
El show de Truman
Hace 80 años nacía Capote y algo cambiaba
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Caso infrecuente el de Truman Capote, nacido el 30 de septiembre de 1924, hace 80 años y un día, en Nueva Orleáns. Se puede brillar como poeta a corta edad (Rimbaud es el mejor ejemplo), pero la buena prosa requiere madurez además de talento.
No fue su caso. Sencillamente porque nadie pudo nunca poner en duda su capacidad literaria y porque la madurez la había conseguido desde la misma infancia, en la que soportó aquellos implacables "400 golpes" que recibe el joven Antoine Doinel, bastante autobiográfico, de François Truffaut.
A los 18 años era un escritor de cuentos al que la revista Life le dedicó una página y, con apenas 24, publicó la novela Otras voces, otros ámbitos, que maravilló por igual a lectores y críticos. El fotógrafo Henri Cartier-Bresson no se sustrajo a esa admiración y logró el retrato de un casi adolescente cuya expresión refleja bien lo que era y lo que iba a ser: la imagen contestataria de quien desafía toda postura convencional. Veinte años después, ya con la gloria literaria al hombro, verbalizó esa actitud en un pronunciamiento de rebeldía mayúscula para esa época: "Soy un genio, y también alcohólico, drogadicto y homosexual".
No ficción para camaleones
Su libro más conocido, publicado en 1966, es A sangre fría (llevada al cine por Richard Brooks), que reproduce la historia verídica de un asesinato múltiple cometido por dos jóvenes, cuyo testimonio recogió directamente Capote en la cárcel, así como comentarios formulados por la policía y parientes de las víctimas.
Se trataba de un género inusual, que él llamó "no ficción" y que utilizó también en Música para camaleones y en Los perros ladran , en el que repitió, entre un material de pareja calidad, sus prodigiosas entrevistas a Marilyn Monroe y a Marlon Brando, a este último en Kyoto, cuando el formidable actor filmaba Sayonara .
Literatura que cumplió una doble función: la de seducir al lector común y la de servir de modelo a jóvenes periodistas. Capote señaló su clave: "La escritura objetiva, unida a las técnicas de la ficción, algo que jamás pensaría utilizar un periodista, es un arte tan elevado como la ficción moderna y sin duda capaz de reemplazarla". Lo podría haber suscripto García Márquez, casi medio siglo más tarde.
Tras un reportaje que le hizo The New York Times (el más largo que el diario le ha dedicado a un escritor), se le ocurrió organizar una fiesta en el hotel Plaza, en Manhattan. El Black and White Ball -así se llamó- tuvo su sello, obviamente. Los 540 invitados -entre quienes figuraron famosos como Marilyn, Andy Warhol, Frank Sinatra y Mia Farrow, Tennessee Williams y Norman Mailer- debieron optar por vestirse completamente de negro o de blanco, pero con máscaras en cualquier caso. Con todo tipo de desenfrenos, el jolgorio duró dos días. Al escritor le gustaba decir que había invitado 600 amigos a la fiesta, y con eso había hecho 15.000 enemigos.
Truman Capote murió en 1984, a los 60 años, en Los Angeles. Lo mataron ingredientes que había conocido muy bien: la cocaína, el alcohol y los cuatro atados diarios de cigarrillos que consumía. Como hechos para él, para alguien que mezclaba desmesura con un toque fashion: extralargos y con boquilla dorada.



