creo que son trabajos de los que careció generalmente el teatro. Nosotros no tenemos cifras oficiales. Mi estadística propia es tomar, por ejemplo, el estreno de "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin", en 1981. Mis expectativas en aquel entonces eran de tres mil espectadores; vinieron dos mil. Ahora mis expectativas son de mil personas.
-Ahora hay muchas salas chicas...
-Y sí... Pasó con los cines. Hay que achicar, para que el papelón no se note. Reconozco que hay fenómenos, que uno puede llenar la sala con un ciclo de teatro semimontado.
-¿Qué pasa con un Cervantes de 800 localidades?
-No lo sé. Por lo pronto a "El puente" le fue bárbaro. Era muy obra atractiva, que tenía un significado muy grande.
-¿Fue usted el que eligió las obras para ser repuestas?
-Me llamaron del Alvear y me pidieron que eligiera una obra para reponerla. Yo decidí elegir al director que se hubiera enamorado de alguna. Lo elegí a Villanueva Cosse y el quiso hacer "El viejo criado". Un poco me desilusionó, pero tenía razón. De elegir, hubiera preferido "De pies y manos". Creo que es la pieza de mejor estructura, de mayor cuidado profesional y esto me importa mucho. Como no pasó nada cuando se estrenó (en el Cervantes, con Alfredo Alcón, Carlos Carella, Cristina Banegas, dirigida por Omar Grasso), me gustaría volver a verla. En general, uno quiere volver a ver las obras que fueron fracasos.
-¿Por qué fracasó "De pies y manos", que se hizo en un teatro oficial, con un elenco importante?
-Me parece que algo pasó con esa obra, pero no sé qué. No puedo decir que todo el mundo se equivocó, a lo mejor sí; pero me gustaría ver si me equivoqué yo. Para hacerlo fracasar a Alcón, hay que esforzarse un poco. Yo quise escribir para Alfredo un personaje antihéroe, pero él tiene una imagen heroica. No hay caso, el autor no tiene por qué opinar de esto.
-¿A Omar Grasso lo eligió como director?
-No. Y espero no cometer una infidencia con lo que voy a decir. Se había programado una obra de Cabrujas, con dirección de Omar Grasso, pero el presupuesto no dio. Entonces, en esta alternativa, se le ofreció a Grasso elegir una de mis obras y quiso hacer "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin".




