La banda de los chicos que leen
Conectar el rock con personajes como Jorge Luis Borges o Silvio Rodríguez no es tarea sencilla. Aunque tampoco se pueda decir que Abril Sosa sea un músico sencillo. Aquel niño bomba que explotaba en la batería de la primera formación de Catupecu Machu y que desde hace casi una década se abre camino al frente del grupo Cuentos Borgeanos -como compositor, guitarrista y cantante- es un artista que se mueve en el rock argentino sin atender a prejuicios ni preconceptos tan comunes en la escena.
Tanto es así que, en tiempos en los que el género se ubica en la base de la industria del entretenimiento nacional, el muchacho asegura que "el rock es una sentencia seria como para tratarlo de manera chabacana", y mientras la mayoría de los rockeros se niegan a crecer, interpretando el eterno rol de Peter Pan, Sosa abraza la maduración como un nuevo y refrescante cambio para su música y su vida: "Con este disco [ Psicomágico , cuarto álbum del grupo, editado a mediados de este año] siento que Cuentos llegó a cierta madurez. Al rockero le da miedo sentir que maduró, pero a nosotros nos encanta. Madurar no significa pudrirse. En nuestro caso, tiene que ver con la idea de aceptar los cambios y el paso del tiempo. Cuando empezamos éramos adolescentes, pero ahora, a los 28 años, nos sentimos hombres".
"Resistir"
Este grupo de "hombres", que completan Diego López en guitarra, Agustín Rocino en bajo y Lucas Hernández en batería -la primera y única formación que ha tenido la banda hasta aquí-, presentará oficialmente su último álbum hoy, en El Teatro Colegiales. "Para mí -insiste el "señor" Sosa-, éste es un disco en serio, en el mejor sentido de la palabra. Creo que llegamos con nuestra música a un lugar artístico en el cual sentimos que hay muchas cosas que queremos y podemos decir. Siempre jugamos, con los sonidos y las canciones, pero en Psicomágico no nos dimos la posibilidad de hacer un tema que no tuviera la profundidad que la música necesita ahora."
-¿Cuál es "la profundidad que la música necesita ahora"?
-Siento que últimamente el rock dejó de ocupar el lugar que siempre ocupó el rock nacional, que tiene que ver con ciertas problemáticas, con hablar de las cosas que nos suceden. El rock, en un punto, está un poco desvalorizado, y esa cosa chabacana del rocanrol copó todo. Pero para mí el rock es una sentencia más seria, una forma de expresarte, una forma de hacer música... Nosotros somos una banda de rock, no hacemos tango, porque no somos una banda dramática, no hacemos cumbia, no hacemos reggaetón, hacemos rock. Y eso no nos encasilla, sino que delimita nuestra forma de llegar a la música. Respeto a las bandas que mezclan estilos y eso, pero nosotros tratamos de hacer rock con el espíritu que tenían los rockeros argentinos en los años 70 o en los 80. No creo que el rock esté acabado; en todo caso, las que están acabadas son las bandas de rock. Es como decir que la literatura está acabada porque la gente cada vez escribe menos...
"Si Morir"
-¿A veces no sentís que se te va la mano con eso del "rockero que lee y es culto"?
-¿Culto? Si yo ni siquiera terminé la secundaria. Me pasó algo de eso en el disco anterior, que vino nuestro manager y me dijo: "Dejá de citar, queda raro un cantante de rock citando a Nietszche". Le hice caso, porque parecía algo pretencioso, pero no era así. Me gusta Nietszche, me gusta mucho Sabato, me gusta mucho el cine y me gusta leer. No es nada nuevo en el rock, Spinetta lo hizo con Artaud, Gustavo Cerati agradece en Bocanada a Borges porque plagió literalmente algunos de sus cuentos... Al que no le gusta o no lo entiende, que me señale, no me importa. No soy intelectual, no somos una banda intelectual, me parece aburrido pensar el rock de forma intelectual, todo lo contrario. El pensamiento es un ejercicio libre. Me gusta leer y no es algo snob: me emborracho y me copa y me prendo fuego como un artista, no como un intelectual. Pero bueno, ya no me importa lo que dicen los demás, porque creo que los jóvenes de 12, de 13, de 14 años quieren pensar más, lo necesitan... El mundo está rarísimo y necesitan un poco más que una esquina y una birra, algo más profundo.
-Y tu manager no te dijo nada acerca de que nombrar a Silvio Rodríguez como una de tus mayores influencias tampoco es muy rockero que digamos hoy en día...
-Para mí, Silvio Rodríguez es el rockero máximo. De la trova hasta aquí, para mí representa el lugar máximo al que una persona puede llevar su música, sus letras, su forma de pensar. Es un referente casi inalcanzable y lo veo rockero porque justamente el rock tiene esa sacudida de la vida, de ver la vida siempre en el extremo.
Para agendar
Cuentos Borgeanos presenta su último álbum, Psicomágico.
El Teatro Colegiales, Lacroze y Alvarez Thomas. Hoy, a las 19.
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