Marcello no tiene paz
En diálogo con La Nacion, la última esposa de Mastroianni, Ana María Tató, embiste contra otras mujeres del actor: Catherine Deneuve y su hija, Chiara.
MAR DEL PLATA.- "No entiendo por qué Catherine Deneuve se empeña en aparecer como la viuda de Mastroianni si no estuvieron juntos más de dos años y medio. Y, además, eso sucedió veinticuatro años antes de la muerte de Marcello", dijo, desde Roma, en diálogo telefónico con La Nación , Anna Maria Tató, la mujer con quien el actor italiano compartió los últimos 22 años de su vida, y cuyo film "Mi ricordo, si io mi ricordo", se exhibió el martes y miércoles últimos, fuera de competición, en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Filmado en Portugal, donde Mastroianni protagonizaba la que sería su última película -"Viaje al principio del mundo", de Manoel de Oliveira-, "Mi ricordo..." ha formado parte de la programación de los festivales de Cannes y Venecia de este año, y ha sido estrenado comercialmente en países tan diversos como Francia, Holanda, China, España e Italia, entre otros. Próximamente llegará a las salas argentinas.
Lo cierto es que el film en el que el gran Marcello desovilla la memoria para armar una suerte de autorretrato, lleva meses quitándoles el sueño a madame Deneuve y a su hija Chiara Mastroianni. En Mar del Plata, sin ir más lejos, antes de dar por terminada su fugaz visita al Festival, ambas dijeron que no habían visto el documental de Tató y que tampoco pensaban verlo. Pero, a veces, las declaraciones periodísticas tienen el efecto de un boomerang.
El guante que las francesas lanzaron en estas playas, atravesó el océano y fue recibido por Anna Maria Tató en Roma. La realizadora devolvió la estocada en el mismo territorio en el que se había planteado la polémica, Mar del Plata. Así, el productor del film, Roberto Cicutto, se comunicó telefónicamente, desde Italia, con esta enviada para pedir la publicación de un texto escrito por la propia Tató en el que responde con dureza a los dichos de Deneuve y Chiara.
En diálogo telefónico con La Nación , Tató intentó responder a la pregunta del millón: ¿Cómo se explica que a Deneuve la enoje tanto la existencia de "Mi ricordo, si io mi ricordo". "Habría que preguntárselo a ella, pero yo tengo mis sospechas -opinó desde Roma-. Supongo que lo que no puede soportar es que Marcello me haya dejado a mí los derechos de su imagen. Para los actores la imagen es muy importante. El actor es su imagen. Y es a mí a quien dejó los derechos sobre ella porque soy la mujer con quien pasó veintidós años y con quien terminó su vida". En definitiva, el legado que Anna Maria recibió de Marcello en cuanto a su imagen, implica que quien quiera utilizarla para cualquier tipo de obra, deberá contar con una autorización expresa de Tató.
La realizadora, en su texto, dice que al afirmar Chiara que no ha visto el documental protagonizado por su padre, incurre en contradicción. "De eso no tengo dudas -ratifica-. En declaraciones a la prensa francesa ella misma se había quejado de que yo no la hubiera invitado a ninguna proyección del film y afirmó que, sin embargo, se lo había mostrado el director del Festival de Cannes". Tató no se arrepiente de no haberle mostrado el documental a la hija de Marcello y a Deneuve. "¿Cómo me iban a dar ganas de hacerlo si antes de que estuviera lista la primera copia, ella me acusaba públicamente de haber filmado la agonía de su padre?", explica sin ocultar su enojo.
"Mi ricordo, si io mi ricordo" tiene dos versiones: la de 98 minutos -que se vio en Cannes y en Mar del Plata- y otra de más de cuatro horas de duración que fue presentada en el Festival de Venecia. A juzgar por lo que se vio en la versión más corta -que ha sido comprada para su estreno comercial en la Argentina-, lejos de mostrar a un hombre agonizante, el documental pone en la pantalla al mismo Mastroianni de siempre, puro instinto vital. De hecho, el mítico Marcello dice para la cámara de Tató: "Creo en la naturaleza, en los amores, en los afectos, en mi trabajo y en mis amigos. Amo a la gente, amo a la vida. Es quizá por eso que, como contrapartida, la vida me ha amado. Me considero un hombre que ha tenido mucha suerte".
"Recuerdo mi estupor y mi estado de encantamiento cuando vi los rascacielos de Nueva York en el momento en que el sol se ocultaba sobre Park Avenue -evoca el gran Marcello-. Recuerdo la pequeña sartén de aluminio sin mango en la que mi madre freía los huevos. Recuerdo la primera vez que fui de campamento. Recuerdo la primera vez que vi una película en Turín, "Ben Hur". Recuerdo las croquetas de arroz. Pero no podíamos comprarlas todos los días porque costaban 40 centavos. Recuerdo la hermosa cabellera blanca del arquitecto Ridolfi, mi profesor de dibujo, en arquitectura. Recuerdo los dibujos de mi hija Barbara. Recuerdo París cuando nació mi hija Chiara. Recuerdo un sueño donde alguien me decía que llevara conmigo los recuerdos de la casa de mis padres. Recuerdo también la sensación de silencio y de luz suspendida por encima de la ciudad de Jerusalén como un vapor místico. Recuerdo la nieve sobe la Plaza Roja, en Moscú. Recuerdo mi deseo de ver qué sucederá con este mundo, qué pasará en el año 2000, y recuerdo mi deseo de estar allí y recordar todo como un viejo elefante, sí, porque recuerdo... siempre he sido curioso, tan curioso...".
Guiños para argentinos
Los recuerdos de Mastroianni, recogidos en el film-testimonio de Anna Maria Tató, viajan por el mundo entero. El film se exhibe en países tan diversos como Holanda, China, Francia, Japón, Italia y la Argentina, entre otros. La directora cuenta a La Nación que en la versión más larga hay guiños especiales para argentinos.
Por un lado, a la hora de los agradecimientos a aquellos a quienes Marcello quiso entrañablemente, figuran junto a nombres como el de Martin Scorsese, por dar un ejemplo, el de un argentino, Oscar Kramer, el productor del film de María Luisa Bemberg "De eso no se habla", con quien Mastroianni trabó una amistad que se prolongó más allá del set.
"Además -se entusiasma Tató en el diálogo telefónico-, en esa versión más extensa he incluido una secuencia de la película de la señora Bemberg: aquella en la que Marcello baila con la enana de la que se ha enamorado. En el montaje, la ubiqué exactamente después del momento en que él ironiza sobre la etiqueta de "latin lover" que la prensa le adjudicó de una vez y para siempre después de su actuación en "La dolce vita", de Federico Fellini." Cuenta la realizadora que un periodista holandés que la entrevistó recientemente le dijo que había apreciado enormemente su película, pero le criticó el hecho de que en ella hubiera hecho "el mito de Mastroianni". "Le dije que, en mi opinión, se equivocaba en una cosa: yo no hice el mito de Marcello, sino que Marcello es un mito. Marcello tenía carisma", sostiene Tató. "Además -agrega-, un hombre que llegado a ese nivel puede ironizar sobre los films de su carrera que considera verdaderamente malos, como lo hace en "Mi ricordo...", muestra que no sólo es mito".
"Yo fui la realizadora del film, pero sin la generosidad y la buena disposición de Marcello la película no habría existido", asegura la mujer que vivió más de dos décadas junto a Mastroianni. Su afirmación es cierta, porque la película está concebida de modo que el espectador se sienta una suerte de amigo del eterno Marcello, invitado a compartir con él una suerte de larga charla de sobremesa.
Esa conversación entre Mastroianni y el público parece destinada a prolongarse en distintos idiomas y en múltiples países. Tató explica que próximamente su película hará una gira por las universidades norteamericanas y que el 19 de diciembre, al cumplirse un año de la muerte de Marcello, Italia le rendirá un singular homenaje: múltiples proyecciones de "Mi ricordo, si io mi ricordo" especiales para estudiantes, en varias salas de cine, en Roma. Además, se realizará una exhibición en el Centro Experimental de Cinematografía de la capital italiana.
Puesta a preservar la memoria del hombre al que amó, Tató ha publicado un libro traducido a varios idiomas con los textos completos de los relatos de Marcello en la versión más larga del documental. Por otra parte, está trabajando en la creación de una fundación que llevará el nombre de Mastroianni y que establecerá un premio especial para jóvenes actores en los festivales de cine más importantes del mundo.
"Creo que lo que les molesta a Catherine Deneuve y a Chiara Mastroianni es que la película tenga tanto éxito de crítica y de público en todas partes. Cuando se dio en Tokio, por ejemplo, la respuesta de los espectadores fue realmente asombrosa, sobre todo tratándose de una cultura tan diferente de la del mundo occidental", dice Tató. "Si yo estuviera en el lugar de estas dos damas -sostiene-, en lugar de enojarme le mandaría a la directora de la película un ramo de rosas agradeciéndole el hecho de que su película sirva para continuar el contacto entre Marcello y el público que tanto lo amó y para el que él trabajó durante tantos años de carrera".
Retrato de un hombre discreto
¿Habría podido Anna Maria Tató filmar "Mi ricordo si io mi ricordo" tal y como lo hizo si no hubiera compartido la vida privada de Mastroianni durante más de dos décadas? La Nación le había formulado esa pregunta durante el último Festival de Cannes. "No lo sé. Realmente no lo sé. Pero creo que el hecho de haber compartido con él tanto tiempo de vida ayuda mucho. Por un lado, existe un conocimiento mutuo que torna las cosas más fáciles. Pero, sobre todo, Marcello se sentía protegido: sabía que yo habría sido incapaz de someterlo a preguntas indiscretas", había sido entonces la respuesta de Tató. "Hubo un crítico que, después de haber visto el film en Cannes -agregó-, dijo que faltaba el capítulo de Mastroianni y sus mujeres. Eso es no conocer a Mastroianni...".
Según contó entonces Tató, "Marcello nunca quiso hablar de ese tema. Siempre vivió obsesionado con la indiscreción de los periodistas. Nuestra relación, durante 22 años, fue absolutamente discreta porque él estaba convencido de que cuando la prensa se apropia de algo íntimo, termina ensuciándolo".
La realizadora dice que fue justamente aquella nota realizada en Cannes la que a la hora de hacer su descargo respecto de las declaraciones de Deneuve y Chiara en un medio argentino la llevó a elegir a La Nación . "Ustedes me trataron con el necesario respeto a la vida privada", dice. Respetar al entrevistado no es un mérito, sino una regla básica del oficio periodístico. "Es cierto -asiente Tató-. Pero yo fui periodista durante muchos años y sé que lamentablemente hoy día esa regla termina siendo una excepción". Para dejar en claro de qué habla cuando dice "respeto", la directora echa mano de una anécdota propia. A esta altura de su carrera, lleva realizados más de ochenta retratos de personalidades internacionales del mundo de la cultura y el espectáculo.
Con respeto
En el documental sobre Woody Allen, ella misma tuvo que optar entre el sensacionalismo y el respeto. "La TV francesa entró en conversaciones conmigo para comprar ese film -recuerda-. Después de verlo, me dijeron que estaban dispuestos a cerrar trato y que lo que más les había impactado era que el film terminaba con Woody Allen diciendo: "Bueno, y ahora la dejo porque tengo que ir a buscar a los chicos al colegio". Les expliqué que yo tenía pensado cortar esa última declaración. No lo podían creer. Esa frase les resultaba más que atractiva, porque mi conversación con la TV francesa tenía lugar pocos días después de que hubiera estallado el escándalo entre Woody Allen y Mia Farrow. Les expliqué que si no querían suprimir esa última parte, se olvidaran de la película. Que yo no me iba a morir de hambre por no contar con el dinero que ellos me ofrecían y que, en cambio, me iba a morir de vergüenza si aprovechaba la coyuntura para hacer sensacionalismo con un hombre que me había brindado su confianza y sus declaraciones dos años antes, cuando ni siquiera él podía prever cómo se iba a desmoronar su vida familiar. No aceptaron. Yo tomé mis videocassettes y me fui convencida de que había hecho lo correcto".
"Por eso, creo que todo este escándalo que han desatado Catherine Deneuve y su hija le hace mucho daño a la memoria de Marcello -opina Tató-. A él le entristecería mucho esta situación, porque si alguna lección nos dejó en la vida, es la del pudor, la elegancia, la discreción y el respeto por los otros."
"Con arrogancia y falta de inteligencia"
MAR DEL PLATA (De una enviada especial).- El texto firmado por Anna Maria Tató y enviado a La Nación desde Roma, dice lo siguiente: "He leído en la prensa argentina las declaraciones de la señorita Chiara Mastroianni y de la señora Deneuve sobre el film "Marcello Mastroianni mi ricordo, si io mi ricordo".
"La señorita Chiara Mastroianni dice no querer ver el film. Se contradice, porque en otra ocasión ha declarado haberlo visto.
"Las declaraciones de la señora Deneuve me sorprenden por su arrogancia y su falta de inteligencia.
"Es arrogante, no habiendo visto el film, afirmar que se trata de una entrevista. En efecto, no lo es.
"No es prueba de inteligencia declarar no querer verlo, en particular de parte de una persona que ha tenido el privilegio de vivir junto a Mastroianni.
"Es cierto que su relación sólo duró aproximadamente dos años y medio y también es cierto que ha terminado hace veinticuatro años."
Cuestión de edad
"A pesar de su edad, la señora Deneuve podría aprender ahora algunas cosas del Marcello Mastroianni de "Mi ricordo, si io mi ricordo", no sólo como actriz, sino sobre todo como persona.
"En el film, con su profundidad y su ligereza, Mastroianni regala a todos una preciosa lección de vida, de estilo, de humildad, de inteligencia, de ironía y de autoironía. Estas cualidades son reconocidas al Marcello de "Mi ricordo, si io mi ricordo" por el público y la prensa internacionales."
El viaje que no fue y el que vendrá
MAR DEL PLATA (De una enviada especial).- "Marcello siempre me contaba lo maravillosa que es Buenos Aires. Decía que era una mezcla de París con otras ciudades europeas. Decía que lo único que lamentaba era no haber podido caminar más por las calles de esa ciudad, porque cada vez que salía las mujeres se le tiraban encima y por poco pretendían besarlo en la boca. Marcello tenía muy buenos recuerdos de la Argentina. Mucho tiempo después de la filmación de "De eso no se habla", él y yo seguíamos escuchando los cassettes con los tangos de Gardel que él había traído de allá. El que más nos emocionaba era el que decía: "El día que me quieras...", recuerda Tató, en diálogo telefónico con La Nación , antes de entonar la primera estrofa del tema musical.
Presencia con requisitos
"Me gustaría ir a la Argentina...", dice. Su presencia había sido anunciada en el Festival de Mar del Plata, pero quedó reducida a una promesa. Cuando se le pregunta el motivo de su ausencia, responde: "Hace dos meses me invitaron a participar. Dije que aceptaba, pero con el debido cuidado para no estar allí los mismos días que Catherine Deneuve y Chiara Mastroianni".
La misma condición que puso para participar en el último del Festival de Cannes, donde la partida de Tató y la llegada de Deneuve fueron calculadas con la precisión necesaria para evitar el desagradable encuentro. "Además -agrega Tató-, para ir desde París a la Argentina pedí un pasaje en primera. Nunca tuve ninguna respuesta por parte de los organizadores del Festival. De modo que por eso no he estado acompañando a mi película en Mar del Plata".
Viaje a la Patagonia
De todos modos, Tató afirma que no tardará mucho en organizar su propio viaje a la Argentina. "Quiero hacer una primera búsqueda de locaciones en la Patagonia, donde quiero hacer un film".
Según adelanta, el guión girará en torno de una mujer italiana que parte de París y llega a la inmensidad de la meseta patagónica. Mientras tanto, a Tató le quedan los tangos y los recuerdos que Mastroianni le obsequió al regresar del rodaje del film de María Luisa Bemberg. El recordaba, sí, recordaba.
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