
Mercedes Sosa, de fiesta
La cantante tucumana fue la gran figura convocante de la velada. Interpretó temas nuevos
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CORDOBA- "Cambia... todo cambia", entonaba con frases largas Mercedes Sosa, sobre el final de un concierto impecable. Y mientras cantaba, muchos habrán pensado que, entre las cosas que cambian, se puede incluir el Festival de Jesús María. Porque este año trajo algunas novedades que, seguramente, repercutirán en el futuro.
La cantidad de público que participó en la última noche fue menor que la de jornadas anteriores. Aunque esto no es llamativo si se tiene en cuenta que el principal atractivo es la competencia de doma, que había terminado el sábado último.
El domingo, la mayoría de los que se acercaron al anfiteatro para despedir la edición 2001 (unas 15 mil personas, según los cálculos oficiales) fue convocada por La Negra. Esa noche, la cantante se limitó a entregar su arte con más música que palabras -sólo habló para anunciar algunos temas y presentar a los invitados: Teresa Parodi, y sus sobrinos Claudio y Coqui-. Y fue la Mercedes Sosa de siempre, pero con muchas canciones nuevas, algo que no es aconsejable en un ámbito festivalero.
Hubo, por supuesto, temas conocidos por todos (zambas como "Agitando pañuelos", la chacarera "Alma de rezabaile" o "Pedro Canoero", a dúo con Parodi) y un final previsible con "María, María", "Dale alegría a mi corazón" y "De mí". Pero su lista también estuvo integrada por una buena cantidad de piezas de su flamante repertorio. La Voz del folklore argentino entregó un material fresco que incluyó "Lapachos en primavera", de Marcelo Perea; "Como flor del campo", de Raúl Carnota; "Chacarera del olvidao", de Duende Guernica, y "Lucerito", del joven cordobés Pablo Almirón, entre otros.
Sin duda, fueron muchos estrenos para una noche festivalera. Quizá por esto no abundaron las ovaciones. Pero Mercedes Sosa tiene el talento suficiente para llegar al corazón del público (y difundir piezas y autores nuevos) con un recital diferente para un Jesús María que, este año, fue distinto.
Un festival fortalecido
Las diferencias entre esta edición y las anteriores comenzaron a marcarse cuando el Festival de Cosquín impuso contratos de exclusividad a muchos de sus artistas. En ese momento los organizadores de Jesús María no disimularon su pánico.
Sin embargo, el resultado de esta 36a. edición de doma y folklore mostró una muy buena convocatoria de público, el gran atractivo que siempre representa la jineteada, y una programación artística con altibajos, pero que tuvo momentos destacables gracias a varias figuras centrales.
Sobre el escenario Martín Fierro quedaron los ecos del talento de Jairo, de la buena dupla que integran León Gieco y Víctor Heredia, del carisma del chaqueño Palavecino, de la juventud de Abel Pintos (que se llevó el Premio Consagración en el rubro solista masculino) y del frenesí que despertó Carlos "la Mona" Jiménez (principal novedad en la cartelera de artistas). El ídolo de la música cuartetera reapareció en un festival folklórico luego de doce años de ausencia y le puso un nuevo condimento a Jesús María.
"Fue un festival atípico que resolvimos con iniciativa, inteligencia e imaginación", resume Esteban Martos, presidente de la comisión organizadora. El color y el coraje que relucen en el slogan de este encuentro también se tradujeron en otros logros. Se mejoraron los espectáculos y las competencias de jineteada. Se otorgó exclusividad televisiva a Canal 10 de Córdoba y a Canal 7. (Esto trajo buenos ingresos aunque desde abajo del escenario se vieron momentos un tanto estructurados a los ritmos que marca la pantalla chica.) Por primera vez el festival contó con el aporte económico del Estado provincial y se redujeron los precios de las entradas (6 pesos de promedio contra 7,20 del año anterior) y las tarifas de los estacionamientos y del peaje de la ruta 9.
"El festival nació cuando una escuela pasaba por momentos difíciles. Ahora surgió algo que no esperábamos. Nos puso en un aprieto, pero nuevamente apareció el "coraje" -dice Martos con tono de satisfecho, pero muy cauto, sin gestos triunfalistas-. También contamos con el apoyo de muchos artistas.
"Pero no hablaría de una lealtad hacia nosotros sino hacia el público." Sin duda lo que más afectó a los organizadores fue la ausencia de Guarany (eligió el encuentro del Valle de Punilla) y la falta al compromiso de palabra que mantuvieron con él durante tantos años. "Obviamente, el festival no se hace a partir de un artista", aclara Martos. Sin embargo, apostaron a la Mona Jiménez para levantar la noche del lunes. Y lo consiguieron.
Rivalidad explícita
Esta nueva temporada festivalera inauguró una rivalidad explícita entre Cosquín y Jesús María: "Nosotros no queremos competir con nadie. No somos mejores ni peores. Somos distintos. Tenemos la jineteada y un anfiteatro con una gran capacidad, ellos tienen otras cosas. Si hay una competencia no es con el festival tradicional de Cosquín ni con su gente. Allá hay una coproducción privada que quiere competir".
Sin embargo, hubo cierto tono de competencia. El material promocional del encuentro menciona en uno de sus párrafos: "Nuestro festival es el mejor, no por las polémicas estridentes, bravuconadas mediáticas o intereses económicos mezquinos, sino por el símbolo de acción solidaria".
"Esa es una interpretación válida. Pero tiene una explicación -aclara Martos-. Este año el gobierno de Córdoba hizo una clasificación de los festivales y dijo que el de Jesús María era el mejor. En cuanto a la difusión del fin solidario, responde a una decisión nuestra de querer dar a conocer los motivos del festival. Porque esto no termina en la última noche sino cuando el dinero recaudado llega a las 20 escuelas de Jesús María y Colonia Caroya (también apoya a escuelas rurales y cuenta con gabinetes psicopedagógicos). Por eso no quiero que esto suene a revancha."
La tranquera abierta
Sobre este tema, la opinión del presidente de la comisión organizadora suena convincente. Pero nacen nuevas dudas como la posibilidad de que la Mona se convierta en el principal atractivo de la noche de los lunes. ¿Premio al cuartetero? ¿Castigo a Guarany?
"No sabemos qué sucederá el año que viene. Mi impresión personal es que el cuarteto debe tener un lugar. Y en cuanto a Guarany... Creo que cuando uno rompe una amistad de tanto tiempo es difícil que la relación vuelva a reconstituirse. Pero todo depende de la actitud de la otra parte. Siempre hemos dicho que la tranquera y el corazón están abiertos."
La duda quedará pendiente hasta el próximo encuentro. Pero más allá de si existe o no resentimiento, lo importante es que el festival arrojó un balance positivo. Pudo cumplir con su objetivo solidario, y le dio al público gratos momentos con el brillo de la jineteada, con varias figuras populares que desfilaron durante por el escenario durante las diez noches que duró el encuentro, y con el recital contundente de Mercedes Sosa, para el cierre de esta edición.
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