El escenario como forma de exorcizar el pasado
La vida misma, tan simple como eso.
Las propias historias de los creadores suelen convertirse en un interesante material dramático. Con enormes diferencias de matices, de ahí la riqueza latente de este sutil entramado, este año varios artistas llevaron sus historias a escena. Es el camino que desandaron teatristas de un panorama tan diverso como el que componen Dennis Smith, Rubén Szuchmacher, Beatriz Catani, Diego Echegoyen, Nahuel Cano o los tres grandotes de Undermän.
A este incompleto listado, ahora se sumó la coreógrafa Andrea Servera. Andrea es la misma que suele yuxtaponer con personal estilo el lenguaje de la danza contemporánea con elementos del hip-hop. Por eso mismo, bajo ese paraguas expresivo es que creó el Combinado Argentino de Danza. En Como una niebla , más allá de las cuestiones de lenguaje, Andrea toma un hecho real: un accidente que le impidió, casi por un año, volver a pararse sobre sus dos pies. Indudablemente, un hecho crucial para todos y más aún para quien hizo de su cuerpo un modo de expresión. "Es un trabajo muy personal, una parte de mi vida. Necesitaba hacerlo", cuenta sobre el espectáculo que se presenta los jueves en el teatro Trilce.
Los intérpretes de Azúcar, Echegoyen y Cano, hablan de su trabajo como una forma de exorcizar algunas marcas del pasado. Quizás haya que pensar a estas propuestas como una manera de revisar cierta historia en función de crear una poética propia (tan propia y personal como las marcas en los cuerpos).
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