
Luz propia para la buena danza
Estreno: Vivian Luz presentará pasado mañana la obra "Anatomía violenta", donde el mundo femenino se tiñe de inusitada fuerza.
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Vivian Luz comenzó su carrera como bailarina en la compañía de Ana Kamien. "De esto hace veinticinco años -recuerda-. Después busqué mi propio camino y poco tiempo más tarde comencé a hacer mis propias coreografías en la búsqueda de lo que me interesaba, muy influida por el mundo artístico que me rodeaba. Mi padre es Gyula Kósice, y el tema de la plástica, la utilización de objetos y la fuerte intención visual fueron pautas que investigué siempre. Mis propuestas van hacia otra estética, con ideas alternativas que provocaran imágenes distintas de la danza."
Si bien sigue fiel a su estilo, pasado mañana y el sábado 10, a las 21, estrenará en el Centro Cultural Rojas, Corrientes 2038, su última obra, "Anatomía violenta", que interpretará su grupo Los Celebrantes, donde recorre un diferente camino. "No he dejado de lado esa línea -dice-, pero cuando hace ocho años formé el conjunto quise desarrollar otras ideas, como la presente, que trabajé durante un año."
Está inspirada en la novela "Anatomía humana", de Chernov, premio Planeta 1993. El autor, además de escritor, es psiquiatra. "Su libro tiene mucho de ciencia ficción y habla de un personaje que se despierta una mañana en Buenos Aires y se da cuenta de que es el único ser humano vivo en la ciudad. Lo tomé como disparador de la imaginación. En un mundo de mujeres (que traducen las bailarinas Yael Barcesat, Karina Cartaginese, Maricel Huertas, Ada Suárez y Anabel Vanoni), el hombre (Jorge Jul) es un mago venido a menos, un perdedor. Más que un tema feminista, el eje son los seres humanos en la lucha por la vida."
Así, muestra otras facetas que no son las inherentes al común denominador del espíritu femenino. "Ellas pueden ser tan violentas como los hombres, empuñar revólveres y hasta boxear. Trabajé la coreografía a modo de guión cinematográfico, sobre imágenes breves que se dividen por apagones. Son como tomas de un film que cada cual puede organizar como quiere."
Respecto de una creciente tendencia de llevar la danza hasta límites de impactante violencia, Luz dice que, si bien su obra contiene intenciones de teatro de riesgo, no está totalmente apegada a él.
Creer en ideales
"Soy de otra edad que la de los jóvenes que conforman la programación del festival del Rojas. Que pueda participar me parece atractivo, porque si bien estamos en el mismo marco, mis propuestas, que por cierto reflejan características de hoy, no se alían a esta corriente. Aunque en esta pieza se manifiesta una fuerte exigencia física, pero no de peligro. No se acopla con mi pensamiento: soy de una generación que cree en ideales y en la esperanza de un futuro positivo."
Sin embargo, después de haber creado "Anatomía violenta", se dio cuenta de que es una obra en la que hay poco amor. "Quizá, porque como todo artista, absorbí inconscientemente lo que vivo y siento del presente, de la insensibilidad y la rudeza propias del mundo actual. En otras coreografías siempre he expuesto amor y sensualidad, en tanto que aquí el erotismo es contenido, como una burla. Es una obra irónica, crítica en cuanto a cómo la mujer se ve sometida a estar de dorado y lentejuelas, también lavando ollas u obligada a empuñar un arma. Se ve impulsada a usar un tipo de violencia que no le es propia y demuestra que esto no es sólo tema de los hombres."
Crear, bailar, enseñar
De su carrera, hay algunas coreografías que recuerda con gran afecto, como su solo "Textos otros y otros textos", condensación de sus preocupaciones, que siempre han tenido que ver con el universo de la mujer, y "En obra", que hizo con una compañía grande, en la que incluía elementos como un dedo gigante, narices y otros. "Son fundamentales, pero también hice piezas que me encantaron con músicos en vivo, como la última, donde bailé, "Cuerpos e instrumentos", con cello y saxo en escena."
Inquieta, no se queda en la coreografía pura. En el Festival de Video Danza que organiza asimismo el Rojas, presenta en este género "Rara avis". Continúa con su tarea de siempre, la docencia. "No enseño sólo a adultos; ahora lo hago con niños desde cinco años. Es gratificante, pero significa una enorme responsabilidad. Los aliento a bailar y a crear hasta que redondeen una idea. No se puede dejar algo en el aire sólo por dar cauce a sus ganas de moverse."
En noviembre, en el Teatro Alvear, en el ciclo de Cocoa, repondrá "Bonetes", y a fines de año regresará, en funciones en el Centro Recoleta, con "Anatomía violenta".
"Creativamente, en este momento mi atención pasa por lo grupal, aunque por mi parte espero volver a bailar antes del 2000. Encaro mis coreografías como si fueran cuentos, quizá porque mi proyecto inicial fue escribir. Luego, me encaminé en la danza. Son obras de idea. Si algo no me preocupa, no me inspiro. Respecto de lo que busco en los bailarines, si bien soy exigente en la técnica, más me importa lo que dan sobre el escenario. El compromiso, la entrega en lo que se hace es lo que produce la magia."
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