Halcones urbanos

También conocido como Falco peregrinus, el halcón peregrino es una singular ave rapaz de tamaño mediano que, como indica su nombre, es migratoria y habita todos los continentes, excepto la Antártida.

El dato que llama la atención es que entre sus destinos preferidos estén la Capital y la ciudad de La Plata. Según el padre Carlos, de la catedral de la capital bonaerense, el peregrino visita el santuario desde hace al menos 25 años y cualquier observador avezado podría acreditarlo desde su propio balcón o ventana.

"Personalmente, hice mis primeras observaciones a finales de 1999. Ese año había un macho y una hembra que dormían en un edificio de la calle 12 y 54", precisa el especialista Sergio Seipke, que fue convocado en las últimas semanas por la organización Aves Argentinas para referirse al tema entre las actividades del Mes Internacional de las Aves.

Si bien no se conoce la fecha precisa de la llegada de los peregrinos al ámbito urbano, en el Museo de La Plata hay un ejemplar conservado que data de 1904.

El hábito hace al ave

Según Seipke, contra lo que podría suponerse, las ciudades ofrecen a esta especie un hábitat bastante seguro, con abundantes presas -como las palomas- a su disposición y refugios de descanso.

"El peregrino se posa, consume sus presas y vuela alto, de modo que no interactúa mucho con las personas. Además, las ciudades son inhóspitas para los búhos y otros depredadores que representan sus principales enemigos", detalla Seipke, que descubrió estos halcones a fines de 1999 y desde entonces no para de estudiar sus hábitos.

En la Argentina hay al menos dos poblaciones: una nidifica en la Patagonia y la otra en las sierras de Córdoba -durante el verano austral-, aunque al llegar el invierno migran hacia el Norte y recorren miles de kilómetros hasta los Estados Unidos, donde se reproducen.

"El halcón peregrino es un ave de climas templados y áreas abiertas. En general, prefiere riscos o acantilados sobre costas de mar o río, aunque hay desviaciones de este patrón", sigue Seipke. Justamente, esa predilección por las paredes rocosas verticales le permitió adaptarse muy bien a los edificios modernos.

En muchas ciudades del hemisferio norte nidifica en torres o rascacielos, para luego migrar al hemisferio sur, donde pasa su invernada en las ciudades. De modo que al nacer naturalmente en un ambiente urbano y transitarlo a lo largo de todo su ciclo de vida, las ciudades también son su hábitat natural.

Para quienes quieran conocerlos personalmente, en La Plata se pueden observar en una torre de comunicaciones sobre la calle 47, entre 10 y 11; en la antena de la calle 13 y 49; en un edificio en 13 y 54, y en otros sitios cercanos a la plaza Moreno.

En el centro de Bernal, partido de Quilmes, suele llegar una pareja todos los veranos. Hace muy poco se los vio en Montevideo, Mar del Plata y hasta en pleno microcentro porteño, posados en lo alto de la antena del edificio del Correo Central, sobre la avenida Leandro N. Alem.

Por Alejandro Rapetti

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