
J. S. Bach en quince conciertos de órgano
Integral: a partir de hoy, a las 18, se ofrecerá la obra completa de Bach para órgano en iglesias, empezando por La Merced.
1 minuto de lectura'
Con quince conciertos en cuatro iglesias de esta capital dedicados a las composiciones de órgano, Luis Caparra honrará a Juan Sebastián Bach, en el 250º aniversario de su muerte, ocurrida el 28 de julio de 1750 en Leipzig, a los 65 años.
Los templos Nuestra Señora de la Merced (Reconquista 207), San Agustín (avenida Las Heras 2530), Nuestra Señora de Luján (avenida Cabildo 425) y del Santísimo Sacramento (San Martín 1039) serán el ámbito propicio -allí se encuentran unos de los mejores órganos de Buenos Aires- para rendir tributo al padre de la música, desde este concierto inaugural de hoy, a las 18, en La Merced, hasta los dos últimos en la misma basílica, el 11 y 18 de octubre.
El ciclo es organizado por la Comisión Arquidiocesana para la Cultura y la Secretaría de Cultura del gobierno porteño (impulsada en este caso por el subsecretario Pi de la Serra), con auspicio de Radio Clásica y Radio Nacional, entre otros.
-Hace cuatro o cinco años que empecé a estudiar las obras que me faltaban para completar este repertorio de Bach, que yo tenía en dedos aproximadamente por la mitad.
- ¿Qué fue lo que más te ayudó a profundizar en las obras?
-Me ayudó, sobre todo, la "Beca a la excelencia cultural", otorgada por la Secretaría de Cultura de la Nación, que me permitió estudiar el año pasado la obra de Bach durante seis meses, en Munich, con el profesor Holger Boenstedt (un maestro que nos visitó, invitado por Festivales Musicales). Fue la cuarta vez que estudiaba con el maestro de Baviera. Antes lo hice por mi cuenta.
No es la primera vez que Luis Caparra se acuerda de Bach.
-Todos los 28 de julio, desde hace quince años, ofrezco un concierto con la obra de Bach. (Los tres últimos los hice en La Merced). Y siempre toco el premonitorio preludio coral "Ante tu trono me presento", que Juan Sebastián, ya ciego y moribundo le dictó a uno de sus yernos.
- Escribió una obra enorme...
-Así es. Son más de doscientas composiciones, contando los corales, que son muchísimos. Pero no es la primera vez que ofrezco obras integrales de diversos compositores para órgano. En el 90 hice la obra completa de César Franck en el centenario de su muerte; en el 91 ofrecí la de Mozart en los 200 años de su fallecimiento; en el 93 consagré dos conciertos a la obra de Brahms, en el centenario de su desaparición, y en el 97, al conmemorarse 150 años de la muerte de Mendelssohn di tres conciertos.
- ¿Cómo y quiénes organizaron estos recitales?
-Monseñor Guasta, que preside la Comisión Arquidiocesana, ya me conocía por los conciertos que ofrecí en La Merced. La idea surgió de una charla con él. Guasta habló entonces con el subsecretario de Desarrollo Cultural, Juan Pi de la Serra, y con su aval todo marchó de maravillas. Los conciertos serán con entrada libre y gratuita, y los transmitiremos en cada templo mediante un circuito cerrado de televisión por el que el público podrá ver en pantalla frente a sí la labor del organista.
El organista
Antes de consagrarse al órgano, siguiendo los pasos de su padre, que lo llevaba siempre a sus prácticas en la iglesia, Luis Caparra fue pianista.
-Por cierto que a la edad de 7 años me asombrada de los dos o tres teclados y la pedalera del órgano. Y por sugerencia de papá tocaba, con la iglesia vacía, las piezas del libro de Ana Magdalena Bach. Pero mis padres preferían que siguiera la carrera de pianista. El órgano, entonces, se consideraba cosa de pura iglesia. Por eso terminé mi carrera de pianista en el Conservatorio Nacional, y así gané el concurso de Promociones Musicales de 1984. Incluso hice el posgrado de piano durante cinco años con Perla Brúgola, y eso ayudó muchísimo a mi formación.
- ¿A partir de qué momento te consagras de lleno al órgano?
-Desde 1995 empecé a tocar en público. Me sedujo el repertorio, donde hay música muy valiosa que no se conoce ni se difunde. Quedé fascinado con obras de Mozart, Saint-Sa‘ns, Mendelssohn, Brahms, además de las de César Franck y Bach. Después los viajes a los Estados Unidos, a Europa, y mi participación en los festivales internacionales de San Pablo (Brasil) completaron esta inclinación. Entonces empecé a participar en los Conciertos de Organo en los Barrios, que desde hace tres lustros organiza Adelma Gómez con tanto empeño y de puertas abiertas a todos los organistas argentinos. Después de Adelma, fui el que más tocó en el ciclo. Ella me invita porque sabe que yo no repito programas. Otros de los ciclos interesantes es el que apoya Cultura de la Nación en la iglesia San Juan Bautista, que no se suspende en el verano y tiene iglesia llena.
- ¿Sigue siendo cosa de elites?
-En la Argentina todavía no goza del predicamento que tiene en Europa y en los Estados Unidos. Todavía hay gente que se resiste a concurrir a un concierto de órgano en las iglesias. Pero poco a poco se están acercando. Además puedo decirte, como paradoja, que este tipo de conciertos con la obra completa de Bach se hace en Europa entre varios organistas. De todos modos hacen falta incentivos para fomentar un movimiento organístico entre nosotros. Hace muchísimos años que no se instalan órganos nuevos. Y los existentes se mantienen en las pocas iglesias que los cuidan con esmero. La esperanza está en los jóvenes. Yo tengo once alumnos. Es importante. Antes no se daba esto de gente que quiere estudiar órgano. Las nuevas generaciones le harán espacio...



