Andrés Camalaro no es Dios, pero a veces lo parece: está en todas partes. Está en la primera plana de la prensa cultural española con su espadeo discursivo, sea en plan entrevistado o de articulista; está en el minuto a minuto de Twitter, contestando lo que sea a sus fans; está intercambiando mensajes sobre música o sorteando discos en un grupo de amantes de los vinilos en Facebook; está en una radio on line pasando una selección de su música preferida todas las noches (sí, todas las noches); y, desde hace dos semanas, su voz y sus rimas filosas también están en alta rotación gracias a la salida de su nuevo álbum,Cargar la suerte, un disco que lo devuelve a cierto mood rockero, estrechamente ligado a dos de sus mejores producciones solistas, grabadas veinte años atrás: Alta suciedad (1997) y Honestidad brutal (1999).
Desde hace un tiempo ya, Calamaro abrazó la vida en soledad feliz y con la frente en alto. "Aprendió a estar solo", me dijo hace casi un año un fotógrafo fiel amigo y excompañero de secundaria del músico. "Tenés que ir a verlo a su casa de Benavídez y escuchar las canciones que compuso. Están buenísimas y él está rebien", insistió, pocos días después, un periodista televisivo de rock integrante de su círculo íntimo. "Lo invité a pasar Navidad con amigos, pero me dijo que prefería quedarse en su casa solo. Pero bien, no bajón", confesó días antes de las fiestas de 2017 otro amigo cercano a la familia Calamaro.
Allí, confortablemente refugiado en su casa de Benavídez de dos plantas, con un fondo con parrilla, parque y pileta, Andrés Calamaro compuso las canciones de Cargar la suerte, su primer álbum de temas nuevos en cinco años (Bohemio es de 2013), mientras los invitados de todo tipo iban y venían. Por allí, este año pasaron el periodista Rodolfo Palacios, los músicos de la joven guardia en ascenso Santiago Motorizado y Maxi Prietto, los escritores Fabián Casas y Pablo Ramos, entre muchos otros, para, en cierta forma, acompañar la soledad del artista y escuchar demos y letras no terminadas de las nuevas composiciones. Luego, Andrés viajó a Los Ángeles para grabar el álbum en coproducción con Gustavo Borner y Germán Wiedemer, y con la participación de músicos de la talla de Rich Hinman, en pedal steel, y Aaron Sterling en batería.
"Ahora estoy en Madrid. Vuelvo en dos semanas a Baires. Nos juntamos en casa tranquilos, lo escuchamos y conversamos", respondió Calamaro el mes pasado un correo electrónico en el que le pedía juntarnos para hacer esta entrevista. Diez días después, Olga Castreno, histórica mánager y amiga de "fierro" del músico, escribe que el encuentro no podrá ser, que están en plena promoción del disco para toda América latina, que "Andrés no lleva la agenda" y que mejor envíe las preguntas por mail.
Una pena por cierto, porque, se sabe, sus gracias, su discurso siempre incisivo y sus mates amargos siempre son mejores en vivo y en directo. Finalmente, apareció una oportunidad para charlar con Calamaro cara a cara, durante una rueda de prensa para medios audiovisuales, y el músico regaló un poco más de su tiempo para hablar, como si estuviera cómodamente sentado en el sillón de su casa de Benavídez, sobre los beneficios de la soledad, sus nuevos hábitos, de cómo escribió estas canciones, de su atea pasión por Cristo, de la fidelidad de Judas, de la actualidad, de política, de las noches de boxeo, de su rol en Twitter, del cupo femenimo para festivales, de su infancia y hasta ofrece una pequeña reflexión acerca de su paternidad: "No soy un padre temeroso ni obsesivo". Un Calamaro auténtico, honesto y brutal.
–¿Es verdad eso de que aprendiste a estar solo?
–Sí, aprendí a estar solo ahora y estoy contento. No es lo mismo estar soltero que estar solo. La soledad te convence. La soledad acompaña bien... La imaginación de los textos se permite decir incluso que "lo bueno de estar solo es que la soledad no miente" (verso de "Las rimas"). A la soledad tampoco se le pregunta nada. Lo primero que hice cuando me quedé solo fue sacar todos los muebles y, en el lugar más importante de la casa, poner un terrible equipo de música. Me di cuenta que de adolescente, la llegada de un equipo de música a mi casa había sido un momento de tremenda importancia. Sin embargo me había pasado una punta de años con los estudios domésticos y había descuidado el equipo para escuchar música. Entonces aproveché que estaba solo, saqué comedores, sofás para invitados, mesitas ratonas y dejé un lugar donde sentarme yo y un tremendo equipo de música delante. Fue una buena manera de empezar a estar solo.
Lo primero que hice cuando me quedé solo fue sacar todos los muebles y en el lugar más importante de la casa, poner un terrible equipo de música
–¿Qué cosas notás que cambiaste?
–La soledad me cambió mi forma de escuchar música y mis hábitos alimenticios también. Me gusta cocinar la comida que voy a comer y entonces como siempre lo mismo y estoy encantado, porque no aburro a nadie. Imaginate con mujer, con hijos, cocinar todo lo mismo, es imposible. Al tercer día ya tenés un piquete de ojos en la cocina o en la mesa. Al principio, la soledad se presentó como un accidente, entonces con esos traumas del accidente, escribí lo que yo llamo rancheras. Es decir, no hace falta sufrir, con haber escuchado "Te solté la rienda", "Un mundo raro" o a Armando Manzanero, o conociendo la historia de Romeo y Julieta, ya aprendimos suficiente como para escribir sobre las desdichas sentimentales.
–¿La soledad influyó para que las letras de este disco fueran más autorreferenciales?
–Hacer letras en primera persona no era un plan. Había escrito cosas sobre el abuso de metanfetamina en la Segunda Guerra Mundial, divagues bíblicos. En "Las rimas" la primera persona parece plural. Es verdad que en otros discos escribo en segunda persona… Este parece un disco escrito frente a un espejo. Debería haberme comprado un perro.
–¿Qué es eso de "divagues bíblicos"?
–Me di cuenta que me gusta mucho disparar teorías o divagues sobre la Biblia. Pienso en Judas como en un cuadro político eficaz, leal, que acepta su papel de traidor. Entrega su vida y su honor, en 2000 años de historia, para no solamente evitar la matanza de ese público de 5000 personas que tenía Jesucristo, sino para promover la existencia del mártir, cuya figura es esencial, porque en muchas casas y en todas las iglesias en el altar está la crucifixión, y es Judas el que permite eso. Tengo otra lectura de la Última Cena.
–¿Cuál sería esa lectura?
–Jesús se reúne con sus apóstoles, con sus fieles y a uno le dice "Vos sos blando, me vas a negar tres veces". No le echa la culpa, le está diciendo en la sala de torturas, "Vas a cantar", y elige al más fuerte y al más inteligente para pedirle el sacrificio mayor: la traición. Espero estar en sintonía por lo menos con Martin Scorsese y La última tentación de Cristo.
–Tenés al menos más de media docena de canciones en las que hacés referencia a la crucifixión de Cristo y en este disco hay dos más... Siendo ateo, ¿qué encontraste en la Biblia para utilizarla como influencia poética?
–Es verdad, me interesa la Biblia sin ser religioso ni tener pretensiones teocráticas, por supuesto. La Biblia es interesante porque es como la guía telefónica de gran parte del mundo occidental. Por otro lado, tampoco es tan raro que dios le hable a Abraham. Yo creo que si salimos a preguntarle a la gente, muchos nos van a decir que escucharon a Dios. Entonces, tampoco es un divague. Ahora, lo de incendiar la ciudad del pecado, bueno... aunque hoy en día, tal y como están las cosas, tampoco me llamaría la atención que prendan fuego la ciudad del pecado. En forma simbólica lo digo, por supuesto. Ahora, el Nuevo Testamento me parece más interesante, porque creo que hay como una génesis de lo que es la política tal y cual la conocemos ahora.
–¿Por qué?
–El Nuevo Testamento, con Jesucristo, los apóstoles, la crucifixión y la pasión, según Mel Gibson, tiene algo que me recuerda al peronismo. Como si la lealtad y la traición fueran la fusión del átomo de la política. No creo que sean cualidades excluyentes del peronismo, de ninguna manera, y ya antes de Cristo tenés también mucho de política. Antes de Cristo tenés los servicios, los aprietes, la dictadura, el imperialismo. Es muy interesante, ¿no?
El Nuevo Testamento, con Jesucristo, los apóstoles, la crucifixión y la pasión, según Mel Gibson, tiene algo que me recuerda al peronismo.
–En las letras del disco, la política y la actulidad también están muy presentes, en versos como "gas pimienta en la escalera del Congreso, pidieron queso y le rompieron un hueso"... ¿Cómo ves hoy el país?
–Pasa es que nuestro país no nos da tiempo, no nos da descanso como para que el análisis sea ideológico o político. Inmediatamente nuestras preocupaciones son la dignidad y la supervivencia, la educación, el calor en invierno, ¿verdad? La dignidad de las personas, de las familias, de los trabajadores. La política nos lleva a un terreno donde una discusión civilizada no le importa a nadie. Como que la realidad política nos aleja del ejercicio político. Pero tomando prestada una frase, todo disco es político, toda corrida de toros es política y cada pequeño comentario puede ser percibido como una cuestión política también. En los últimos años, la política entró en nuestra vida diaria y en nuestras discusiones con mucha más intensidad que en años anteriores. ¿verdad? Bueno, la grieta se convirtió en una palabra importante de nuestro diccionario, pero a la vez facilita la existencia de esta actualidad transgénica. Seguimos discutiendo gritándonos de un lado y del otro de la grieta. Inclusive, la grieta es una palabra tan bien pensada, que nadie puede estar en el medio. Hay dos veredas de enfrente, pero en el medio no hay una calle para cruzar, la grieta no tiene fondo...
–Días atrás te cruzaron por mail por unas declaraciones que hiciste para la prensa española sobre el proyecto de ley de cupo femenino en los festivales musicales...
–Yo quiero aprovechar para decir que en ningún momento me preguntaron por el cupo, en ningún momento me declaré contrario a este proyecto de ley. Sin embargo, me parece que esta polémica sí que puso en el debate a la ley. Y si este quilombete trajo al debate, imaginate cuando se debata la ley, porque va a haber mucha gente en contra. No voy a ser yo, pero mucha gente va a decir que existe la demanda, que importa la excelencia, otros dirán que importa el acomodo, ¿verdad? El debate es mucho más interesante. Vivimos en un mundo raro, me dicen que los hombres no pueden ser feministas, pero yo soy hombre y soy feminista, lo mismo que fue mi padre y mi abuelo. Fuimos educados como feministas y me parece mucho más importante decirlo que presentarse en Twitter con un cosito verde, que es algo que respeto. Respeto todos los corazones y los verdes también.
–Un mes atrás, cuando vino Nick Cave, dijo en conferencia de prensa que su vida era demasiado aburrida para ser objeto de una serie de televisión o un reality... ¿Vos aceptarías si te proponen hacer algo con tu vida?
–Bueno, Nick Cave tiene un documental sobre su proceso creativo. Además vivió una tragedia muy jodida y encima de todo eso, es un señor que escribe. Bueno, mi reality sería el de un señor viendo peleas de boxeo los sábados en Space, je, je. Mi reality sería ver a alguien cocinando, cortando cebollas. La verdad es que a mí me gusta escribir, me gusta mucho la radio, ahora mismo prefiero evitar los formatos audiovisuales.
–Después de varias peleas y polémicas, ¿creés que le encontraste la vuelta al uso de las redes sociales?
–No, no, no... no entiendo nada. Por ejemplo, hace muy pocos días descubrí que debajo de los comentarios aparecían lo que te escribían. Me acabo de avivar. O sea, miro la computadora y con Twitter no pasa nada. Me acabo de dar cuenta de que tenía que hacer un clic para que aparezcan los comentarios, ¿no? Pongo algo interesante en Facebook y tengo muy poco feedback, no sé. Pero me gusta ser torpe y no ser funcional a las redes sociales, me divierte.
–El otro día, Campino, de Die Toten Hosen, me decía que no se sintió libre hasta que terminó la escuela ¿Cómo recordás aquellos días?
–No era un chico normal. No me gustaba bajar las escaleras, no jugaba al fútbol y despertarme temprano me resultaba doloroso. Pero no fui maltratado ni sufrí en el colegio. Cursé en un establecimiento privado, no éramos muchos. Terminé el colegio en 1978, adivino que no quisieron añadir mas complicaciones a nuestra vida. En quinto año ya estaba tocando con Raíces, no fui al viaje de egresados. Mi amigo de la infancia fue Charlie Feiling. Nos veíamos cada fin de semana para ir al cine. No fue una época dramática de mi vida.
–Hace 40 años, con Raíces, entraste por primera vez a un estudio de grabación. ¿Cómo fue aquella experiencia?
–Fue una aventura, apenas si podía distinguir las teclas negras de las blancas en el piano. Me ayudaron y me tuvieron paciencia. Para mí era la "consagración adolescente". Grabar un disco antes de los veinte años. Ahora parece un capricho, no tiene importancia grabar antes de los veinte. Casi hubiera preferido tener mas práctica y experiencia antes de grabar discos y, fundamentalmente, mis propios discos. Pero fueron las alas del deseo, hice lo que en aquel momento quería hacer. Y con unos compañeros de viaje de categoría: Satragni, Bengolea, Breuer, Amílcar y Da Silva.
–Hace tiempo que está de moda tocar un viejo disco de principio a fin. Si tuvieras que hacerlo, ¿cuál eleigirías de tu discografía y por qué?
–Caramba. Me propusieron ensayar conciertos dedicados a Honestidad brutal; la idea es buena porque puedo elegir entre 37 canciones, ni siquiera tendría que tocarlo entero y podríamos armar un buen repertorio. Lo hicieron los Rolling Stones con Sticky Fingers, lo hizo Fito, Roger Waters creo. Recrear las atmósferas de El salmón seria interesante. ¡Quizás montarlo como una ópera! Pero supongo que Honestidad brutal es el más apto.
El rocambolesco universo de las canciones de Cargar la suerte
Diego Armando Maradona
"Ando como un perejil, condimentando potajes. Harto de pagar peaje o dormir en los rincones. Pido respeto señores. Soy Diego Armando Canciones", canta ahora Calamaro. En Honestidad brutal había escrito una canción titulada sencillamente "Maradona" y el mismo Diego cantó en uno de los temas: "Hacer el tonto"
Jesucristo
"Pero quiero mi lanza romana en el costado. No soy el Nazareno en la cruz clavado". La figura bíblica del soldado romano clavándole la espada a Jesucristo crucificado parece casi una obsesión de Calamaro a estas alturas. En Cargar la suerte aparece no solo en este tema, "Las Rimas", sino también en "Siete vidas": "Fui la lanza romana, quue mató al Nazareno". Pero la metáfora no es nueva en su obra, el músico la ha utilizado a lo largo de toda su carrera, en temas como "Para no olvidar" ("me clavaste una lanza en el costado"), "Eclipsado" ("mi espina clavada en el costado y yo"), "Crucificame", ("crucificame y clavame una lanza en la panza") y "Gaviotas" ("mejor será sacarme del costado, ese puñal que quema todo el tiempo"), entre otras.
Los toros
"Cargar la suerte es un término taurino que tiene hoy dos significados. Ahora muchos dicen que el torero carga la suerte, pero los expertos taurinos dicen que lo que llaman así no es lo que era. Porque, dicen los grandes puristas taurinos, que una cosa es pasarse el toro cerca y otra es torear. Torear, de verdad, cargando la suerte", explicó Calamaro en la primera conferencia de prensa que ofreció el mes pasado en Madrid, para presentar su nuevo álbum. Además de confeso admirador, seguidor y defensor de las corridas de toros, por estos días prepara un libro de fotografías taurinas. En "Siete vidas", canta: "Ahora soy el príncipe y mendigo. Ahora soy torero y bandido. Como Montecristo vivo, encerrado con una máscara de hierro. Una máscara de toro bravo, para ser liberado por mi asesinado".
Louis Vuitton
"Se palpita una nueva primavera, la "Revoluti" ya no es lo que era. Sin guillotina no hay revolución, es un falso Louis Vuitton. Casi una mentira. Vienen con camisetas de rock y peluquería". Los versos del tema "Falso L.V." apuntan directo a la "nueva izquierda" española. "Quizás esta canción tenga más sentido simbólico en España, donde el rechazo a décadas de gobiernos conservadores provocaron un auge de la izquierda con seis millones de votos en las últimas elecciones. Asimismo, advertimos la existencia de gestos de una izquierda aparente, estética. Una fuerza moral que la izquierda reclama, que se presenta en gestos que no siempre son políticos ni sociales. Una izquierda no racionalista, no intelectual", dice Andrés.
El "Gordo" Valor
El tema "My Mafia" está dedicado a sus amigos "bandidos", entre ellos, Luis Alberto Valor, uno de los delincuentes más famosos del país, ex líder de la Superbanda, responsable de casi 50 robos y liberado en julio de este año, tras pasar la mitad de su vida en prisión (33 años). "La historia de Valor es una historia que merece ser contada", escribió también Calamaro en el prólogo de la autobiografía del "Gordo", publicada recientemente. Además, el músico también escribió otros dos prólogos para libros "bandidos": Confesiones de un gánster de Barcelona, novela de Daniel Rojo, escritor y exladrón catalán, y Sin armas ni rencores, de su amigo el periodista Rodolfo Palacios,en el que se cuentan los pormenores del robo al Banco Río, conocido como "el robo del siglo".
"Látigo" Coggi
El boxeador argentino y su hijo, Martín (también boxeador), aparecen en el video del primer corte del álbum, "Verdades afiladas". Calamaro asegura que si se filmara un reality sobre su vida cotidiana, lo que se vería sería a "un señor viendo peleas de boxeo los sábados a la noche por Space".
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