Música para sangre gitana

Por las venas de María Soledad Contreras parece correr sangre gitana. Ella es la voz del grupo Simpecao, que hoy, en el teatro ND/Ateneo, presentará su nuevo CD, Aflamencarse. "Hacemos flamenco pop con ritmos latinos", explica la cantante a LA NACION en comunicación telefónica desde Mendoza, donde vive.

El grupo se hizo conocido cuando sus canciones empezaron a musicalizar las escenas de la tira Soy gitano, que protagonizó Osvaldo Laport, en 2003, por Canal 13. "Esa novela nos abrió muchas puertas", confiesa.

Ella llegó al flamenco por legado. "En cada reunión familiar está presente esa música", dice. Es la herencia que le dejó su tío bailaor, ese inmigrante granadino que se quedó en Mendoza. "Que me dedicara al flamenco, en parte, es por transmisión sanguínea", explica. La iluminación le vino a los 19 años y, hoy, con 39 y seis discos en el haber del grupo, se reafirma.

En 1995, conoció en las academias de danza flamencas de Mendoza a Daniel Moreno, primera guitarra del grupo. Mientras él musicalizaba el baile, ella le ponía palabras. Y así, por la casualidad de compartir un mismo espacio, nació Simpecao. "El flamenco es la música que amamos", dice para justificar el porqué del nacimiento del grupo.

El sexteto mezcla el género español con otros estilos. A Daniel, que es el compositor de las canciones de Simpecao, le interesa tanto la música clásica como la electrónica. "Es inevitable que a la hora de componer aparezcan estos estilos. La idea es no encasillarnos en un género", explica María Soledad.

De componer ella sabe. En Aflamencarse dos temas son de su autoría: "Siente conmigo" y "El aire de mi madre". En esta última rumba queda clara la pasión que siente por el flamenco esta cantaora; ese amor que le vino con la sangre: su madre es una granadina que a los 10 años cambió el mar español por la cordillera mendocina, como dice María Soledad .

Un lugar en el mundo

En las siestas mendocinas, cuando el silencio de la calle deja oír el ruido del agua que fluye por las acequias, a 20 kilómetros de la capital, entre los viñedos y las bodegas, los seis integrantes de Simpecao se juntan a ensayar.

La tranquilidad de esa ciudad hizo que el grupo -que completan Federico Alma, en bajo; Alejandro Samer, en guitarra; Gabriela Magni, en palmas y castañuelas, y Santiago Servera, en percusión- decidiera quedarse allí. "Todo sería diferente si estuviéramos en Buenos Aires. Estamos fuera del sistema, pero preferimos esta tranquilidad", añade. De todas maneras, a Buenos Aires llegaron cuando estuvieron en el Centro Cultural Borges y en el Paseo La Plaza, y ahora, en el teatro ND/Ateneo.

Y se proponen ir por más. "Un sello discográfico español compró algunas de las canciones de este CD y del anterior para sacar un disco de compilados de flamenco allá -explica-. Me fascinaría tocar en España, pero nunca fue nuestra meta", completa, y deja en claro que lo de ellos no es imitar lo que se hace en esas latitudes.

Un cantante de esa tierra, Alejandro Sanz, quedó encantado con ellos cuando actúo en Mendoza en 2001. Tanto que pidió que Simpecao fuera la banda soporte del recital. La química entre ellos se extendió más allá del escenario, en largas charlas, antes y después del concierto. "Se copó por el hecho de llegar aquí y encontrarse con un grupo que hacía música que le gustaba", recuerda María Soledad.

Cuando hoy entone alguno de los temas del nuevo disco, se verá cómo por sus venas corre sangre flamenca.

Por Carlos Sanzol

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