
Falleció el cantante lírico Franco Corelli
"El príncipe de la ópera" tenía 82 años
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ROMA (ANSA).- El tenor italiano Franco Corelli, considerado uno de los mayores intérpretes de ópera del siglo XX, murió anteayer, a los 82 años, en Italia, según informaron a la prensa sus familiares.
Corelli, que nació en Ancona el 8 de abril de 1921, comenzó a cantar gracias a un primo animador de un coro lírico y a algunos amigos apasionados de la ópera.
A los 30 años abandonó un empleo seguro como perito mercantil para entrar en el Teatro Lírico Experimental de Spoleto, donde, en 1951, debutó en la "Carmen" de Bizet, interpretando el papel de don José.
La etapa sucesiva fue con "Romeo y Julieta" de Zandonai, "Adriana Lecouvreur" y "Boris Godunov".
Dotado de una voz de extraordinaria belleza y potencia de tenor lírico y de una gran versatilidad que le permitía afrontar varios estilos operísticos, Corelli entusiasmó al público también por su aspecto apuesto y tan diferente del de varios tenores de la época, no demasiado altos o un poco excedidos de peso, que lo volvía ideal para los papeles de héroe romántico y le valió ser conocido como "el príncipe de la ópera".
Tenía rostro de actor de cine o de las fotonovelas tan en boga en esa época, ancha espalda y piernas largas y musculosas que le permitieron ser un perfecto Manrico, Radamés, Calaf, Cavaradossi y Andrea Chenier.
En su repertorio, además de Don José, se recuerdan grandes interpretaciones de obras de Giuseppe Verdi ("El trovador", "Don Carlos", "Aida") y de Giacomo Puccini ("La bohème", "La muchacha del West", "Tosca", "Turandot"), con incursiones en óperas de Serghei Prokofiev y de Vincenzo Bellini.
Corelli cantó en los mayores teatros del mundo, de la Scala de Milán al Metropolitan de Nueva York, al lado de las más célebres cantantes de la época: Maria Callas, Maria Caniglia, Renata Tebaldi, Leontyne Price, Birgit Nilsson, Elizabeth Schwarzkopf y Joan Sutherland.
En cambio, nunca realizó una gira por América latina. Los intentos por traerlo al Teatro Colón, a comienzos de la década del 60, quedaron en la nada.
Casado con la cantante Loretta Di Lelio, hija de un célebre bajo, el tenor fue un hombre de exasperado perfeccionismo. Cuando su voz comenzó a acusar las primeras dificultades debido a la edad y a la intensa actividad, comenzó a disminuir sus apariciones, seleccionando cuidadosamente los papeles.
Sus últimas apariciones fueron en "Carmen", en 1974, y en 1976 en "La bohème".





