Jorge Drexler: "Es el momento de que la política escuche a la ciencia y no al revés"
Plano general de los exteriores de un estudio de grabación madrileño. No hay nadie en el lugar salvo el cantautor uruguayo Jorge Drexler. Al ingresar, seguido siempre por unas cámaras, canta, dice, confiesa: "Desde ahora mismo y aquí hacia donde quiera que estés, parte de mi alma parte a tu encuentro" . La bella canción "Transporte" se transforma en el perfecto medio de transporte a la cual se le van sumando sus músicos y los que están del otro lado de las pantallas.
Su última vez en un concierto fue Costa Rica, pero desde aquello pasaron muchas cosas. "No saben la alegría que tengo de reencontrarme con mi equipo y con ustedes aunque sea a través de las pantallas", canta, dice y confiesa el uruguayo que solo tiene ganas de cantar. Y, claro, se da el gusto mientras otros tantos se dan el gusto de escucharlo como en eco, un eco de un mismo sentimiento. Es tal la entrega del artista que parece un rito del encuentro que desafía la la distancia en tiempos de distanciamiento social. Algo que Drexler conoce porque la vivió en carne propia junto a su esposa, la actriz y cantante Leonor Watling, ya que ambos tuvieron coronavirus.
Durante el recital en vivo de esta tarde transmitido por las redes, Drexler y su equipo transitan con un delicado equilibrio de imagen, manejo de cámara y una compleja sencillez en la puesta en escena de un recital del encuentro, en que cada canción se articula con la otra como un gran todo, un gran cuerpo presente. Se saca la chaqueta, el sombrero, se pone cómodo, habla con los que están del otro lado mientras se toma una cerveza gallega a sabiendas que en su Uruguay natal hoy hace frío. Le llegan mensajes de la Isla Chiloé como de Arabia Saudita. Le avisan que hay unas 40 mil personas del otro lado. "Me parece una locura todo esto", confiesa él en la parte abierta al diálogo y aprovecha a hablar en portugués a su público de Brasil por el cual está tan preocupado por lo que se está viviendo ahí y por el manejo oficial de la situación.
Canta "Abracadabras" mientras pone en funcionamiento un péndulo. Pero para. Dice estar nervioso. Le dedica la canción a todos los músicos. Sabe que serán uno de los últimos sectores en volver al rito del encuentro con el público en vivo. Sabe que todos ellos no la están pasando bien. Y encara de nuevo con "Abracadabras" que suelta al viento. Termina y nace una aplauso de su equipo. "Hoy ustedes representan a la Humanidad", ironiza él y, tras cartón, rinde su tributo a los científicos. "Es el momento de que la política escuche a la ciencia y no al revés", apunta quien al rato recuerda y rinde un homenaje a Pau Donés, el cantante de la banda Jarabe de Palo fallecido hace cosa de un mes. Canta "Eso que tú me das". Y sigue en lo suyo apostando a que el corazón va a sanar y que "va a volver a quebrarse".
Frente suyo tiene solamente a los 18 integrantes que forman parte de su Humanidad. Todos se hicieron los controles sanitarios "porque esto va en serio". Drexler ahora habla de su país, de sus días en Cabo Polonio, del orgullo de los médicos uruguayos en medio de un escenario cargado de sombras, transmitido en blanco y negro, pero cargado de colores, de una paleta policromática cuidada hasta la obsesión para construir su poética propia.
Jorge Drexler en vivo enaltece las posibilidades de la Red aunque él se ría de la supuestas desprolijidades de la propuesta por lo nuevo que es todo. "Estoy deseando volver al cuerpo a cuerpo que antes uno daba por hecho y que, ahora, todo extrañamos. Pero ya volveremos a sudar juntos, a compartir vasos y darles dos besos a cualquier desconocido que se nos cruce por el camino", se despide quien confiesa que necesitaba de esa experiencia, que reconoce sentir al otro aún en estas condiciones tecnológicas. Canta "Telefonía", una especie de homenaje al poder estar conectado. Y ahora se despide con, como era de imaginar, "Codo con codo", la canción que compuso inspirándose en el coronavirus. "La paranoia y el miedo no son ni serán el modo. De esta, saldremos juntos poniendo codo con codo".
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