Ernesto Snajer: "La necesidad de poner rótulos es comercial, no artística"
Desde hace ya una buena cantidad de años, Ernesto Snajer se mueve con total libertad en esa zona de límites difusos en la que convergen el jazz, el folclore y hasta el tango. Y aunque las etiquetas para él no significan demasiado, aclara que no estaría mal que existiese un término para la música que hace él y sus pares. "Nueva música argentina" o "Música popular argentina", arriesga el guitarrista. Para entender por dónde va ese sonido difícil de rotular, Zabeca dúo, el disco que grabó en 2015 con Mariano "Tiki" Cantero, bien puede servir de punto de partida. Entre guitarras, percusiones y MIDI, el dúo se mete con total libertad a crear paisajes sonoros que tienen tanto de zambas y vidalas como de Pat Metheny. Hoy, con Liliana Herrero y La Bruja Salguero, y mañana, con Teresa Parodi y Lorena Astudillo, Snajer y Cantero repasarán el disco en Café Vinilo (Gorriti 3780), pero también presentarán nuevas músicas que irán a parar al próximo trabajo en conjunto, que tienen pensado grabar a mitad de año.
Volver sobre su propia obra no es un ejercicio al que Snajer esté muy acostumbrado. "Casi no escucho mi música después de que la grabo", cuenta. Pero este disco tiene una fanática impensada: su hija menor a la que también le encanta el K-Pop. "Lo pongo en el auto para escucharlo con ella, y siempre le descubro cosas nuevas, me recuerda a la situación en la que fue grabado. Me retrotrae a esos dos días muy intensos en El Calafate, donde se hizo el disco". Trasladar el material al vivo, entonces, no es un inconveniente, porque fue más bien el proceso inverso: trasladar al estudio la frescura del vivo. "En otros proyectos por ahí todo pasa más por discutir y escribir arreglos, acá pasó por tocar con total libertad".
-Aunque la improvisación está presente en el disco, no se da en los términos convencionales del jazz, parece trasladarse también a elementos texturales o sonoros. ¿Cómo piensan ese aspecto de la música?
-Siempre hay lugar para la improvisación, y aunque muchas cuestiones no sean estipuladas en el nivel clásico de la improvisación, como sería tocar un standard de jazz, en el que es parte formal, liberamos otros segmentos de la música. Tenemos libertar para tocar distinto las secciones, ir variando sobre la marcha. El formato de ser dos ayuda, coordinar tres ya es más difícil en vivo, con Tiki estamos bastante en sincro, hemos tocado juntos también con otros artistas, hay más libertad que improvisación.
-¿De qué manera se dio la incorporación de secuencias MIDI a este tipo de música, que a veces es reacia a esas incursiones?
-Nunca tuve ese conflicto, las herramientas que están disponibles, están para usarlas. No le bajo la persiana a nada porque está hecho de una u otra manera. Yo me formé como músico de jazz y comencé estudiando y tocando rock sobre todo. Mis mayores influencias siguen siendo los rockeros que escuchaba desde chico (George Harrison, Jimmy Page, David Lebon) y jazzeros que todavía escucho (Wes Montgomoery, Jim Hall, Joe Pass). Y notaba que toda esta gente intentaba aprovechar en favor de su música una serie de herramientas disponibles. Cuando empecé a tocar folclore o música argentina, por una cuestión de época, tal vez para las generaciones anteriores no era tan común y estaban un poco conflictuados con eso. Que si es puro, si es impuro, si es de nylon, si es de acero, si los MIDI... Siempre pienso en una idea musical y adaptar lo que tengo a eso, la tecnología por sí misma no me dice nada.
-También sos de dar mucha importancia a las composiciones propias, otro aspecto difícil de imponer en el jazz y el folclore actual.
-Pero para mí eso fue así desde el día uno. Cuando me empecé a dedicar a la música, lo que más me interesaba era estudiar a los compositores que me gustaban para ver cómo podía empezar a hacerlo yo. Escucho lo que compongo y los que me gustan y veo la distancia, pero prefiero eso y no ir a lo seguro, a lo que ya fue explorado. No tengo nada en contra del que toca standars, me importa cómo los toca, en todo caso. Para mí, la motivación es esa: componer.
-A tu tipo de música se la suele etiquetar como "fusión", ¿cómo te llevas con ese rótulo?
-Hace 15 o 20 años me hubiera afectado un poco, pero por cuestiones netamente comerciales. Siempre te hacían la pregunta en la disquería: "¿En qué batea querés que te pongan? Pero ahora ya no quedan disquerías. Es la necesidad imperiosa de ponerle rótulos a las cuestiones, es algo que es una necesidad comercial, no artística, y no está mal. En otro momento fue world music, que es superamplio. Me importa bastante poco el asunto, pero me trae dificultades porque a un tipo de un festival de jazz de Europa le tengo que explicar qué tipo de música hago.
-Y a nivel local ¿te trae conflictos para entrar a los distintos circuitos?
No, porque no hay circuitos. Si acá existiese un circuito de festivales de jazz, o de música instrumental y yo me sintiera relegado, bueno, ahí lo pensaría mejor. Pero la realidad es que no existen, es un problema en la Argentina. Hay hechos aislados muy valiosos y que logran no naufragar, pero no hay circuitos.
Más leídas de Música
“Es de valientes tomar decisiones”. Diego Torres: la ruptura con Débora Bello, la reacción de su hija y el vínculo con su nueva novia
“El médico me dijo que no puedo”. Emilia Mernes suspendió su show y le pidió perdón al público
El rock de luto. Murió Javier Martínez, baterista y cantante del legendario grupo Manal