Jóvenes, talentosos y clásicos: "No es lo mismo ver los conciertos por YouTube"
BARILOCHE.- Juntos, Paula Gelpi, Lucas Brass y Eric Hasenclever son un power trío. No porque integren una formación de hard rock con guitarra, bajo y batería sino porque se empoderan cuando están juntos, para hacer música clásica. Paula es una millennial que nació con los estertores del pop de la década del ochenta y el naciente grunge. Pero aun cuando no había músicos dentro de su familia que pudieran torcer el rumbo sonoro que le marcaría su generación, ella solita eligió la clásica. Se enamoró de la música de cámara y tomó el piano como la nave que la llevaría al pasado y a su propio futuro.
Lucas y Eric son dos centennials que nacieron apenas comenzado este siglo. Luego de una formación inicial en el cello, Lucas se puso a las órdenes del búlgaro Stanimir Todorov para perfeccionarse y comenzó participar con muy buenos resultados en varios concursos de su instrumento. Los primeros sonidos que Eric logró sacarle a un violín fueron bajo la tutela de su madre, que toca el mismo instrumento. Con apenas once años, Eric fue solista en un concierto junto a una orquesta sinfónica juvenil y, desde entonces, además de tomar todos los cursos de perfeccionamiento que estén a su alcance (con Peter Thomas, en Londres, entre muchos otros) tuvo la oportunidad de integrar orquestas juveniles argentinas, alemanas y brasileñas.
Juntos están participando en un segmento del festival Semana Musical en Llao Llao, de conciertos del mediodía, que se denomina "jóvenes maravillosos". El festival, que comenzó el miércoles, volvió renovado al calendario de la clásica luego de varios años de ausencia. Aquí hablan sin filtro de cómo es hacer clásica hoy para alguien que recién comienza: los espacios para hacer música, la competencia y las prioridades.
–¿Más allá de que el título no lo eligieron ustedes, creen que la juventud puede ser una virtud en sí misma?
Paula: –Con respecto a tocar acá, creo que nos pone en un lugar privilegiado.
Eric: –Es hacer tocar o darle un lugar en un festival importante a una generación. A gente joven que se está formando. Y una manera de estimular. Tirarnos para adelante, darnos el espacio y el público.
Paula: –Conseguir fechas para tocar no siempre es fácil. A veces conseguimos un lugar y nos pasa que el piano está más o menos. Tocamos igual y afinamos igual.
–¿Rocanrol?
Paula: –Claro. Te tenés que acostumbrar. Por eso cuando te dan un festival así, tenés todos los mimos y es un gran privilegio. Además, lo bueno es compartir los conciertos de la noche con semejantes músicos programados.
–¿Cómo se sienten dentro de ese contexto donde, también, parece haber menor demanda y dificultad para producir conciertos?
Eric: –Sí, pero no. La música clásica sigue existiendo. Puede ser que haya menos jóvenes, pero también pasa que alguien que le gusta ir a bailar al boliche en su casa escucha Bach. Por otro lado, con la edad y la madurez los gustos cambian. Yo creo que para nosotros siempre habrá oportunidades. Y para todos los géneros musicales. El avance tecnológico, en vez de achicar te genera más espacios.
Lucas: –Yo sí siento que hay un achicamiento en el interés por la música clásica. Vengo de un ambiente en el que ninguno de mis amigos es de este ambiente. Pero es cierto que les gusta venir cuando toco y me preguntan sobre algún compositor y lo buscan. El piano es un instrumento que atrae al público que no es de la clásica. Desde Bach a las sonatas de Beethoven o los nocturnos del Chopin.
Paula: -Queda más que demostrado con La Noche de los Museos. Tuvimos la suerte de tocar en la última edición y no creo que todo ese público que nos vio fueran músicos académicos.
–Entonces, el éxito de los museos, como el de la clásica, hoy mucho depende de cómo estén promocionados.
Paula: –Exacto. Un concierto de piano solo de dos horas no tiene la atracción que si en esas dos horas ofreces un trío, luego un dúo y luego piano solo. Es otro marketing.
–Cambios de hábito, como hacer programas más cortos o poner el celular dentro de una bolsita sellada antes de entrar al concierto. ¿Piensan en eso?
Paula: –Si tenemos ganas de hacer una sonata de Beethoven y también un trío de Beethoven no vamos a poner las dos obras en el mismo concierto. Creo que en eso los tres estamos "inconscientemente" de acuerdo. Es hermoso escuchar todo Chopin en un mismo concierto, pero el que no está acostumbrado o está yendo por primera vez a un concierto se va a aburrir. Pasa que a veces en los conciertos en el interior se pone un poquito de música de cámara, de ópera y de comedia musical y el público se queda con ganas de más, aunque fuera un programa de dos horas.
Lucas: –Creo que la concentración del público también depende del artista que tenga enfrente. Si el que toca interpreta todo igual a los cinco minutos se aburre. Venimos de tocar un curso que tiene que ver con trabajar la línea de cada obra, la unidad.
Paula: –De cada obra y de todo el concierto. El artista a veces subestima el público. A veces te das cuenta por los bises de algunos artistas que vienen de afuera. Muchas veces el público sabe más de lo que uno piensa. Y hay un problema si pensás que ese público te va a aplaudir sólo por bajar las teclas del piano. También es importante tocar para uno. Que te diviertas tocando una obra que fue tocada millones de veces. Rehacer la obra, aunque eso no implique versiones alocadas. La idea es pasarla bien.
–¿Qué tanto apuestan a determinadas obras, nuevas o del repertorio tradicional?
Lucas: –Tocar es transmitir. Y la responsabilidad es compartida. En parte del compositor y el medio que es el artista que la interpreta. Una obra que se tocó 80.000 veces no se repite porque la sensación de estar ahí, escuchándola en vivo, es totalmente diferente a poner el video en YouTube o reproducirla en Spotify, ponerle pausa, salir un rato, volver a escucharla y perder el hilo. Por eso la gente sigue yendo a conciertos de clásica.
Eric: –Y es la razón por la que uno escucha "Despacito", que salió hace unos años, y se da cuenta que está requemada. Pero lo que nosotros tocamos suena desde hace 300 años.
Paula: –Tenemos el acceso y la información. Creo que eso es algo generacional. Uno puede entrar a YouTube y ver qué versión es la que más lo impacta. Lo bueno es tener el juicio de escuchar, analizar y hacer después una propia versión.
Eric: –También puede jugar en contra porque cada compositor tiene su estilo y su manera de ser interpretado. La sobreinformación te desinforma. Quizá, tenés cincuenta versiones distintas y después decís: "¿ahora qué hago?"
–¿Cuál es el gusto de cada uno?
Eric: –Creo que uno entra a una música por un instrumento. Yo comencé con el violín, con el método Suzuki y a partir de ahí fui descubriendo distintas músicas. Para avanzar se agarran los conciertos para violín pero también uno debe ir desarrollando otros aspectos. Me gusta mucho la música de cámara. Además, llegar a determinados niveles como solista es cada vez más difícil. Hay cada vez más músicos. Justamente, hoy leí que Leonid Kogan ganó el concurso Reina Elizabeth en 1951. Hoy en día ni sabemos el nombre del último que ganó este concurso. Se pierde.
Lucas: –Porque hay cada vez más gente, niveles más altos, más exigencia, más competencia, más técnica y método de estudio. Siempre aparece alguien que toca mejor.
–¿Y un anhelo de la perfección por la perfección misma sin pensar en un criterio personal?
Eric: –Se está perdiendo cierta esencia. A veces queda afuera alguien muy musical pero que se equivocó una vez y pasa de ronda el que tocó todo perfecto. Obviamente hay que tocar bien, pero esas cosas hacen perder la esencia. Por supuesto que si el jurado exige perfección el que concurse se preparará para eso.
Paula: –A veces vemos lo bien que mueve los dedos un nenito de diez años. Pero eso no deja de ser un entretenimiento.
Lucas: –Siempre el objetivo es tocar lo mejor posible y alcanzar el nivel más alto que se pueda tener según lo que uno esté dispuesto a hacer. Estudiar quince horas por día me puede llevar a cierto nivel, pero me haría sacrificar cosas de la vida personal que no quiero dejar.
La Semana Musical en Llao Llao combina turismo con música. Recibe visitas y convoca al público de las localidades cercanas, especialmente de Bariloche. Con dirección general de Martín Nijensohn y las presentaciones de Nelson Castro y Marcelo Arce, este año actúan: Opus Trío, Estación Buenos Aires, Martha Noguera, Cuarteto de Amigos (Haydée Seibert Francia, Gustavo Mulé, Elizabeth Ridolfi y Myriam Santucci), Mariano Rey, Graciela Reca y el Cuarteto Petrus.
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