
Evora, con aire de son cubano
En su nuevo CD, "Café Atlántico", la cantante sumó también músicos de Brasil
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" Si hubiese sabido que los jóvenes podían morir, no hubiese amado a nadie en este mundo ", canta con profunda tristeza, con el recuerdo de una vida dolorosa, Cesaria Evora en el primer tema de su nuevo disco "Café Atlántico", que presentará el 29 y 30 del actual en Buenos Aires.
Pero la placa no tendrá una visión trágica. Sólo una ondulante sensación de extrema melancolía que provocan las mornas y coladeras, que conservan el aroma de su tierra con una concepción más elaborada de esos estilos tradicionales.
La voz de Cesaria Evora sigue provocando ese efecto embriagador en su nuevo trabajo. Ella se balancea como las olas que bañan las costas de Cabo Verde y las melodías acarician la simpleza y austeridad de esos versos que celebran la vida.
La sodade musical de la pequeña isla suena tan atemporal como la virginidad de su paisaje y la nostalgia de sus habitantes, ancestros de esclavos africanos y portugueses, que poblaron ese lugar y sembraron una cultura creole que los identifica en el mundo.
Evora es el rumor de esas calles diminutas, de los cafés envueltos en nubes de tabaco -donde dio sus primeros pasos-, del perfume portuario, del dialecto de su idioma, de la pobreza de su gente y la grandeza de esa porción paradisíaca del planeta.
Distintas caras de la tierra
Todo esa esencia que flota cuando canta " Cabo Verde los saluda con un beso de nostalgia " está en letras que revelan distintas caras de su tierra, de ese refugio natural en Mandelo, donde tiene su casa y del que no se quiere ir a pesar de su fama creciente. Fue el lugar donde aprendió la música que la consagró en escenarios europeos y americanos, y que ahora la lleva por nuevos caminos.
Evora quiere ser la primera en dar esos primeros pasos, así como fue la primera en llamar la atención de todo el mundo musical con su voz. Por eso, la matrona africana se permite otras licencias. Este disco tiene notorias diferencias con respecto a sus anteriores trabajos.
Evora esta rodeada por un cruce triangular entre músicos cubanos, brasileños y caboverdianos. Con un nivel de producción inmejorable, la cantante quiso probar que hay un continente africano que los reúne en un mismo pulso rítmico y un mismo origen.
Esa experiencia la trasladó al repertorio de autores nuevos y tradicionales que poetizan la vida cultural, las incertidumbres comunes de los habitantes de esa breve extensión rodeada del mar azul, que mira con nostalgia las costas de Angola.
En "Flôr di nha esperança", los sones de su tierra aceptan los aportes de arreglos de cuerdas que introduce el brasileño Jaques Morelenbaum (director musical de Caetano Veloso). Toda una garantía de buen gusto. La experiencia no deja de ser novedosa en su música y acentúa con nostalgia la marcha de esa lenta percusión, que camina con pesadez, arrastrando la pena del canto de Cesaria.
Morelenbaum agrega climas sinfónicos que, por momentos, recargan la sutileza de las mornas, pero ganan en delicadeza instrumental como en "Sorte", donde la canción transmite en música y letra el sentimiento del que se va y del que llega nuevamente a su tierra.
La autenticidad de la cantante preserva el bálsamo de las mornas en canciones como la exquisita "Desilusão dum amdjer", donde la voz es aprovechada en todo su registro. Los climáticos arpegios del laúd que insertan su gesto universal, su residual alimento portuario, comulgan con el tono café de la garganta de Cizé. Los sonidos, la mixtura, los intentos, confluyen en la mansedumbre de ese cautivador fraseo que empuja su gran humanidad. El disco no se contagia de esa aparente tranquilidad de los estilos caboverdianos. Transita por festivas coladeras (emparentada con el samba brasileño) como "Carnaval de São Vicente", lugar de nacimiento de la cantante. El tema fue escrito por un angolés, que se enamoró de ese "brasilin", envuelto en la locura por tres días. Esa es una de las nuevas voces poéticas que Evora rescata en su repertorio donde tampoco faltan poetas por excelencia de su país como B. Leza en "Perseguida".
Un mismo origen
La simple historia de Antone Escaderode, el meneo que provoca su contagiosa melodía anticipa la participación del son cubano. A ritmo de guajira, Cesaria logra uno de los mejores momentos del disco en "Beijo de longe", donde la flauta travesera de "Maraca" Orlando Valle comanda esa fusión montunera y caboverdiana. La chica, de 57 años, tiene candela y lo demuestra en una canción que expresa toda su visión babilónica.
La riqueza de los artistas cubanos agrega otro giro al sonido de los temas tradicionales, aunque el grupo que sigue a Evora por todo el mundo es realmente envidiable. Hace sonar instrumentos tradicionales como el cavaquihno (especie de charango), con puro swing y una cadenciosa rítmica, que es como un trip hipnótico .
Esta placa más cosmopolita que sus antecesoras acepta la inserción del piano, mucha percusión, tumbadoras, una sección de metales y de cuerdas, que se alternan de acuerdo con el tratamiento más acústico de las mornas. En ese encuentro con otros mundos musicales Cesaria encarna la belleza tropical y la inmensidad oceánica. El resultado son estas perlas atlánticas, canciones de mar, que derraman sal en su garganta herida y profunda.
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