Murió Tony Bennett, el icónico cantante con siete décadas de carrera, a los 96 años
La muerte del artista estadounidense de pop y jazz fue confirmada por su representante
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Tony Bennett, el cantante estadounidense de pop y jazz, murió este viernes a los 96 años, confirmó su representante de acuerdo con lo publicado por el diario The Guardian.
Bennett fue conocido por su cancionero plagado de éxitos, como su canción insignia de 1962 “I Left My Heart en San Francisco”. Tras décadas de carrera y un lapso en el que se fue de los escenarios, volvió a brillar en los años 80 y 90 compartiendo micrófono con artistas como Lady Gaga e incluso personalidades latinoamericanas como el argentino Vicentico.
Bennett ganó 19 premios Grammy, incluido un galardón a la trayectoria en 2001, y vendió más de 50 millones de discos en todo el mundo. En 2016, el artista fue diagnosticado con Alzheimer, enfermedad que recién hizo pública cinco años después. “La vida es un regalo, incluso con Alzheimer”, escribió en Twitter comunicando la noticia a sus seguidores. A pesar de que su función cognitiva estaba deteriorada, el cantante se mostró capaz de cantar una amplia gama de su repertorio hasta el día de su muerte.
La música como vía de salvación
Hijo de inmigrantes italianos, Anthony Dominick Benedetto (más conocido como Tony Bennett) se crio en Queens, Nueva York. Su padre murió cuando él tenía 10 años, por lo que vivió una infancia con muchas carencias y tuvo que empezar a trabajar desde temprano para ayudar a su familia. Como ya de chico cantaba profesionalmente, Bennett usó este don para ganarse la vida como camarero cantante, ganando dinero para la casa antes de matricularse para estudiar música y pintura en la Escuela de Arte Industrial de Nueva York.
En 1944, Bennett fue reclutado por el ejército estadounidense para luchar en Francia y Alemania durante el último año de la Segunda Guerra Mundial. “Es un asesinato legalizado”, dijo durante una entrevista con The Guardian en 2013 dando cuenta que esos años de su vida lo marcaron para siempre. Sin embargo, durante sus días en combate la música volvió a salvarlo. En 1949, después de regresar a casa, comenzó su carrera como cantante bajo el nombre artístico de Joe Bari.
Su primer éxito llegó en 1951 con el tema “Debido a ti”. Luego, canciones como “Blue Velvet”, “Rags to Riches” (inspiradas en el jazz de su referente o de la infancia, Frank Sinatra) lo convirtieron en el gran ídolo de los adolescentes de la época. De hecho, cuando Bennett se casó con su primera esposa, Patricia Beech, en 1952, 2000 fanáticas se vistieron de negro para “llorar” fuera de la ceremonia de Nueva York.
En 1962 alcanzó el estatus de superestrella gracias a su versión de la canción de 1953 “I Left My Heart in San Francisco”. La canción non sólo le valió dos premios Grammy (los primeros de su carrera) sino que lo situó como un referente del pop del siglo XX.
Los años más oscuros
Durante la década del ‘60, su éxito se vio amenazado por la invasión de los artistas británicos en la escena estadunidense. La década siguiente no fue mucho mejor. En lo personal, Bennett sufrió el final de su segundo matrimonio y una grave adicción a las drogas. Sin embargo, dos álbumes grabados con el pianista Bill Evans serían clave para resurgir como el Ave Fénix.
El punto de inflexión en su carrera fue cuando el músico contrató a su hijo Danny para que fuera su manager. Abandonar el circuito de Las Vegas por Nueva York y reunirse con su pianista y director musical de principios de los 60, Ralph Sharon, resultó ser un golpe maestro. Su álbum de regreso The Art of Excellence en 1986 y luego, el tributo que le hizo a su ídolo Frank Sinatra, Perfectly Frank en 1992 lo llevó a liderar las listas de jazz de Billboard por la época. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar: gracias a su MTV Unplugged de 1994 Bennett ganó un premio Grammy por álbum del año. Esto lo llevó a convertirse en el favorito de la televisión nocturna y a colaborar con artistas como Kd Lang, Amy Winehouse, Queen Latifah y Diana Krall, rompiendo la barrera entre las distintas generaciones. Su álbum de 2006, Duets: An American Classic contó con duetos junto a Paul McCartney, Elton John y George Michael.
Un artista todo terreno
La música no era su única pasión. Además del canto, Tony Bennett encontró una vía de escape en la pintura llegando a exponer sus cuadros en la Institución Smithsonian y el Instituto Butler de Arte Americano. Sin embargo, muy pocos daban cuenta del gran artista que se escondía detrás de estas obras, ya que estas estaban firmadas con su nombre real: Anthony Dominick Benedetto. En 2001, el cantante y pintor decidió unir sus dos pasiones creando la Escuela de Artes Frank Sinatra en Queens, un espacio que ofrecía clases de bellas artes, danza, música vocal e instrumental, teatro y cine.
Al cumplir los 90 y cuando parecía que estaba cerca de retirarse, Bennett sorprendió con una admirable declaración: “Podría haberme jubilado hace 16 años, pero me encanta lo que hago”, le dijo al New York Times dando cuenta que había artista para rato.
Respecto a su vida personal, Tony tuvo tres mujeres importantes en su vida. La primera vez que pasó por el altar lo hizo con Patricia Beech en 1952 con quien tuvo dos hijos: Danny (su manager) y Dae. Tras su divorcio, el músico volvió a apostar al amor con Sandra Grant Bennett. Fruto de esa relación que duró hasta 1979 nacieron Joanna y Antonia. Su tercera y última mujer fue Susan Crow, 40 años menor que él y con quien compartía su vida desde 2007.
LA NACIONTemas
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