
Gabriel Molinelli: fue un querido actor de cine, teatro y TV
La comunidad teatral ayer se despertó con una noticia muy triste. Luego de un problema de salud que lo sacudió durante los últimos meses y lo dejó en coma, murió Gabriel Molinelli, un muy querido actor y director argentino, conocido por sus trabajos en teatro, cine, publicidad y televisión.
Su último trabajo televisivo fue Farsantes , donde encarnó a Oscar, un tipo marginal con mucha cercanía al poder y a los barrabravas. Eterno buceador del arte escénico, este año también encaró la dirección de La lluvia y nosotros tres , de Luciano Cazaux, y tenía planeados otros dos proyectos. El año pasado dirigió La señorita Julia , de Strindberg, y se lució en la puesta que Francisco Javier hizo de El especulador , en el Teatro San Martín.
La televisión, además, lo contó en los elencos de La nada blanca, Locas de amor, Hospital público, Vulnerables, Chiquititas, Buenos vecinos, Los buscas, Campeones, Como vos y yo, Ciudad prohibida y muchos otros. Entretanto, realizó papeles de lo más diversos en películas como Rouge amargo, El dedo, Dos amigos y un ladrón, Un gato, un vestido y una flor, Pyme, Costanera Norte, Plata quemada, Amigos de la infancia, Corre para adelante, La loma, Sólo un ángel, Vladimir en Buenos Aires, Nueve reinas, Garage Olimpo, Héroes y demonios, El sur de una pasión, Sin opción y Alambrado .
Sin dudas, muchos otros reconocerán a Gabriel como el rostro de decenas de publicidades exitosas.
En teatro dirigió Laura, Historia de una mujer argentina y Bellas Artes (las tres de su autoría), Casa de muñecas, Esposos y esposas, La cantante calva, Pedido de mano, La dama del perrito y Noches blancas , y trabajó en las obras Fueron los griegos, Kadish para mi madre, Coquetos carnavales, Secretos para ser contados después de la muerte (también escrita por él), El viejo criado, Cuerpos, Deseo de una noche de verano, Un tranvía llamado Deseo, Calígula, Proceso por la sombra de un burro, Calígula, Cartas a Moreno y Moockimpot .
Solía decir que su búsqueda podría resumirse en encontrar los mecanismos para conectarse con la realidad a crear, de manera sencilla y vital. Toda charla sobre teatro o cine lo enfervorizaba y fue un amante acérrimo de los clásicos del teatro universal y supo readaptarlos. Maestro de actores y docente abnegado, sus alumnos y colegas de toda la vida han dado centenares de muestras de cariño y dolor por su pérdida.







