
Encuentro gótico: Richard Coleman / Peter Murphy
El músico argentino entrevistó para LA NACION al "Padrino" de la escena dark y figura central del postpunk inglés
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De un lado de la mesa, Peter Murphy, el cantante del grupo Bauhaus que en los primeros años 80 definió el postpunk inglés, "El Padrino gótico", el vampiro de la voz cavernosa que asustaba a grandes y a chicos con aquello de "Bela Lugosi está muerto", el príncipe de las tinieblas que hace veinte años mudó su castillo a Estambul para entregar su alma al sufismo sin renegar de sus costumbres occidentales. Del otro, Richard Coleman, buen alumno de las enseñanzas del maestro dark que, a pedido de LA NACION, aceptó vestirse de periodista para entrevistar a esta leyenda de la cultura rock mundial que, en buena medida, influenció su obra.
Murphy llegó el miércoles a Buenos Aires y anoche se subía al escenario del teatro Vorterix para mostrar las canciones de su noveno álbum, Ninth; Coleman, en plan solista desde hace poco más de un año, presentará esta noche en La Trastienda su debut discográfico, Siberia Country Club. Anteayer, durante tres cuartos de hora, ambos protagonizaron un encuentro histórico que terminó con la promesa de reencuentro en el backstage del inglés.
***
Coleman: –Vivís en Turquía desde hace mucho tiempo. Me imagino que debe haber sido un cambio cultural muy interesante...
Murphy: –Sí, mi esposa es turca. Es un cambio, pero no tan grande como la mayoría supone. Estambul es muy cosmopolita, una gran ciudad, hermosa, muy cultural. Hace poco nos mudamos a Ankara, más en el centro de Turquía, y es un poco diferente, aunque también es un lugar precioso, muy dulce. No es como Irán o Siria, Turquía no es como ningún otro país de esa zona. Me mudé ahí en 1992 y me comprometí con una forma de vida, con observar y vivir de una manera distinta. Hay muchas culturas diferentes que conviven de manera natural, mucha mezcla, y una en particular, dentro del islamismo, la sufi, que tiene como una suerte de maestros espirituales. Es difícil de explicar, no es como ninguna otra religión, no es cristianismo, ni judaísmo ni nada parecido. De hecho, si encontrás una persona que dice ser sufi, no lo es. No funciona así. Es una disciplina, está en tu mente y se necesita mucha práctica. No se trata de decir yo soy tal o cual cosa, se trata de lo que realmente eres, es una forma muy sofisticada de ver cómo es uno. Es como en The Matrix, ¿viste? Cuando Neo va a ver al oráculo y ella es una señora mayor que abre la puerta y le ofrece una galleta. Honestamente, es así. Ella no dice nada realmente, sino que lo vive y funciona. No hay nada que te salve, estás bendecido porque me encontraste.
Coleman: –¿Cómo te ayudó esa disciplina que encontraste en lo relacionado a la música, a la composición? ¿Cambió tu manera de trabajar?
Murphy: –No, porque así no funciona. No soy músico, entonces me pasa que lo que hago, sucede. De chico tuve un sentimiento, la certeza de que debía ser cantante. Fue como un deseo: lo vi y lo encontré. Estaba sentado en un colectivo, con mis hermanas. Eramos una familia muy pobre, muy bonita, pero sin mucho dinero, y de pronto vi mi reflejo en un vidrio y dije: "¿Quién es ése? ¡Qué hermoso es!". Puede sonar muy arrogante, pero así fue. Yo no voy a decir que soy una persona espiritual y mi música viene del alma y esas cosas. La mayoría de mis canciones vienen de mirarme a mí mismo.
Coleman: –¿Cómo recordás la aparición de la cultura punk en tu vida?
Murphy: –Después de Bowie, en la escena rock británica no había muchas cosas interesantes, todo se había mudado a Berlín o a los Estados Unidos. Y el punk lo que hizo fue dar un gran golpe a base de actitud. Personalmente, nunca me sentí atraído por la música punk. Lo que sí hubo en Inglaterra fue una gran explosión de sellos independientes, por todos lados, entonces uno solo tenía que salir a tocar, por más que no supiera. Fue como una chispa que motivó a muchos jóvenes a subirse a un escenario. Con Bauhaus grabamos el primer álbum en un fin de semana. Nunca escribí una canción, el material salió solo. Cuando me preguntan sobre mi música, yo digo que mi música es mi oído, soy muy intuitivo, si hay algo que me gusta, lo sigo hasta alcanzarlo. Eso quizá tenga algo que ver con aquella actitud punk.
Coleman: –¿Y qué hay de la música en Turquía?
Murphy: –Hay música en todas partes, todo el mundo canta. Creo que es muy similar a la cultura americana. Y hay mucho pop malo, tilín, tilín, tilín, muy parecido al pop indio. Pero también está la música clásica. Es una cultura muy musical. Si le pedís a cualquier turco que te cante alguna vieja canción, lo hace sin dudarlo. Tienen escalas muy extrañas, muy místicas. Para mí, el sonido de la voz es muy importante, es lo que uno escucha, el instrumento más alto, la frecuencia directa de cada persona para conocer la calidad de uno mismo. Uno puede trabajar con ello, como un actor. Yo creo que soy un buen cantante y me encanta cantar. Siento que soy como una especie de mago, puedo hacer aparecer algo de la nada. Esa es mi habilidad.
Coleman: –¿A veces no sentís que el sonido de una palabra es más importante que su significado?
Murhpy: –Sí, totalmente. lo importante es cómo la cantás. Cantar es crear algo. Muchas veces el sonido supera el significado.
Coleman: –Mucho más viviendo en un lugar donde no hablan tu idioma
Murphy: –Por supuesto. Siempre se trata de música. Vivir en un lugar donde no conocés la lengua es como estar ciego, y todo es un misterio y uno debe volverse más perceptivo. Hay algo interno que comienza a funcionar, el cerebro se mueve de otra forma. Y uno lo puede aprender como se aprende una canción. Para un cantante es muy interesante, como ejercicio, aprender otro idioma sólo escuchándolo.
UNA NOCHE EN SAN TELMO
Esta noche, a las 21, en La Trastienda, Balcarce 460, Richard Coleman continuará con la presentación de su álbum debut como solista, Siberia Country Club, y promete algunas sorpresas para sus seguidores. "Estamos haciendo un recorrido por los distintos locales que hay en la Capital Federal para tocar y estamos muy contentos. Es como empezar otra vez de cero y eso siempre es atractivo", asegura el cantante y guitarrista. Por estos días, Coleman además se encuentra ultimando los detalles de un nuevo proyecto discográfico: A Song is a Song. El disco, que se editará en agosto, es la continuación de los conciertos que ofreció a principios de año, reinterpretando una veintena de canciones en inglés de diferentes artistas que influenciaron su carrera. Pero esto no queda allí, sino que se realizará a través de una nueva modalidad que hace partícipes a sus fans financiando previamente el álbum. "Este proyecto propone una forma de compra con acceso a contenidos exclusivos, que además ayuda a financiar las ediciones del disco y ser parte del staff de éste", aseguran en la página web del sello Ultrapop (www.ultrapop.com.ar). Pasen, vean y, si quieren, colaboren.
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