Los chicos coparon el Gran Rex
Un nuevo éxito de la factoría Cris Morena
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La vereda, como era de esperarse, es imposible de transitar. Llegar hasta las puertas del teatro Gran Rex es como haber salido ganador en la carrera de obstáculos hecha a fuerza de fanáticos, madres, padres y vendedores que ofrecen fotos de los chicos de "Rebelde way" a un peso, bandanas a dos y remeras a nueve. Dentro del hall la cosa apenas cambia. Esta vez, entre el gentío, se dispersan los promotores oficiales que también ofrecen fotos, pero a dos pesos (éstas son autografiadas), a la multitud de -sobre todo- niñas que esperan su turno para entrar en la sala donde debutarán, en minutos más, los adolescentes del ciclo que produce Cris Morena para Canal 9.
"¡A nosotras nos gusta Benjamín porque es el más lindo!", exclama un grupito de nenas seducidas por el rubio de ojos celestes. Con no menos energía claman otras diminutas huestes por Felipe "porque es el más dulce". Más difícil es encontrar seguidoras de Luisana Lopilato o Mía, la coqueta y superficial de la telenovela. Y por el contrario, Camila Bordonaba -o más bien su personaje Marizza- es la amazona tras la cual se enfila la mayoría de las chicas por "su onda" y porque "va de frente".
Dentro de la sala la excitación aumenta. No hay forma de que el ejército de acomodadores convenza a las chiquitas de que deben permanecer sentadas. Mucho menos cuando sobre el escenario apenas tienen para mirar una reproducción de la entrada al Gran Rex que anuncia "hoy casting hoy", mientras dispersos en la platea están algunos de los adultos de la tira. Y no habiendo protagonistas jóvenes para acosar, bien valen los grandes del elenco. Un tumulto de papeles, biromes y nenas en trámite de autógrafo indica la ubicación del mayordomo de Mía en la ficción. Siete años debe tener la nena que se acerca a esta cronista, que toma nota como puede, para pedirle prestada la lapicera. Hacemos un trueque. Ella consigue con qué hacer firmar su autógrafo y esta cronista aprovecha para preguntarle: "¿Te acordás de cómo se llama el personaje del señor?" "Peter, obvio", humilla la nena.
No es que no haya algún que otro varoncito presente y dispuesto a ver el recital, pero el género femenino es abrumador e impregna la sala de coquetería, colores pastel y boquitas pintadas. La ebullición es permanente. Los acomodadores insisten en el orden y de a poco consiguen mantener despejados los pasillos de corridas y amontonamientos. Pero de pronto, tres filas más adelante, un nene de unos ocho años grita: ¡¡Fraaaaanco!!" Al nombre le sigue un aullido femenino y todo el sector izquierdo del teatro se desbanda porque Martín Seefeld, que en la telenovela interpreta al padre de Mía, intenta llegar en medio de besos y abrazos hasta su localidad.
De modo que no hay forma. La energía no se detiene. Así y todo, la gente de la producción tiene sus trucos. Bajan las luces y, junto con el festejo (siempre a los gritos, para qué aclararlo), con desplazamiento veloz y certero los bajitos se ubican solitos en la fila y asiento que les corresponde. Milagro. Empieza el show.
A bailar se ha dicho
Más cercano a las comedias musicales de los años 80, como "Fiebre de sábado por la noche", "A Chorus line" o "Grease", el concierto de Erreway -tal el nombre del grupo derivado de "Rebelde way"- se basa, en principio, en un argumento mínimo que justifica el encadenamiento de canciones. El anunciado casting convoca al elenco juvenil del programa y la voz en off de Cris Morena ordena el turno de las pruebas, califica las actuaciones y, por último, designa quiénes serán parte del show. Así que dos son las escenografías con las que cuenta el concierto: la primera, que reproduce una suerte de teatro industrial con sus paredes de ladrillo sin revoque decoradas con graffiti, y la segunda, que será la puesta en escena del propio recital.
En total, los chicos interpretarán unas quince canciones. Harán baladas, algo de pop, algo inspirado en un airecito stone de Honky Tonk, pero todo con ese sonido pasteurizado tan característico del musical. Luisana Lopilato luce su belleza y Camila Bordonaba su belleza y su plasticidad para bailar y moverse sobre el escenario. Sin embargo, las dos tendrán apenas un tema a dúo, pero ninguna canción como solistas. No es el caso de los dos muchachos: Benjamín Rojas y Felipe Colombo tendrán espacios propios y el público suspirará (también gritará, claro) por ellos.
El concierto no vale la pena por las dotes musicales de quienes están sobre el escenario. Pero sí despierta respeto por el gran esfuerzo y la gran minuciosidad en la producción general, a cargo de Cris Morena. Cada canción tendrá su puesta en escena, cada momento pondrá en juego un recurso visual diferente con el que colaborarán dos pantallas gigantes a cada lado del escenario. Sobre las tablas la banda de músicos liderada por el guitarrista Silvio Furmanski quedará en segundo plano y el show estará más basado en el vestuario, las emociones, las luces y los efectos especiales que en el talento. Pero está bien hecho. Erreway seguirá en el teatro Gran Rex durante este mes. Tal vez agregarán funciones. A su término comenzarán la gira por el interior del país, y en enero o febrero de 2003 darán un recital en Israel, una plaza que ya tienen conquistada desde la pantalla chica. Aquí, allí o allá ellos seguirán cantando sus hits adolescentes "Sweet baby", "Vale la pena", "Bonita de más" y, faltaba más, el himno que los convoca: "Rebelde way".
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