Ascenso indie: Los Espíritus llenan un estadio y son la nueva esperanza del rock porteño
Con apenas dos discos editados y gracias a la difusión en las redes sociales lograron hacerse un lugar en la primera
Acaba de terminar el ensayo y los hitos de un año intenso para Los Espíritus se disparan como flashes. La chance de ver en vivo un concierto del legendario salsero Henry Fiol, en Colombia. Una visita a Caldas, el pueblo de donde es originario el baterista del grupo, Pipe Correa.
Una presentación consagratoria en el festival Rock al Parque, en Bogotá, frente a 15 mil personas. Un concierto en Puerto Viejo, una playa virgen que parece un pedazo de Jamaica en Costa Rica. El volcán que entró en erupción cuando el grupo iba camino a Puebla, en México. "Era una nubecita y al otro día nos enteramos de que era una torre de cenizas de 4 mil metros", dicen. Y un temblor, un par de días después, en Chile. "Fue mi primera vez. Me desperté y pensé que era una pesadilla, pero no. Era de verdad. Se estaba moviendo todo en serio", cuenta el percusionista, Fer Barrey.
Una zapada memorable en Burdeos, al sur de Francia. "Enfrente del lugar donde tocamos había un bolichito de unos africanos donde hacían zapadas. Cuando terminamos el recital cruzamos y nos pusimos a zapar con ellos. Tocamos temas de Bob Marley y se armó una fiesta total", recuerda Santiago Moraes, guitarrista, cantante y compositor. Un concierto en Bilbao, en un bar pequeño, para unos 20 rockeros veteranos que nunca habían escuchado al grupo. "Se armó una fiesta tremenda y se bailaron todo. Fue una locura", dicen.
Antes de ese show habían tocado en la Fiesta del Pilar, en Zaragoza, con un espectáculo al aire libre, familiar, para padres con sus niños. A cuestas de la fórmula de blues, psicodelia y ritmos latinos que alcanza su forma definitiva en su tercer álbum, Agua ardiente, el grupo experimentó un crecimiento exponencial que tendrá su clímax hoy, en el estadio Malvinas Argentinas, en el barrio porteño de La Paternal. El ensamble de percusión africana Sewananko estará a cargo de recibir al público, y la lista de invitados incluye a Tulio Simeoni (La Patrulla Espacial), "Boui" (Los Bluyines), Walter Broide (Poseidótica) y al percusionista Saúl Correa, el papá de Pipe, especialmente llegado desde Medellín. Será, también, la presentación de Guayabo de Agua ardiente, el EP que lanzaron a comienzos de esta semana con tres canciones que quedaron afuera del LP.
"Le pusimos así porque Pipe usó el término guayabo, que significa resaca, y nos causó mucha gracia", dice Maxi Prietto, cantante, guitarrista y compositor. "Fue un año agitado. Estuvimos viajando muchísimo, más que nunca. Y eso nos modifica la vida a todos. Es nutritivo estar tocando tan seguido. Nos da mucha más experiencia. Pero también es difícil evaluar cómo se siente uno en la mitad de la cosa. Todavía no paramos nunca a sentar cabeza y a asimilar nada. Eso me pasa a mí, Estoy siguiendo la corriente", dice Moraes.
-El año que viene vuelven a tocar en el Lollapalooza. ¿Notan una proyección a la masividad?
Barrey: -Antes de salir de gira fui a desayunar al lugar donde voy siempre, en San Telmo. Y de repente suena un tema de Agua Ardiente, y después otro, y me di cuenta de que estaba sonando el disco entero. Cuando le conté al dueño del bar que tocaba en Los Espíritus se recopó.
-Hace poco estaba en Madrid y pasó exactamente lo mismo. ¿Cómo manejan esa repercusión global?
Barrey: -Es un flash. No lo analizamos tanto. Es una locura que las canciones son historias que son de La Paternal, son de San Telmo, pero también son de Medellín, de San José de Costa Rica, de Jujuy... La gente las canta y las baila en todos lados.
Prietto: -Armando el disco nos parecía que había muchas letras que eran muy disidentes y sin grises. Letras sociales que dejan muy clara nuestra postura. Y aunque pensábamos que lo que veníamos construyendo se podía desmoronar, no nos preocupó. Son las canciones que salieron, es lo que pensamos y lo que nos pasó en el momento. Por suerte generó el efecto contrario. En Colombia, la gente dice que esas letras tiene sentido, y en México pasa lo mismo. Pero no fue algo buscado. Nosotros pensábamos que estábamos arriesgando algo. Pero después eso ocupó un lugar que quizá nadie lo estaba ocupando. Y también parece que fuera una especie de moda, cuando la propuesta del grupo no me parece que sea algo cool.
-¿Sienten que son la banda sonora de la resistencia frente al avance global de la derecha?
Moraes: -No sé si alguien quiere cargar con eso. Nosotros no hacemos letras para representar a terceros. Es más una cuestión de expresión de uno. A mí me emociona un montón y es superestimulante que alguien te diga: "Me siento representado con lo que escribiste". Pero de ahí a que yo escriba para representar es distinto.
Prietto: -Yo veo cómo se falsean las cosas en la tapa de los diarios para generar algo. Esas pequeñas palabritas que cambian, por ejemplo, la diferencia entre una represión y un enfrentamiento. Y cuando vos las ves, no podés responderle. Te sentís una hormiguita en un incendio y esa impotencia se traduce en una canción, pero es un manotazo de ahogado. Es lo único que podés hacer.
En la última edición de Rolling Stone, Gustavo Santaolalla dijo: "Los Espíritus tienen algo totalmente nuevo, una frescura que hacía mucho no se escuchaba en el rock nacional. Me encantaría trabajar con ellos, para mí es una de las bandas más importantes que hay".
-¿Qué representa eso para ustedes?
Prietto: -Me hace pensar en cómo fueron cambiando los tiempos. Con Internet, los grupos son aceptados o no por la gente sin la necesidad de pasar por el filtro de los medios. Que Santaolalla hable de nosotros, como podría haber hablado de cualquier otro grupo, está buenísimo. Me hace pensar en cómo se fue equiparando el rock oficial y el rock emergente. Y está buenísimo.
Cierre gira Agua Ardiente
Estadio Malvinas Argentinas
- Hoy, a las 20. Sector Popular $ 300,
- Campo $ 400 y Preferencial $ 450
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