¿El streaming de shows vino para quedarse o es una "necesidad pasajera"?
El último fin de semana comenzó en Leipzig, Alemania, un experimento desarrollado por el Centro Médico Universitario de Halle que consiste en probar el riesgo de contagio de coronavirus en grandes espectáculos. En tres shows del cantante pop alemán Tim Bendzko se midieron los movimientos y contactos de 2210 espectadores (voluntarios sanos) mediante un sistema de localización. Todos los asistentes usaron mascarillas de alta calidad. El estudio no fue para ver cuántos se contagiarán efectivamente sino para evaluar el riesgo de un brote de coronavirus después de un acontecimiento importante en un recinto cerrado. Esto es una manera de entender que no hay soluciones mágicas, que la ciencia requiere sus tiempos y que, como el regreso de músicos y público a los conciertos quizás demande más de lo previsto, hay que buscar otras alternativas. El streaming es hoy la herramienta más práctica para que la rueda de la industria de la música vuelva a ponerse en marcha, al menos hasta que se regrese a ese maravilloso ritual que significa asistir a un festival de rock al aire libre o a un concierto de música clásica en el Teatro Colón.
En Movistar Arena, que es una sala muy joven y con una infraestructura de última generación que seguramente puede cumplir fácilmente con protocolos sanitarios para una pronta reapertura al público, se lanzó un ciclo llamado "Se siente desde casa", que se emitirá en vivo desde septiembre. Miranda! abrirá la agenda con un show el 4 de septiembre. También habrá conciertos de Vicentico, Axel, David Lebón, Soledad, Dante Spinetta, Destino San Javier, MYA,Ruggero y Bandalos Chinos, entre otros artistas.
El multiespacio Teatro Rock Sur renace como Sur en Vivo, y hasta que pueda abrir sus puertas al público tendrá una serie de conciertos vía streaming. La serie, por ahora de cinco, comienza con Neo Pistea, el 12 de septiembre y continúa con Benjamín Amadeo, el 13. Pedro Aznar se presentará el 19 y el pianista clásico Horacio Lavandera lo hará el 25.
En el Luna Park habría al menos un recital por mes hasta fin de año. El primero que se verá es el que está programado para el 12 de septiembre, con La Beriso. Lo que se ofrece en este caso en una experiencia 360° con audio inmersivo y acceso a los camarines en la previa del show.
Un buen complemento
En general, los productores consultados entienden que el streaming vino para quedarse, y que cuando pase la pandemia será un buen complemento para los espectáculos presenciales. Claro que para eso habrá que esperar, porque mientras que los más cautos hablan de una reapertura total recién en 2022, los optimistas no creen que hasta el segundo trimestre de 2021 se pueda hablar de salas que pongan en venta la totalidad de su capacidad.
Mientras tanto, el streaming, que tiene sus particularidades y sus bemoles, es la principal alternativa. Por un lado, sin pretensiones de querer reemplazar a los espectáculos presenciales, ofrece la comodidad de no tener que trasladarse y precios de entradas mucho más baratos. Por otro, una asignatura pendiente que es la conectividad. Aunque muchos productores contratan la mejor conexión posible para su evento, el servicio para conectarse a internet que llega a los hogares no siempre es de la mejor calidad.
Varios de los que ahora comienzan con ciclos de recitales transmitidos o con festivales en vivo ya habían comprado plataformas para emitir conciertos, como un servicio extra a la oferta convencional, antes de la llegada del coronavirus. Otros se sumaron en plena marcha. Crearon ticketeras, ofrecieron sus espacios virtuales a los artistas, promocionaron las cualidades de sus servicios al público.
La gran prueba, sobre todo por sus dimensiones (dos jornadas en vivo de casi ocho horas cada una, con cuatro escenarios simultáneos) la presentó hace un par de semana el Cosquín Rock Festival Online. Una especie de sucursal virtual del clásico festival cordobés que ya tiene dos décadas de vida.
José Palazzo, responsable de las ediciones de Cosquín Rock, incluida la que se realizó el 8 y 9 de agosto pasados, hace un balance: "Creo que hay que dividirlo en varias partes. Por un lado, en la comunidad artística y de la producción generó una caricia importante. Creo que le debíamos a la industria algo así. ¿Viste cuando uno dice: ahorré para tiempos difíciles? Bueno, estos son los tiempos difíciles. Por otro, la diferencia de cuando uno hace un show con público y qué tanto depende la performance del artista para que el público se vaya conforme. Por último, otro factor importante es la conectividad", segmenta el productor.
El Cosquín Rock fue visto por 170.000 personas con un tope de audiencia en simultáneo que se registró a las siete de la tarde de la primera jornada, de 62.000 usuarios conectados. Para esto hubo que contratar servicios de conexión para los cuatro escenarios montados para el festival, con opciones de chat y multicámara. "Una inversión de 150.000 dólares nos permitió conectar los escenarios en Buenos Aires. Salvo un problema que tuvimos con dos artistas, que los reprogramamos para el día siguiente, el upload no se cayó. Pero el problema es que si algunos [de los que compraron los tickets] tuvieron una conexión maravillosa y otros para nada es porque en muchos casos se cree tener una conexión que en la realidad no se tiene. Si la pandemia va a seguir y no habrá espectáculos hasta que llegue la vacuna, la calidad de la conectividad tiene que mejorar".
¿Cómo se logra esto? Según explica Palazzo, debería unificarse la conectividad a partir de ciertos parámetros y que los proveedores de internet ofrezcan un mejor servicio. "Saber a lo que nos enfrentamos fue un aprendizaje importante y exitoso. Todo lo que aprendimos es para que el próximo salga mejor". La idea del productor y de sus socios es utilizar la plataforma al menos una vez al mes, para eventos que no sólo tengan que ver con la música. Y seguir estudiando la mejor manera de monetizar cada propuesta. Porque los tickets son más baratos pero los costos no se redujeron tanto cuando se alquila una sala para producir un recital.
"También hay que ver cómo hacer para competir con YouTube, con tanto contenido gratis, y cómo trabajar el fuego interno de cada artista para que espere el momento ideal para el que, quizá, sea el único show que dará en meses, porque esa actuación reemplaza a una gira completa. Todo eso tiene una carga emotiva".
El factor emocional no es un dato para nada menor. El festival Cosquín Rock virtual tuvo una previa, una semana antes, protagonizada por Los Pericos. Esto decía a LA NACION el cantante de la banda, Juanchi Baleirón: "Fue genial. Una sucesión de momentos, de emociones. Descarga, alivio; sentirse nuevamente completo, aunque convivía una sensación extraña de burbuja. Nos reconectó, primero con los ensayos, que fueron con todo el protocolo y con todo el reglamento por la sensación de que en cualquier momento te caía una inspección. Todos a distancia y con barbijos. Esperemos que se eche a andar la rueda, de una vez por todas. Se inyectó energía positiva a todos".
Más realista que soñador, Palazzo vislumbra condiciones para que el próximo verano pueda hacer su clásico festival en Córdoba, con público presente. Si bien ya se vieron experiencias en el Reino Unido con recitales al aire libre y tarimas con barandas para no más de tres personas que permitieron garantizar el distanciamiento social, no sería posible en este caso. La respuesta la da con un típico humor cordobés: "Quizás se pueda en un festival de música clásica, pero en uno de rock, después del segundo fernet tu tarima es mi tarima. No lo veo viable".
Cambio de "liturgia"
Desde su productora Foggia Company, Marcelo Dionisio estaba haciendo la puesta en valor de una sala de Pompeya cuando el Covid-19 comenzó a llegar a la Argentina y empezó la cuarentena. "Entre las cosas que hicimos fue adquirir una plataforma y poner fibra óptica en el venue para amplificar todo lo que pasara allí". Por supuesto que la apertura tendrá que esperar. Pero con todos esos elementos en la mano se tomó tres meses para rediseñar el proyecto hasta el regreso del público a las salas.
A su cargo está la producción de las actuaciones de Neo Pistea, Benjamín Amadeo, Horacio Lavandera, Pedro Aznar y Airbag, que se realizarán desde Suena en Vivo. "La gente no puede vivir la liturgia. Vamos por un nuevo hábito. Ante la falta total de shows en vivo proponemos lo mismo pero con integración e interactividad. Vamos a acercar a la gente aunque no sea igual". Por otro lado, como el precio de las entradas no supera el 35 por ciento de lo que cuesta un ticket cuando una persona asiste a un teatro o a un estadio, esto llevará a reacomodar la industria. "De cara al público es más barato, con buena calidad y ahí apostamos a que se construya una nueva cultura de relacionamiento con el entretenimiento. Ojalá que volvamos lo más pronto posible y que el streaming quede como complemento. Pero, al día de hoy, la forma de vivir la música pasa por acá. Hay artistas a los que les fue bastante bien con shows caseros. Algunos de ellos se están sumando a nuestra plataforma para mejorar la performance. Usaremos todos los recursos posibles para que el artista no sienta la frialdad ¨[de no ver al público directamente]". Dionisio también asegura que la conectividad que cada persona tiene en su casa es clave para el éxito de este tipo de proyectos.
De este formato surgen cambios e ideas. Como ejemplo está el caso del pianista Horacio Lavandera, que como tiene público en Europa y Asia, donde suele hacer giras, además del recital de piano que dará para la Argentina, seguramente nocturno, también tiene previsto uno matutino, para audiencias de países como Corea y Australia, y vespertino, para público europeo.
Convivencia de formatos
Como el escenario virtual no tiene hoy más fronteras que la dimensión de nuestro planeta, desde su productora EB Eduardo Basagana lanza +Vivo, proyecto de espectáculos en streaming que debuta el 12 de septiembre con La Beriso, desde el Estadio Luna Park. Además, el productor está cerrando proyectos que se realizarán desde Miami y México.
Hay que readaptarse. "A nosotros la cuarentena nos agarró 24 horas antes del show de Karol G. Fue un piñón la suspensión, aunque con la artista está todo bien y el show se puede reprogramar. La bronca me duró una semana. Enseguida apareció el streaming. Porque después de muchos años en esto uno tiene muchos amigos en la industria y varios la están pasado mal. Por eso generar trabajo te emociona".
Para Basagana las posibilidades técnicas, mientras que apunten a la excelencia, no representan el mayor desafío de esta nueva era. El foco debe estar puesto en la reconversión del artista y en que el público logre engancharse. "Es un desafío no tener al público ahí delante pero es cuestión de trabajarlo. Que el músico comprenda que no se trata de un show vacío sino de un formato distinto. Si logra hacer un clic vamos a tener más shows en streaming".
Para este productor, el nuevo formato exige guiones y una puesta más televisiva con escenografías reales y en 3D y con sonido inmersivo. "Que el fan pueda estar con el músico dentro del camarín, incluso charlando. Nosotros veníamos trabajando el streaming como proyecto complementario. En ese sentido esto nos agarra plantados de una manera sólida. Tiene un umbral infinito en espectadores. Cambia el horizonte tanto de público como de anunciantes. Nos tomamos unos meses para hacer hincapié en la seguridad informática y cuidar todo el proceso para el que compra la entrada hasta el día del show. Hoy cada peso cuenta y si se toma la decisión de gastar el dinero el servicio tiene que ser sobresaliente. Uno también es usuario de internet. Personalmente creo que hubo avances en los últimos años pero todavía hay que dar el salto de calidad", asegura. "El entretenimiento se había vuelto un negocio que estaba perdiendo arte y magia. Nosotros somos los que estamos en esta industria y no tenemos que perder ese eje. El que va a sentarse a ver un show tiene que maravillarse. Los que mandan son los usuarios y hay que estar atentos a las sugerencias". Además, Basagana apuesta a que el público se acostumbre como se acostumbró a la convivencia entre la sala de cine y las plataformas como Amazon Prime o Netflix.
La industria discográfica y el streaming
La industria discográfica también ha buscado en el streaming cierto alivio ante la marcada caída de ventas de formatos físicos que se viene manifestando en las últimas décadas. Si bien esto no es nuevo, la pandemia hizo que el cambio de hábito también se acentuara en favor de las grabaciones.
"La pandemia es un golpe y el impacto más notable es que la industria de la música grabada venía traccionando [su público] a partir de la industria de los shows –explica Diego Zapico, presidente de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif)-. Las novedades tenían que ver con los artistas tocando sus nuevos discos y el contexto puso un stop grande al vivo. Esto obviamente repercute en nuestra industria, que debió repensarse totalmente en lo digital, aunque esto sea una reconversión que viene haciendo año a año. Desde marzo todo fue más abrupto. Si bien hay géneros muy dinámicos, como el urbano, que tiene gran popularidad, por otro lado se revalorizaron los catálogos y géneros que no tenían tanta visibilidad en el contexto pre pandemia, como el tango, el folclore y el jazz, que empezaron a ser más buscados."
Esta industria tiene dos grandes frentes de acción: la novedad y la música de catálogo. "Creo que al bajar la aparición de novedades, en los últimos meses, y el hecho de que la gente estuvo más en sus casas escuchando música, esto motivo al crecimiento del catálogo. También se ve reflejado un aumento de las suscripciones a plataforma digitales. Además, se nota mucho el aumento de lo audiovisual, que es grande. Y otro dato a tener en cuenta es el cambio de modalidades. Antes de la pandemia mucha gente escuchaba música en los traslados; cuando iba a trabajar, por ejemplo".
Así como para la venta de discos se hablaba (y se sigue haciendo) de "Álbum de Oro", de "Platino" o "Diamante" por la cantidad de copias vendidas, el mundo del streaming también tiene sus premios, sus certificaciones, casi desde principios de la década pasada. El esquema actual en Argentina, desde septiembre de 2019 es: Oro, 10.000.000 de streams; Platino, 20.000.0000 de streams y Diamante, 125.000.000 de streams.
En cuanto a los formatos físicos, las disquerías permanecieron cerradas durante la primera parte de la cuarentena y luego se intensificó la venta online. La tendencia de crecimiento del vinilo se acentuó. Y el CD siguió mostrando su caída. "Hay relanzamientos de álbumes clásicos en vinilo que apuntan a ciertos nichos y se están vendiendo. Es un fenómeno muy particular, aunque no tenga cifras enormes. Es probable que en la venta online de un CD el costo del envío puede equiparar al del disco, mientras que el vinilo, como es más alto, incluso pueda tener bonificaciones en el costo de su envío".
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