
La música como disfrute pleno
El director holandés presentó en el Luna Park su espectáculo que forma parte de And The Waltz Goes On Tour, con el que se pasea por los temas más populares del repertorio clásico
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"Hacer música es la profesión más linda y yo soy el hombre más feliz del mundo por poder tenerla. La música cura, se mete profundamente en el alma y esta noche vamos a calentar todos sus corazones." Así saludó André Rieu al público luego de su entrada triunfal al escenario. Desfilando y al ritmo de música circense, atravesó todo el Luna Park, repleto hasta la última butaca, seguido de su orquesta, saludando con palmadas y abrazos al público que, eufórico, coreaba su nombre.
Para esta orquesta no hay telón ni elementos formales. El escenario, bordeado por flores artificiales, se ilumina con modernas luces que cualquier banda de rock envidiaría. El fondo, dominado por una pantalla LED gigante, no deja de brillar y jugará un papel primordial durante todo el recital. Los atriles dorados encandilan y la orquesta parece conformada por las princesas de Disney: cada una de las integrantes lleva un amplio vestido en brillantes tonos pasteles. Es el contraste absoluto con la presentación de una orquesta sinfónica convencional; aquí lo barroco y lo kitsch se mezclan sin disimulo.
"La orquesta está celebrando sus 25 años y vamos a viajar juntos para recordar los momentos memorables que hemos vivido, con fantásticas melodías y por supuesto con muchos valses", exclamó el elegante Rieu, mezclando el inglés y el español. Un perfecto showman que domina su doble papel de director de orquesta y violinista. Su físico es imponente y vestido de impecable frac, con cadena de oro y broche de perla en la corbata, hizo suspirar al numeroso público femenino que le gritaba sin parar.
El recital que forma parte del tour And the Waltz Goes On comenzó con la presentación del que fue su primer solista hace 25 años, Frédéric Jenniges, quien con su cítara interpretó "The Third Man", intercalando chistes y juegos con la orquesta, en lo que parece una escena de película cómica, con martillazos por la cabeza incluidos. Luego, el director anunció el vals Cuentos por los bosques de Viena, de Johann Strauss, y la gente suspiró emocionada, mientras idílicos paisajes se proyectaron en la pantalla.
Provenientes de Australia, Hungría y Alemania, Rieu presentó a los Tenores de Platino, que actúan junto a él desde hace ya ocho años. Interpretaron la alegre "Tiritomba" y una impactante "Nessun Dorma". La soprano Carla Maffioletti, de Brasil, llegó al escenario caracterizada de muñeca y brilló con "Olympia", el aria de Los c uentos de Hoffman, de Offenbach.
Los valses deleitaron de manera especial al público; el director holandés le dedicó el Vals del emperador, de Strauss, a su nueva reina. "La más hermosa del mundo, es argentina y se llama Máxima", dijo. Simultáneamente, imágenes de la coronación se iban sucediendo en un homenaje a la reina argentina. Le siguió el Vals de la nieve, con nevada sobre el Luna Park incluida.
Con "Balada para Adelina", que hizo famosa Richard Clayderman, y "Amigos para siempre", de Andrew Lloyd Weber, logró conmover a la audiencia.
Compuesto casi en su totalidad por personas mayores de cincuenta años, al público se le nota que sigue fervorosamente al artista. Hubo quienes viajaron especialmente de Tucumán, Rosario, Mendoza, hasta de Villa La Angostura, sólo para ver a su ídolo. Son como los fanáticos adolescentes.
Después de un breve intermedio, el Trío San Petersburgo, con instrumentos típicos rusos, interpretó el tema de Dr. Zhivago . Otra soprano brasileña, Carmen Monarcha, realizó una pícara y sensual interpretación del aria "Habanera" de Carmen . Otra que emocionó fue la soprano sudafricana Kimmy Skota con el Ave Maria, mientras bellas imágenes de vitraux religiosos se proyectaban en la pantalla.
Cuando Rieu anunció que iban a tocar El Danubio azul, al que llamó el vals de todos los valses, todo el Luna Park se transformó en una pista de baile. Lo que siguió fue una verdadera fiesta, los intérpretes junto a la orquesta brindaron con champaña mientras cantaban "Libiamo", de La t raviata. Miles de globos de colores cayeron del techo, mientras todos bailaban y cantaban "Sirtaki", de Zorba el Griego , "Amazing Grace" y "Cielito lindo". Con un gran adieu se despidió Rieu, y si este recital es sólo el comienzo y viendo lo que despierta su música en la Argentina, creemos que no será un adieu tan prolongado.



