
La Mississippi, para sus fieles seguidores
La banda de blues hizo la primera presentación de su segunda gira interbarrial
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A los músicos de la Mississippi les gustan los bares y las reuniones con amigos. De hecho, su último disco cierra con un tema que se llama "Fauna de bar" y habla de algunos rituales. Quizás este primer recital de su segunda gira interbarrial les inspire una nueva canción. Porque no se desarrolla en un bar, pero la audiencia habitual que sigue a la banda se ve renovada por la propuesta que el grupo lleva adelante. La idea es ésta: el cantante Ricardo Tapia y compañía están realizado un tour por los barrios de la ciudad y del Gran Buenos Aires para presentar los temas de su más reciente CD y, al mismo tiempo, darles la oportunidad a grupos locales y desconocidos para que muestren su trabajo. Primero en Niceto, de Palermo Viejo, y para lo que resta del mes en locales de Lomas de Zamora, Liniers y Vicente López.
Mientras en el backstage las copas se van llenado con tintos y blancos para el brindis, en la puerta ya hay una fila que espera el ingreso. Un rato más tarde, Lou Reed suena de fondo y una "fauna" con distintas formas y colores comienza a poblar la sala. Hay una mayoría de fans de la Mississippi, por supuesto, y varios incondicionales; aquellos que apenas llegan se dedican a buscar un buen lugar para ubicar las banderas. Hoy dan el presente los de Florencio Varela, los de Berazategui y los de Núñez, con la consigna "gente con sangre de verdad".
Pero también el juvenil grupo soporte tiene sus seguidores. Hay padres, tíos, primos, amigos del barrio, hasta una muñequita de no más de 5 años que deambula entre el público y la atenta mirada familiar. Más allá hay un señor con una filmadora de turista que delata su parentesco con los teloneros. "Disculpe, ¿cómo se llama el grupo que toca primero?" "Elegidos." "Andan bien los muchachos", dice con una sonrisa orgullosa. Su opinión no es muy objetiva, pero vale, porque Elegidos sube al escenario y deja con decoro un rock de influencias setentistas que suena interesante.
Pasados los 20 minutos de fama, el grupo cede el espacio al número principal de la noche. La Mississippi llega desde el Sur con ese "Boogie de la ruta 2", furioso y de reproches. Pero enseguida arremete con los temas de "Bit hippie", la placa que está presentando. "Sin rumbo", el lento "Obsesión", el funk-soul que se destila en "Mi capital", "Hola y adiós" y "El detalle" (coreados por el público), los demoledores "Perro guardián" y "El Municipal".
La banda toca como de costumbre, como en la sala de ensayos, como en otros escenarios. Es un relojito con guitarra, teclados y una base implacables, con los saxos y la voz de Tapia que le dan personalidad a su sonido, y con esas letras llanas, monólogos coloquiales y directos que carecen de pretensiones poéticas.
La trasnoche trae luego canciones como "Niño bien", de álbumes anteriores. La muñequita que tiene menos de 5 años no debe madrugar para ir al jardín; sin embargo, el sueño la vence. Está desparramada en un mullido sillón, cerca de papá y mamá. Para ella, el tema "Un poco más" parece una canción de cuna; para los fans que están frente al escenario, "Blues del equipaje", "Café Madrid" y "Un trago para ver mejor" son la mejor excusa para que la fiesta no termine.




