
El laúd según Hopkinson Smith
Entre los intérpretes de ese instrumento es el más destacado del mundo
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La cuarta será la vencida. Hopkinson Smith, el más destacado solista de laúd del mundo, debutará finalmente en Buenos Aires.
El laudista ofrecerá un exquisito recital centrado en el compositor renacentista inglés John Dowland (1563-1626), hoy, a las 20, en La Musiquería, un espacio especializado en la realización de conciertos de instrumentos de cuerdas pulsadas ubicado en Azcuénaga 714 (informes: 4963-8015).
Nació en los Estados Unidos, egresó como musicólogo de Harvard y aprendió castellano en España, cuando hizo historia en la música barroca como parte del conjunto Hesperion XX, de Jordi Savall. Desde los años 80 se dedica a desentrañar el extenso e íntimo repertorio para laúd solo desde su casa en Suiza, donde da clases en la Escuela de Basilea.
Smith vino ya tres veces en los últimos diez años, pero para ir directamente al Camping Musical de Bariloche, donde, según comenta en diálogo con LA NACION, las clases que dictó derivaron en que en los últimos años haya pasado por su cátedra en la célebre Escuela Suiza un nutrido grupo de intérpretes nacionales, desde el ya consagrado Eduardo Egüez hasta la novel promesa de Evangelina Mascardi, egresada el año pasado.
-¿Ha encontrado algún denominador común entre los argentinos que tuvo como alumnos?
-Vienen de un país en donde no es evidente que uno quiera y pueda hacer música antigua. Pero es un país que tiene mucha afición para los instrumentos de cuerda pulsada y una musicalidad muy natural. Tienen personalidad, capacidad de trabajo y una sed de información que les orientan el camino con el instrumento.
"Alegría y melancolía; oscuridad y luz: Música del mundo de John Dowland" es el título elegido por Hopkinson Smith para el concierto que ofrecerá esta noche.
El foco estará puesto naturalmente en la obra de este notable compositor y laudista inglés, que desarrolló su obra en los tiempos de William Shakespeare.
Ante todo, Dowland se hizo célebre ya en vida por sus canciones y sus obras para laúd. Canciones como "Come again" o "Flow my teares", o su "Pavana Lacrimae" fueron tan populares que fueron objeto de numerosas versiones para diferentes formaciones musicales.
Se trata de un compositor bastante grabado por el movimiento historicista en la segunda mitad del siglo pasado, pero es todo un acontecimiento escuchar el enfoque de un músico tan riguroso como refinado.
El laudista viene de dedicar toda la década del 90 a los autores barrocos. Sus grabaciones de Weiss y Bach recibieron el elogio unánime de la crítica. Y desde hace dos años dirigió su interés hacia el Renacimiento, nuevamente.
El cambio no es menor, ya que hasta el laúd que debe utilizar es distinto, "con otra afinación, otro número de cuerdas y otra técnica para tocarlo. Por ejemplo, la posición de la mano es distinta, ya que el pulgar en el Barroco se lo usa para los bajos y en el Renacimiento se alterna con los otros dedos en la melodía".
Como es su estilo, Smith se valdrá de su fluido castellano para aportar información contextual al repertorio: "Hablando tienes más contacto con el público. Y le das más pistas para la audición. Creo que si se tiene más información se puede apreciar más la música. No es una conferencia, sino una charla en la que comentaré ciertos aspectos interesantes de las obras", comenta.
-El laúd es un instrumento de poca potencia. ¿Cuánto se resiente un concierto solista en una sala grande?
-No todo es tan simple: una sala pequeña puede hacer que el sonido esté sofocado, y una grande puede tener mucha resonancia natural. Claro, el laúd es un instrumento íntimo. Entre 150 y 200 personas puedes llegar a tener una comunicación ideal, pero depende del contexto.
-¿Los discos ayudaron a la difusión de la obra para laúd?
-Sí, como es un instrumento íntimo, mucha gente no puede asistir a un recital de laúd. El disco ha hecho mucho para abrir las barreras de la exclusividad que, por su naturaleza, tiene el laúd.





