Los Fabulosos Cadillacs celebraron los 30 años de “Matador” con un show épico en el Movistar Arena
La banda encabezada por Vicentico y Flavio Cianciarulo concretó la esperada escala porteña a través de un gran concierto en el que no faltaron los hits ni las sorpresas
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De un tiempo a esta parte Los Fabulosos Cadillacs parecen haber encontrado una dinámica que, sin dudas, le otorga resultados más que positivos a la hora de sus esporádicos y muy festejados reencuentros. Desde que en 2002 la banda decidió abrir un paréntesis en su carrera (nunca existió en realidad una separación formal u oficial), sus integrantes comenzaron a desarrollar diversos proyectos solistas. De todos modos, a partir de 2008 en adelante y cada vez que sus respectivas agendas logran sincronizarse, el grupo regresa sorpresivamente a escena para deleite de sus fans en diversos puntos del planeta.
En esta oportunidad, y con motivo del trigésimo aniversario del lanzamiento de Vasos vacíos y por ende de “Matador”, el demoledor hit incluido en dicho compilado que les valió el reconocimiento internacional, Los Fabulosos Cadillacs dieron comienzo a “El león del ritmo tour”, su nueva gira mundial que viene cosechando elogiosos comentarios después de cinco años de silencio.
Tras visitar México, Colombia, Chile, Costa Rica, Uruguay y Estados Unidos (con una muy comentada participación en el Festival Coachella), la agrupación concretó este viernes por la noche la primera de sus dos esperadas escalas en Buenos Aires mediante un épico concierto en el Movistar Arena.
Como aquellos buenos vinos que mejoran con el paso del tiempo, los Cadillacs modelo 2023 se mostraron sólidos, aceitados y muy firmes montados a una lista de temas rebosante de clásicos inoxidables aunque también no exenta de sorpresas varias, cuyos particulares destinatarios fueron los seguidores de una primera época cimentada por los álbumes Bares y fondas (1986), Yo te avisé (1987) y El ritmo mundial (1988). La melodía característica de James Bond, seguida del instrumental “Cadillacs” y las muy celebradas “Manuel Santillán, el león” y “Demasiada presión” marcaron un comienzo bien arriba y caliente. El “león del ritmo” estaba de regreso en Buenos Aires con paso firme y dispuesto a rugir bien fuerte.
Sin embargo, no fue apenas un show circunscripto sólo a los grandes éxitos que todos querían escuchar. De ninguna manera. El octeto desempolvó del arcón de los recuerdos auténticas gemas tales como “Estoy harto de verte con otros”, el pulso beat de “No. 2 en tu lista”, “Basta de llamarme así” e incluso la frenética “Belcha”, con la voz invitada de Luciano Jr (más conocido como El Tirri y miembro original del grupo), en remozadas y frescas versiones.
A lo largo de un set de 120 minutos y que no dio respiro, “Calaveras y diablitos”, “Los condenaditos”, “Siguiendo la luna” (con un pequeño guiño a “Kaya” de Sumo incluido) más el sentido recuerdo de Gerardo “Toto” Roblat (ex percusionista de la banda fallecido en 2008) a través de “Hoy lloré canción” brindaron algo de sosiego a una noche por demás intensa.
Sin apelar a discursos demagógicos y mucho menos complacientes, y acompañada por una discreta puesta en escena (apenas una enorme pantalla como telón de fondo para reflejar imágenes en vivo de los músicos y del público), la agrupación puso estricto foco en lo musical. Y en ese sentido, la multitud que colmó el Movistar Arena gozó de los variados climas generados por esta auténtica y amplia orquesta, dueña de una propuesta abundante en ritmos, texturas y colores.
Ska, reggae, rock steady, dub, punk, salsa, mambo, candombe y demás ritmos latinos conviven sin inconvenientes en el ADN de una banda próxima a cumplir cuarenta años y conformada por músicos muy versátiles. Los “históricos” Fernando Ricciardi (batería), Sergio Rotman (saxo), Dany Lozano (trompeta) y Mario Siperman (teclados) conformaron un bloque sólido y contundente al que se ha ensamblado a la perfección la sangre nueva y entusiasta tanto de Florián Fernández Capello (guitarra) como de Astor Cianciarulo (percusión y eventuales bajos), contagiando el toque de refrescante juventud que todo grupo experimentado requiere para perpetuarse en el tiempo. Mientras que por delante de todos ellos, y recorriendo el escenario de un extremo al otro cumpliendo así el rol de sendos maestros de ceremonia, la voz de Vicentico sumada al profundo y certero bajo de Flavio Cianciarulo completaron un cuadro que se volvió demoledor y contundente cuando desgranaron la artillería pesada constituida por “V Centenario”, “Carnaval toda la vida”, “Mal bicho” y la infaltable “Matador”.
“Vos sabés”, “Mi novia se cayó en un pozo ciego”, “Vasos vacíos”, “El satánico doctor Cadillac” y “Yo no me sentaría en tu mesa” (que el público coreó desde antes del inicio del concierto) cerraron una noche histórica y por demás especial protagonizada por aquellos recordados y jóvenes rude boys saltimbanquis de sobretodo negro y gafas oscuras. Los mismos que en sus inicios vociferaban a los cuatro vientos que querían morir tocando ska y hoy recorren el mundo montados a un prestigio ganado a fuerza de perseverancia y de un cancionero absolutamente instalado en el inconsciente colectivo de varias generaciones.
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