
Otro Beethoven, en la voz de Torres
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Segundo concierto del Décimo Festival Beethoven, organizado por Ars Nobilis. Duodécima temporada. Programa: lieder de Ludwig van Beethoven, a cargo del barítono Víctor Torres, acompañado en piano por Carlos Koffman. Auditorio Anasagasti del Jockey Club.
Nuestra opinión: Muy bueno
Un Beethoven desconocido es este de los lieder . Pese a la sorprendente cantidad -cercana a los 90- que compuso. Y si bien escribió esporádicamente para la voz humana (allí están el par de misas, una ópera y un oratorio, amén de ese fugaz y complejo final para cuatro solistas en la Novena Sinfonía ) la canción no se constituyó en una de sus predilecciones. Prueba de ello es el haber escogido a poetas menores. Otra constatación de tan escasa inclinación, es el haber privilegiado casi siempre sus necesidades expresivas y su predilección por lo instrumental, en desmedro de la escritura vocal.
Ni siquiera se lo cita a Beethoven cuando se alude a la historia del lied (la canción germánica de Alemania y Austria). Pero no por carencia inventiva, sino por predestinación histórica, en esta fusión de música y poesía, el lied creció en intrínseca calidad musical -y en cantidad- después de su muerte. Sobre todo, a partir de las maravillosas canciones de su fervoroso admirador: el vienés Franz Peter Schubert.
No obstante, siempre resulta oportuno revisar ciertas conclusiones estéticas y artísticas.
Hé aquí el acierto de Ars Nobilis, en el segundo concierto de este Décimo Festival Beethoven: exhumar e indagar en el ignoto universo beethoveniano de la canción, en la privilegiada voz del barítono Víctor Torres y el refinado piano de Carlos Koffman.
Incluso para diluir reticencias hacia un Beethoven vocal grandilocuente. Porque lo que se descubre en estos veinte lieder , es ese otro costado: el recóndito, íntimo, profundo, entrañable de este querible Sordo de Bonn. El destino, Dios, la esperanza, la muerte, el placer, el sufrimiento, la melancolía, la mujer amada (como la Adelaida del poema de Matthisson), la nostalgia, la naturaleza una temática que abarca al hombre y su circunstancia, cabe en este sorprendente repertorio.
Sin bruscos contrastes
No es este el Beethoven de los bruscos contrastes. Es, en cambio, el compositor que crea deliciosos climas ya desde los preludios del piano, para que la voz anuncie caminos inaugurales de aquello que se convertirá en rasgo identificable de la canción germánica.
Se lo descubre en el primer esbozo (opus 32) de An die Hoffnung (A la esperanza), que prenuncia a Schubert; en la euforia, típica del romanticismo alemán, de Adelaide (opus 46); en los proteicos trazos (dolientes, heroicos, hímnicos, ominosos, dramáticos) de las seis canciones del opus 48; en las sinuosas líneas melódicas y modulaciones armónicas del definitivo An die Hoffnung opus 94 .
Otra vez Beethoven nos acerca a Schubert en las otras seis canciones de An die ferne Geliebte (A la amada lejana), tanto como en conmovedora La partenza (WoO 124) . O prefigura el lied alemán en los anticipatorios Andenken (opus 136) y Ich liebe dich (WoO 123) . Todo es descubrimiento. Todo es sorpresa. Este Beethoven está lejos del melodismo de fácil cantabilidad, al que nos acostumbraron sus sinfonías, sonatas y obras de cámara. Es aquí el que indaga en recovecos originales, de intensa emoción.
Víctor Torres se ha sumergido con unción y devoción en este cosmos desconocido, en perfecta simbiosis con el sutil pianismo de Carlos Koffman. Ninguna desmesura, ningún alarde vocal ha tentado al barítono. La media voz alcanzó su más acendrada emoción.
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