
Dos décadas Estelares
La banda liderada por Manuel Moretti festeja sus 20 años de trayectoria en el Gran Rex
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"De todos los cuentos que leí ninguno tiene un final feliz", cantaba Manuel Moretti en "Me vino a buscar", canción que abría el segundo disco de Estelares, Amantes suicidas . Sin embargo, el cuento que él y sus compañeros de banda iniciaron hace ya 20 años está lejos de terminar, no tiene pinta de que acabe de mal modo y ya escribió unos cuantos capítulos que provocan amplias sonrisas.
Para una correcta analogía no hay que hablar de uno sino de varios cuentos, de una antología que incluye el viaje iniciático desde la Junín que vio nacer al cantautor desgarrado, Manuel Moretti, y al héroe de la guitarra, Víctor Bertamoni, hasta La Plata, la ciudad de las diagonales, de los excesos, de las primeras canciones y bandas compartidas. Otros relatos deberían hablar de los años brillantes, los del under; de las salidas cada vez más prolongadas para explorar otros escenarios, principalmente los porteños (¿Acaso no es en Buenos Aires donde Dios atiende?); de Ardimos , el disco bisagra; de hits como "Ella dijo" que transitaron la autopista que va de la radio a las canchas de fútbol y, claro está, de este Gran Rex que hoy los tendrá como protagonistas para condensar dos décadas de historia en una sola noche. La última frase del libro debería estar entre comillas y citar a M.M.: "Le di mi vida a las canciones y no me arrepiento".
A Estelares le cayó la ficha. "Es poner un número -sostiene Moretti-, porque tenemos relación con las canciones desde hace más de 20 años. La compañía nos propuso hacer un Gran Rex y nos pareció que era un buen momento para hacerlo y para registrarlo."
Para el cantante de Estelares, hablar del Rex es recordar shows notables de Charly García y noches inolvidables recientes, como las que tuvieron como protagonista a Bob Dylan. Y pensar la banda en función de su historia es recordar los comienzos. "Víctor [Bertamoni] y yo somos juninenses y cada uno tenía su banda. La mía se llamaba Licuados Corazones y cuando se cerró esa etapa nos juntamos con Víctor, allá por el 91 y en La Plata. De esa época es «Tomates podridos», por ejemplo." Esa prehistoria estelar tuvo otro nombre de grupo: Peregrinos, que completaban la que hoy es la base de Mostruo: Luciano y Federico Mutinelli. Luego vendrían intentos del dúo compositivo de hacer tangos, por zambullirse en la música negra hasta que, finalmente, se rendirían a su majestad, la canción de autor.
"Con Víctor creemos que en Estelares hay dos etapas bien marcadas -comenta Moretti-. La primera es de encierro, en La Plata, en medio de un experimento que tuvo que ver con conocernos bien y aunar objetivos por las canciones y una segunda etapa en la que dijimos: «Qué hacemos con esto que tiene su forma». Ahí aparecen Juanchi Baleirón [productor, guitarra y voz de Los Pericos] y la decisión de hacer discos serios para la industria. Para nosotros, todos fueron serios, pero lo que cambió fue el sonido, la producción."
Si el hambre puede ser el motor que mueve montañas y empuja sueños, ahí está Estelares para testificar. "Llegó un momento en el que una parte mía dijo: «No tengo plata, que sean las canciones las que me den de comer». No me quedaba otra que las canciones, y le sacamos punta a la banda. Había un motor, un deseo, y hoy le agradezco a la convicción por defender la canción. Porque de Amantes suicidas (1998) a Ardimos (2003), seguimos componiendo como animales, pero sin tener ninguna garantía. Que un tipo como Juanchi elogiara nuestras canciones algo significaba. Después había que esperar que se editara el disco."
Si antes de Estelares Moretti había firmado 80 canciones, entre Licuados Corazones y Peregrinos, no había motivo para temer. Sólo había que esperar el golpe de suerte. Y Ardimos fue el primero, con canciones como "Moneda corriente", con Andrés Calamaro, quien así oficiaba de lupa para que otros vieran con claridad lo que esta banda tenía entre manos.
Consejo de productor
Las gacetillas de prensa suelen dar cuenta de los discos vendidos, de las descargas, de los views en YouTube, pero poco y nada de mojones decisivos. Un día, Baleirón, el productor, le lanzó un dardo certero a Manuel: "Sos un gran compositor de versos, pero nunca escribís un p... estribillo". El primero en recoger el guante fue el bajista, Pali Silvera, quien lo miró a Moretti y suavizó la situación con un: "Que yo sepa, las canciones con estribillo son buenísimas". Lo que hizo fue preparar el terreno para lo que vendría, para Sistema nervioso central , Una temporada en el amor y El costado izquierdo .
Esta noche, en el Gran Rex -con Súper Ratones en los coros y cuerdas dirigidas por Alejandro Terán-, habrá muchas canciones con estribillos y también de las otras. Registrar el momento pasó a ser una necesidad para la banda. "En los últimos 6 años tocamos 70 shows por año y nos encontramos con un sonido de banda en vivo que antes no teníamos -explica Bertamoni-, así que estamos en un buen momento para plasmarlo en disco y en DVD."






