Cerati va por más al presentar su CD
Gustavo Cerati en la presentación de su último álbum, "Ahí vamos", anteanoche, en el estadio Pepsi (ex Obras Sanitarias). Cerati en voz y guitarras, Richard Coleman en guitarras, Fernando Nalé en bajo, Leandro Fresco en teclados, Fernando Samalea en batería. Músicos invitados: Capri y Tweety González en teclados. Repite esta noche, el 30 de este mes y el 1° de julio.
Nuestra opinión: muy bueno
Cada vez que Cerati se sumerge en la creación y luego la presentación de un disco nuevo lo hace con una pasión primaria y un intento conceptual que alcanza tanto a la música como a la imagen, que resulta admirable y ciertamente particular en el rock hecho en la Argentina.
Lo hizo así desde las épocas de Soda Stereo y también cuando en sus primeros pasos en soledad encontró en la electrónica un buen lugar para despegarse del pasado inmediato, de esquivar encasillamientos.
Por eso, ahora está sobre el escenario de Obras Sanitarias (actuó allí por primera vez hace dos décadas y se puso al frente de una escena de lo más ilustrada del rock de acá), junto a un puñado de viejos y nuevos amigos con intención de banda sónica, envuelto en su moderna armadura, compenetrado en el rol que lo han puesto las canciones de "Ahí vamos", con la guitarra psicodélica y la actitud rocker al filo.
Los versos "llévame a un lugar con parlantes y que nos vuele la sonoridad por el aire" resuenan en el estadio ni bien iniciado el concierto y definen con coherencia la propuesta, que se extenderá por poco más de dos horas a todo volumen. Quizás, una reinterpretación, en tiempos actuales, de aquella frase que corporizaba el ruido blanco como una alarma en sus oídos, veinte años atrás.
El recuerdo no es caprichoso, porque si bien Cerati se apoya en las nuevas canciones (tocará una tras otra, sin intercalar temas de otras épocas hasta pasada la hora de show), nadie que haya cruzado los años 80 en sintonía con una juventud rockera puede abstraerse de imágenes, sensaciones o conexiones temporales ciertamente nostálgicas. Basta escuchar la guitarra de Richard Coleman y la batería de Fernando Samalea manteniendo el ritmo machacante o descubrir en los punteos de Cerati líneas de solos añejos.
Lo curioso, y sobrecogedor tanto para quienes están arriba como para los que se ubican debajo del escenario, es que a través de nuevas composiciones es que se llega a ese estado y no recurriendo a una facilista maratón de clásicos. Los años 80 (y los sónicos años 90 también), aquí y ahora.
Ahí va Cerati, y las canciones, como él mismo se había prefigurado, se superan a sí mismas en el "vivo". Todas suenan impecablemente ajustadas y brillan las interpretaciones de "Bomba de tiempo", "Caravana", "Médium" y "Jugo de luna", con la que el ex Soda Stereo cierra el concierto repitiendo eso de "voy por más, voy por más", mientras el público agradece con los oídos envueltos en llamas.
Nada parece ser casualidad en la obra de este señor que sigue excitando adolescentes. "Ahí vamos" fue concebido con actitud de banda en la búsqueda de un sonido crudo que redujera al mínimo la distancia entre el estudio de grabación y la interpretación en vivo. Tarea cumplida, entonces.
"Acá hay tres de los que formamos parte de un ignoto grupo", dijo en referencia a Fricción, la banda que unió a Cerati, Coleman y Samalea a mediados de la década del 80 y se largó con una versión de "Ecos", tema compuesto en aquellos años y finalmente grabado por Soda Stereo. Una de las delicias y concesiones ("si no hago canciones de Soda me matan", le dijo a LA NACION un mes atrás) que se permite el músico para los fanáticos seguidores de la Gran Bestia Pop, que fundó junto a Zeta Bosio y Charly Alberti allá por 1982.
Del trío del que asegura estar cansado de negar una pronta reunión, también la lista de temas incluyó "Te para tres", "Toma la ruta", "Planta" y "Prófugos" (precisamente, la canción que mencionaba aquello del "ruido blanco" y que revelaba a la fusión de frecuencias sonoras como una obsesión creativa), con Coleman sumando el riff de "Postcrucifixión" y Cerati llevando la melodía hasta materializarla en "Jean Genie". De Luis Alberto Spinetta a David Bowie, sin escalas. Una combinación que bien podría resumir de manera sencilla buena parte de su obra: poesía y actitud rockera, pero con glamour, estética pop e ilusionismo.
Las influencias que ha ejercido el rock británico sobre estos músicos es devuelta sin filtro y encuentra en ellos, muy probablemente, a unos de sus más eximios exponentes de este lado del mundo. Allí aportan los más jóvenes del grupo también, Leandro Fresco y Fernando Nalé, que completan la banda más sólida que ha tenido desde que abandonó el confort de la vida Soda Stereo. Ahí va.
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