El sueño americano de Haden

"American dreams" es el producto de la emoción. Y de la conmoción. Charlie Haden cuenta que el disco surgió cuando él llegó a Nueva York justo después de los atentados del 11 de septiembre para presentar su anterior CD, "Nocturne".

Haden, que vivió durante 20 años en esa ciudad y a la que aún considera su segunda casa, buscó entonces entre sus raíces musicales como forma de expurgar el horror por la tragedia de las Torres Gemelas.

De allí el tono reposado, cálido e introspectivo que el contrabajista decidió imprimirle a su nuevo álbum, para el que convocó nada menos que al saxofonista Michael Brecker, el pianista Brad Mehldau y el baterista Brian Blade.

Del bolero a la balada

Si en su anterior disco, "Nocturne", proponía una relectura del bolero, en "American dreams" se mete de lleno en los recovecos de la balada, y sólo cede a la tentación de prestarse a los marketineros homenajes a las víctimas del 11 de septiembre en la recreación de la canción-emblema de los norteamericanos en estos días: "America the beautiful".

"Esta es realmente mi retrospectiva de un conjunto de diferentes cosas de mi vida, como de cada disco que hice." Las palabras de Haden calzan justo en la concepción de este disco, en el que este genial contrabajista y sus amigos repasan temas con los cuales se propone homenajear el espíritu del repertorio norteamericano con el cual se formó musicalmente.

Así, se entrecruzan "Young and foolish" con "Travels", de Pat Metheny"; dos clásicos de Keith Jarrett ("No lonely nights" y "Prism") con una canción de Stephen Bishop, "It might be you", tema principal de la película "Tootsie", y un rítmico tema, "Bird food", el único que se aleja del tono reposado que predomina en todo el álbum, cuya autoría es de Ornette Coleman (padre del free jazz con el que llegó a tocar Haden).

Además del cada vez más brillante piano de Mehldau y de Brecker, que cada día sopla mejor su saxo tenor, una de las estrellas de "American dreams" es la orquesta que, alternativamente conducida por Alan Broadbent, Jeremy Lubbock y Vince Mendoza, acompaña discreta pero cálidamente este puñado de canciones que Haden y los suyos transforman en entrañables.

Por Ricardo Carpena

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