
Lucho González se dio el gusto de tocar y cantar en familia
Recital del guitarrista Lucho González. Presentación del disco "Esta parte del camino". Músicos invitados: Hubert Reyes y Martín González (percusión), Lito Vitale (guitarra), Gabriela Torres y Alejandra González (voz). El miércoles, en el teatro Presidente Alvear.
Nuestra opinión: bueno.
"Esta parte del camino" es el álbum en solitario del guitarrista Lucho González y, quizás, el momento en el que decidió largarse de lleno a cantar, luego de tantos años como integrante de grupos y especialmente consagrados al acompañamiento de solistas. Durante varias décadas el músico se dedicó a esta actividad con excelentes resultados profesionales. Alcanza con mencionar dos nombres que figuran en su currículum: Chabuca Granda y Mercedes Sosa.
Por su trayectoria como instrumentista (entre su Perú natal, la Argentina, que lo tomó en adopción, y la música latinoamericana, que eligió para tocar), lo más lógico hubiera sido que este trabajo estuviera concentrado en las seis cuerdas.
Sin embargo, se arriesgó con un repertorio de canciones que atesora en su lista de favoritas, más algunas propias. La placa tiene una marcada tendencia que lo conduce a los sonidos de su país de nacimiento. A veces van estilizados con la forma de canción, aunque no deja de ser fuerte la presencia de géneros conocidos a partir de la música o de la danza, como la marinera, el vals (tocado al estilo peruano), el festejo (de raíz afroperuana), y el landó (tradicional de esas tierras y primo de un baile angoleño).
Esto se completa con la presentación del último miércoles, en la que su voz y su guitarra aparecieron envueltas en los concretos golpes de cajón que aportaron Hubert Reyes y Martín González, hijo de Lucho. Sí, porque el estreno también tuvo una cuota de encuentro con familia y amigos. Alejandra González lo acompañó en "Palabras para Julia" y Lito Vitale, que para la ocasión dejó las teclas, se atrevió con algunos solos de guitarra.
Junto a ellos, el músico se entregó al deseo de cantar. Y si bien no fue la primera vez que lo hizo en público, el estreno de este material representó un compromiso mayor y un cambio de rumbo. Claro, su garganta en pocas ocasiones se puso a la altura de sus manos.
Por dar un ejemplo, la manera como plantó los rasgueos o la gracia de movimientos entre las cuerdas más bajas no tuvo el mejor complemento en la interpretación de las "Coplas para Pancho Graña", escritas por Chabuca. El protagonismo de González estuvo mucho mejor ganado con el instrumento que toca desde la niñez. Si hay un solista en Lucho es el que mostró en las improvisaciones sobre marineras (el punto más fuerte de la noche) junto a Martín. También en temas como "Los ojitos" (de propia cosecha). El músico abrió el show con esta pieza, con la jarana del festejo plasmada en la gracia de su bordoneo y en el espíritu danzarín del estilo (algunas de sus mejores cualidades) hasta terminar en un dúo de canto y guitarra que alcanzó los mejores momentos cuando su garganta fue detrás, como segunda, de la línea melódica de la guitarra. Los mismos resultados alcanzó en tarareos o hacia el final de "Pedacito de cielo", cuando sumó su canto a la interpretación de Gabriela Torres (otra de las invitadas especiales) para enriquecer la versión con un bello matiz.
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