
"Mi amor, mi cómplice y todo"
La relación con Antonio de la Rúa
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"Mi amor, mi cómplice y todo." Esas palabras, del conocido poema "Te quiero", de Mario Benedetti, fueron las que eligió Shakira para dedicarle el álbum a su novio, Antonio de la Rúa. Sin embargo, enseguida se ataja. "Bueno, le dediqué un par de canciones y no el disco", dice con el tono castizo de un "no es para tanto, tía".
Shakira parece estar en tierras extrañas, en arenas movedizas, cuando se le menciona su relación con el hijo del ex presidente argentino. Y ni siquiera menciona al poeta uruguayo cuando, en relación con su fascinación por Oliverio Girondo -que había confesado en una entrevista a este diario, cinco años atrás- se le pregunta si gracias a Antonio había conocido a otros poetas. "No, pero me ha hecho descubrir otras cosas, como el tango de Piazzolla. En cuanto a lecturas, sí hemos leído mucho a Borges los dos, pero yo lo conocí a Borges antes que a él -y se ríe-; en todo caso, ahora lo compartimos".
No quiere abundar mucho en el tema. Venir a Buenos Aires insiste en que le da alegría: "Es porque allí tengo gente a la que quiero y está mi público, que ha sido leal y cálido, y cariñoso. Siempre siento, como diría Gardel, la alegría de volver".
Esta vez viene sola; cuenta que Antonio tiene asuntos que resolver que no le permiten viajar. Lo cierto es que "Día de enero" está claramente dedicado a su novio, con menciones a su tonada porteña, a "rasguños que te hicieron por ahí", y "a que hayas sido un extranjero en tu propio país". ¿Tanto ha sufrido? "Las crisis las sufren todos; no hay sólo una parte -y suspira-; siempre se sufre entre todos. Y de su situación personal preferiría que hablara él. Creo que sería irrespetuoso de mi parte meterme en ese terreno."
Terreno de las crisis, terreno del amor. El disco tiene un tema titulado "La tortura" y una línea "no me tortures así", en otro tema. "No, que no puede ser", dice segura, e inmediatamente comienza a dudar. "Sabes que tienes razón; es cierto. En «Lo imprescindible». No me había dado cuenta. Debe tener que ver con mi naturaleza nostálgica, creo que he sentido nostalgia hasta de lo que nunca viví, y ese es el caldo de cultivo donde se cocinan mis canciones. Es el lado oscuro de la Luna, esas circunstancias del amor que nos recuerdan que no todo son primaveras y veranos, y hay que aceptarlo así. Hay que entrar en el mundo del amor tomando todos los riesgos, porque eso es lo que lo hace fascinante".



