
La magia de la cámara negra
En las vacaciones de invierno se presentará el Teatro Negro de Praga
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Fantasía, magia y poesía son los pilares de cada obra del Teatro Negro de Praga, un grupo de ilusionistas que unen y separan cuerpos humanos, agrandan y achican objetos, se ríen de la ley de gravedad y, en general, convierten al escenario en un lugar de juego. El sábado se presentarán en Montevideo y aterrizarán el 13 de julio en el escenario porteño del Avenida.
En una fiesta para los sentidos, los actores se mueven con una cortina de luz negra a cierta distancia de un fondo también negro. Esto permite que los manipuladores (totalmente vestidos de ese color) muevan objetos y personas apareciendo invisibles, en un juego de gran factura plástica. Inducen al espectador a aceptar como posible lo fantástico, con el simple pero riguroso recurso del gabinete negro: antigua técnica teatral que hace posible que personas y objetos se hagan invisibles en forma temporal o permanente.
Esta técnica permitió la revalorización del juego y la fantasía y la creación de un nuevo lenguaje. Se trata de una estética basada en el movimiento, en un inteligente desafío a la ley de gravedad. De este modo, se logra un espectáculo en el que la magia y la belleza se encuentran.
Un grupo que se diferencia
Así, el Teatro Negro de Praga vuelve para seguir diferenciándose de otras propuestas teatrales con el gabinete negro -técnica conocida en la China antigua, que fue aplicada por magos, en el cine por Mélies y en el arte teatral por Stanislavski-, para instalar la maravilla sobre el escenario.
Generalmente, el gabinete negro, o cámara negra, se utilizó como recurso en algunas obras cuando se quiso crear un clima mágico u onírico. Pero la originalidad del Teatro Negro de Praga radica en que todo el escenario consiste en una gran caja negra y los espectáculos explotan al máximo las posibilidades que ésta les da para transmitir un mensaje de contenidos humanos y gran belleza formal.
La libertad para hacer que cosas y personas desafíen las leyes físicas, se tornen invisibles y se transformen en otras cosas le otorga al grupo un código simbólico de transmisión inmediata al que se han incorporado la pantomima, el juego, la actuación, la danza y el sonido.
Creado en 1961, el Teatro Negro de Praga visitó el país en varias oportunidades, la primera, en 1970. Diez años después presentó dos creaciones, "La bicicleta voladora" y "La semana de los sueños". En 1981, festejando los veinte años de su creación, presentó "En la playa" y "La semana de los sueños". En esta oportunidad también llegó al interior. Un año después volvió presentando "Siete puertas". Retornó en 1986 con "En tiempos del mago sabio", y en 1989 con "La semana de los sueños". Celebrando su 30º aniversario, regresó en 1991 presentando "Alicia en el país de las maravillas".
Un grupo siempre en movimiento participó en numerosos festivales internacionales -en veinte hasta 1981- y realizó 97 giras por 37 países, visitando los cinco continentes.






