Javier Faroni, el productor detrás de los éxitos
Seis obras marplatenses, una aquí y otra en Barcelona
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Puede ser que el nombre de Javier Faroni indique poco. Sin embargo, un día sábado alrededor de 4 mil personas ven las obras teatrales que él produce en Mar del Plata, Madrid y Buenos Aires. Faroni -con poca pinta de empresario gordo, fumando habanos mientras un grupete de chicas se pelean por prenderle el cigarro- es el productor de las obras "Money, money","El show de las divorciadas", "Porteñas", "Mega Humor", "Un viaje con Caramelito" y el show de Carmen Flores, en Mar del Plata; "El protagonista", en Buenos Aires, y "Made in Argentina", que se está presentando en Barcelona. O sea, actualmente es el señor del teatro comercial aunque su nombre no aparezca en los programas chimenteros, no esté casado con una actriz ni tenga pretensiones de escribir un libro. Es que esas cosas, decididamente, no le van. Es tan rara su conducta que ni ve sus obras las famosas noches de estreno.
-¿No vas por nervios?
-No. No hago teatro nerviosamente. Si pierdo, pierdo. Son las reglas del juego. Todo lo que tengo es gracias al teatro y todo lo que perdí, también. No tengo negocios extras ni soy millonario. Soy un laburante de esto.
Aclaremos que, según sus propias palabras, perder fuerte nunca perdió. A lo sumo, la vez que tomó la administración del teatro Lassalle por tres temporadas los números decididamente se escribían en rojo. Pero como todo jugador, otras veces (como le está ocurriendo con "Money, money") la cosa viene de festejo con champagne.
Para aumentar su fama de hombre que rompe con determinados esquemas, asegura llevarse bien con los actores. "Soy muy transparente, digo las cosas de frente", apunta. Debe de ser cierto, porque el año pasado, cuando este cronista le pidió entradas para cubrir un espectáculo suyo que se estaba dando en Mar del Plata, Faroni dijo muy suelto de cuerpo: "No pibe. No es una obra para vos. Si vas, le ponés dos estrellas y me arruinás el negocio". Diplomacia, cero.
"Es que soy honesto -reconoce-. No digo que todos mis espectáculos sean de calidad. No. Soy un empresario y no todos los empresarios deben estar contentos con sus productos. Yo estoy empezando a estar conforme con todos mis productos. No hago las cosas para ganar plata solamente. Eso me da la ventaja de hacer lo que tengo ganas de hacer. A veces peco de muy comercial. Hago "Romeo y Julieta" con Gustavo Bermúdez, que venía de tener 40 puntos de rating, no soy tonto."
A su celular lo llaman todo el tiempo actores de la farándula, ese mundillo del cual él poco tiene que ver en términos mediáticos. "Mirá cómo serán las cosas que es la primera nota que me hacen... Es que mi cara no vende entradas. Recién hace unos dos o tres años, y a pedido de Soledad Silveyra, comencé a ponerles un logo a mis espectáculos. Lo que venden son mis productos".
-¿Cómo se vende una obra de teatro?
-La prensa, mucho más que la publicidad, es clave en esto. Te puede hacer un éxito o un fracaso. Estoy muy encima de la imagen, de la gráfica y de la prensa. Cuando hago la gráfica de una obra me quedo con el diseñador codo a codo porque al no tener socios, excepto los chicos de la producción con quienes tengo un trato de igual a igual, las cosas las decido yo. En el teatro comercial es muy difícil vender entradas sin tener nombres. También es fundamental un buen casting. Por ejemplo, el elenco de "El show de las divorciadas" (Catherine Fulop, Cecilia Milone, Ana Acosta y Julia Zenko y Anita Martínez) es el que quería. Es multitarget, como dicen los publicistas. Lo fundamental para un espectáculo de éxito es abarcar a todos los públicos. Carlín Calvo es un éxito porque lo van a ver los pibes de 17, que lo aman, y las personas grandes. Con "Money, Money" aposté al público histórico de Mar del Plata con un elenco muy popular, de mucho nombre. Con "Made in Argentina" apunté al público de clase media y al teatrero.
Para llegar a estas conclusiones, Javier Faroni no se vale de estudios de marketing o análisis de mercado, como sí lo hacen Pablo Kompel y Ariel Stolier, del Complejo La Plaza. "No, yo los quiero a ellos, pero no... Me acuerdo de que la primera vez que hablé con Ariel por una obra mía que íbamos a presentar en su sala me preguntó por la estrategia publicitaria. Yo le dije: «Mirá, dejate de joder con esas cosas...»".
¿Un cholulo encubierto?
En su manual de estilo, sostiene que no tiene problemas contractuales con los actores, o que le encanta hacer obras de autores nacionales.
-En la escena alternativa hay mucha producción de nuevos autores. ¿Te asomás a ese circuito o no te sirve?
-Mirá, ni sé dónde queda El Callejón. Sé que deben de hacer cosas maravillosas allí, pero a ver si me entendés: me tira Corrientes, me tiran las luces...
-¿De cholulo?
-Noooo, para nada. Me gusta el teatro comercial. Desde bien temprano a la mañana ya estoy laburando en esto y, si por mí fuera, me iría a dormir temprano. Mis únicas salidas nocturnas son después de los estrenos o cuando se cumplen 100 funciones de una obra. Si me acuesto a eso de las 3 de la mañana al otro día estoy hecho un zombie. Ahora, como tengo varias obras en cartel, realmente estoy cansado. Para colmo, me caso el 21 del mes próximo.
-¿Con alguien del ambiente?
- No, con una abogada
-Inteligente lo tuyo.
Señor número
En diálogo con LA NACION, Faroni no pinta ser un tipo con poses. Eso sí, tiene todos los vicios de un productor. Por ejemplo, se había empilchado para la ocasión y hasta había pensado un lugar para la foto. Quizá no por coquetería sino por tener el ojo acostumbrado a pensar en todo lo que rodea a un hecho en sí mismo.
Como buen productor, se acuerda de la taquilla de cada obra suya de memoria y hace la suma sin necesidad de calculadora alguna. Sabe que si, por ejemplo, una obra no anda bien de público puede ser preocupante. "Por eso intento hacer un teatro equilibrado, no me puedo zafar con grandes costos. Como dice Carlos Rottemberg (dueño de salas con quien suele asociarse), «soy un judío encubierto»."
Para armar un perfil de sí mismo, apunto otros datos: "No tengo padres millonarios ni tíos ricos. Todo lo voy reinvirtiendo en teatro porque todo pega su vuelta. Sencillamente hago teatro porque no sé hacer otra cosa. El resto para mí es chino".
Joven y con experiencia
Es el productor que más cantidad de obras presenta en Mar del Plata. Si bien tiene apenas 32 años, posee una larguísima experiencia en el tema. "Cuando tenía 11 años vivía con mis padres en Mar del Plata. Una vez, caminando con mi abuela por la puerta del Provincial, nos encontramos con Silvia Montanari, quien estaba presentando un espectáculo con Carlos Calvo, Alberto de Mendoza y Zulma Faiad. Yo la saludo y le pido que me invite al teatro, pero le aclaro que quería ver la función de atrás del escenario. A la semana me habían tomado como la mascota del elenco y Carlín pasó a ser una especie de padre. Mi trabajo era controlar las personas que entraban al teatro y, cuando terminaba, me mandaban a las otras salas a ver los tableros con la venta."
Al principio, parece ser que los padres no estaban tan contentos con que el nene llegara tarde a casa. "Carlín habló con mi viejo -sigue- y me dieron permiso para estar en el teatro hasta las 12 de la noche. Así fue que los veranos siguientes hice la asistencia de dirección de todas las obras de él hasta los 16 años."
Un año después se vino a vivir solo a Buenos Aires para trabajar en la producción de un espectáculo. Con el tiempo, amigos son los amigos, se peleó "mal" con Carlín (años después se amigaron porque, en definitiva, amigos son los amigos). La primera vez que arriesgó dineros propios fue con "El Zorro", con Diego Torres y Pablo Rago. "No fue nadie. Tenía un elencazo, pero el show de las Tortugas Ninja nos reventó", recuerda. Para ese momento, Javier Faroni tenía 18 años.
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