Carlos Vives: todo lleva a Colombia

El cantante colombiano Carlos Vives está en Buenos Aires para filmar el video de uno de los temas de su nuevo disco. Para esto necesita varios días, por eso aprovecha el viaje para promocionar el reciente material. Pero también habla de lo público y lo privado: de la construcción de su música y de aspectos personales. De la familia, los conflictos de pareja y hasta de acusaciones que, meses atrás, intentaron vincularlo al narcotráfico.

Define a lo último como "algo muy traído de los cabellos" y alterna este tema con la política y detallados comentarios del CD "El rock de mi pueblo". Porque con todo esto también habla de Colombia.

Es que sus trabajos discográficos remiten a su tierra. El último suena a Vives de principio a fin, pero no se refiere al folklore sino al rock de sus pagos. "Para mi la definición de rock es la industrialización del folklore. Ocurrió en el sur de los Estados Unidos. Elvis y los de su época tomaron una música, en principio, despreciada. Y los ingleses la tomaron de sus colonias en América y se la llevaron a sus fábricas en Liverpool. En la Argentina pasó con los que tenía sus raíces en el folklore y en el tango como un León Gieco o un Charly. Mi camino, mi rock, no es parecerme a The Police, a Fito [Páez] o a García, sino una música con conciencia, con o sin discurso político. Desde el principio estaba en esa búsqueda y me apoyé en códigos y en músicos de mi generación que tienen influencias inglesas, americanas y argentinas, porque era el rock que estaba en nuestro idioma. Pero fundamentalmente los bogotanos, a partir de la cumbia, empezaron a codificar patrones para la guitarra eléctrica."

En las canciones de "El rock de mi pueblo" aparece la figura femenina, frases de nostalgia, de cuando se está lejos de casa, de los hijos; hay un homenaje a Juan Pablo Montoya, el piloto de Fórmula 1, y una historia (en "Voy a olvidarme de mí"), que tiene bastante que ver con el presente de Carlos Vives, por encima de cualquier interpretación machista o feminista. "Viví una situación que no es la misma de la canción, pero creo que viví la situación de la mujer. Claro que no la voy a cantar de esa manera, sino que voy a contar una historia donde el hombre tiene la culpa".

El estribillo dice: "Fui tu dueño y quiero ser tu amigo". Y Vives explica: "Me hubiera gustado que mi mujer hubiese sido más amiga mía que dueña. Viví una relación en la que mi mujer no fue mi amiga durante muchos años. Pienso que la amistad tiene que primar por sobre los contratos; tiene que haber una conciencia mutua del trabajo y de la valoración del hogar. La canción sonará a balada, pero está cargada de eso. No quería contar mi experiencia, pero encontré una manera más sutil".

Política y traiciones

Hay otros conflictos más o menos recientes que Vives tuvo que enfrentar. Justo para la salida de su último CD se divulgó en los Estados Unidos una lista de 106 nombres, creada en 1991, relacionados con el narcotráfico. Allí figuraban Carlos Vives y su tío "Nacho", el político José Ignacio Vives. Aunque totalmente desestimada por las principales agencia de inteligencia de ese país, la información tuvo mucha repercusión mediática. "En mi país soy conocido. Vengo de una región ligada a ese tipo de cosas y de una familia de políticos. En la famosa lista me vinculan a un tío que fue alcalde y gobernador. Hoy está retirado de todo. Tratamos de pensar cómo llegamos a esa lista y salvo odios políticos no encontramos otra forma. Además, mis primos hoy están en el gobierno de Uribe [presidente de Colombia]."

¿En alguna medida pudo haber influido la desconfianza de los Estados Unidos hacia otros países? "También es por ahí -admite el cantautor-. Cuando empecé a viajar, llegaba a los Estados Unidos y los de pasaporte colombiano iban a fila 8, que es una requisa especial. Pero bueno, tenía que cargar con eso. Siempre lo asumí. No soy conflictivo. Claro que después del episodio [de la lista] tuve ese flashback de la fila 8 mucho más fuerte. Lo que más me molestó fue que estaba con el lanzamiento del disco y para muchos periodistas lo más importante no era el CD, sino «un narcotraficante colombiano». Especialmente en el ámbito latino de los Estados Unidos fui directo al matadero. Me banqué muchas, como dicen aquí".

Al momento de enfrentar las acusaciones, el disco ya estaba terminado. No hay que buscar allí respuestas. Es otra la historia que cuenta la guitarra de Vives en las fotos del CD. El instrumento, totalmente decorado, incluye los retratos de su tío Nacho y de Luis Carlos Galán, caudillo liberal asesinado a fines de los ochenta, que mostró un inflexible discurso contra el narcotráfico.

"Cuando hice la gráfica del disco, en vez de usar la iconografía de otros líderes, busqué lo que me identificaba. La familia salía a hacer campaña para mi tío y cuando Galán apareció los jóvenes de la familia se fueron hacia su lado. Yo me identificaba con esa nueva corriente. Tenía la calcomanía de Galán en el carro. Era un tipo recto, democrático, con ideas liberales, populares en algunos aspectos y muy conservador en otros. Y mi tío Nacho fue un líder querido por algunos y odiado por otros. Ponerlo en mi guitarra no era tomar una posición, sino que, por encima de lo que pudieras pensar de él, se trataba de mi tío. Para mí, una figura.

-La política no llega a tus canciones. La campaña preferís hacerla contra la piratería de discos en el tema "El duro-el original", aunque cuando eras chico con tus amigos se copiaban los discos de Spinetta.

-(Se ríe.) ¡Pero esos discos no los llevaba la industria! Y si no fuera por los piratas, no hubiera conocido el rock argentino.

-Ahora los combatís.

-Trato de defender el negocio que le pertenece al músico o el que debería pertenecerle. Porque es cada vez menos lo que recibe el artista por los discos. Pero al mismo tiempo, en países como los nuestros, con nuestra pobreza, no voy a obligar a una persona a comprar a 15 dólares un producto que no es de canasta familiar. La gente lo compra a 2 y puede comprar unos huevos más para sumar a la comida. Es difícil luchar contra eso mientras se viva en esa pobreza. Un disco es un artículo de lujo. Hay que replantear esa vaina y hacer otra historia... para el próximo disco. Una segunda parte.

Por Mauro Apicella

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