La vida color de rosa... y que sigan los chistes
En Key Biscayne, Miami, el paraíso se preserva con buen humor
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MIAMI (Especial).- Existe una isla con habitantes empecinados en vivir la vida en color rosa. Queda a 20 kilómetros de Miami, se llama Key Biscayne, tiene apenas 1,6 km2 de superficie y es una de las primeras que forman el archipiélago de los Cayos de la Florida.
Probablemente los kiwaínos -como se autodenominan sus escasos habitantes (el 60%, hispanos)- sean los únicos empecinados en hacer su realidad más rosa que lo posible. Y que lo creíble. Sucede que están preocupados en conservar su lugar como una islita perfecta.
Hombres y mujeres van de su casa al trabajo, y de su casa al supermercado, en carritos de golf. Pagan impuestos por mantener siempre renovada la arena importada desde Bahamas para que sus playas sigan figurando entre las 10 mejores de Estados Unidos. Y a nadie le llama la atención que el Concejo dedique sesiones enteras a temas como qué hacer con las ardillas y los mapaches, que suelen ser atropellados en las calles. Aunque cada tanto se tocan asuntos más relevantes; por ejemplo, hace dos meses, cuando fueron atrapados unos rateros en bicicleta justo en este municipio, merecedor del mejor puntaje en seguridad.
Una manera de pensar
Pero aquí, donde tienen casa celebridades como Andy García y ya no se permite edificar más, la vida en rosa ya es casi una idea fija. Por estos días, el alboroto gira en torno de la campaña Piense en rosa, cuyo cierre está previsto para el próximo viernes con un picnic familiar y una carrera de flamencos lanzados al mar.
Bob Oldakowski, el alcalde, atrapará con los pies en la orilla al primero de los flamencos de plástico en llegar a la meta. Y leerá el nombre escrito con marcador indeleble, correspondiente al ganador de un scooter retro... obviamente rosa.
La idea de esta campaña surgió en la cocina de la casa de Mary Tague, presidenta honoraria de la Cámara de Comercio de Key Biscayne, cuando su marido Brian y su hija Megan imaginaron el color del amor para hacer de esta isla una fantasía mejor. Enseguida, y muy en serio, la Cámara de Comercio se puso a trabajar en el proyecto. Como para dejar bien en claro la cuestión del color, el emblema elegido fue el flamenco.
Se mandaron a hacer 1000 flamencos flotadores y se organizó un lanzamiento tan peculiar como enigmático. La campaña comenzó durante el desfile de carrozas del último 4 de julio. Mientras todos se concentraban en los festejos por el Día de la Independencia, desde un Cadillac descapotable con un grupo de chicos a bordo se lanzaban al aire unos llaveros de regalo con un flamenco de juguete y la misteriosa inscripción Think Pink.
El misterio se develó semanas más tarde, cuando se hizo pública la campaña con carteles promocionales en los comercios y en anuncios en los periódicos de la isla.
Premios v. castigos
Por estos días, la campaña está a pleno. Hay gente que luce su remera promocional (15 dólares) con un discreto flamenco bordado sobre el corazón. Otros decoran sus casas en rosa. Y muchos, la mayoría de los kiwaínos, se divierten jugando a la flamingueada. Eligen a un amigo o vecino antipático para mandarle una bandada de 400 flamencos de tamaño natural y los plantan por sorpresa en el frente de su casa.
La primera víctima fue Bonnie Craiglow, que los recibió al cumplir 65 años y tuvo que pagar 25 dólares a la Cámara de Comercio para que los retiraran (con derecho a elegir el próximo destino de los pajarracos). Lo que no tuvo precio fue lo que sucedió. "Una prueba de amor difícil de creer -cuenta Tague-. Hacía muchos años que Bonnie estaba enemistada con el editor de The Islander, el periódico de la isla. Cuando se publicó el reportaje de la primera flamingueada, Bonnie fue a la redacción para saludar a su viejo enemigo."
El dinero recaudado va para obras de caridad, donaciones y más ideas comunitarias y divertidas. ¿La próxima? El desafío de mantener bajo este calor tropical una pista de patinaje sobre hielo durante tres días, entre las palmeras de la plaza central, "tan grande como la del Rockefeller Center, de Nueva York", adelanta Tague. Habrá que ver.
Donde vivió Nixon
Las propiedades se venden como pan caliente, puesto que está prohibido seguir edificando para mantener las áreas naturales. La excepción es la casa del ex presidente Nixon, que está en venta desde hace 8 meses por 17 millones de dólares. Dicen que el propietario es el dueño de la inmobiliaria Fortune, el argentino Edgardo de la Fortuna.





