Reynols, el experimental trío argentino liderado por un baterista con Síndrome de Down, llegó a la tapa de una prestigiosa revista inglesa
El grupo liderado por Miguel Tomasín, que supera constantemente los estándares de “una banda de rock”, sorprendió esta semana desde la portada de The Wire
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El martes por la mañana, Reynols se volvió la primera banda argentina en ser portada de un medio extranjero, cuando un usuario de Twitter compartió la tapa del ejemplar de mayo de la revista británica The Wire, especializada en la música de vanguardia y todo aquello que se cultive en las orillas del mainstream. En cierto modo, la noticia grafica no solo la vigencia de un proyecto que lleva ya más de veinticinco años de carrera, sino también la expansión constante de un grupo que logró no solo que su nombre suene en el extranjero sino además volverse un referente de la experimentación sin red que les valió la admiración y el respeto de Thurston Moore, de Sonic Youth, o Henry Rollins.
Reynols es una banda única en todos los sentidos posibles de la palabra. Su líder es Miguel Tomasín, un baterista con síndrome de Down que es también quien comanda las decisiones estéticas del grupo. El año pasado, Tomasín fue premiado por su trayectoria musical con el 2021 Henry Viscardi Achievement Award, una de las distinciones más prestigiosas a nivel mundial en materia de inclusión, y en 2018 en la Medieteca de París se realizó una muestra retrospectiva de su vida. Desde 1993, la banda que completan Roberto Conlazo y Alan Courtis es además un laboratorio de sonidos, conceptos y formatos, con más de ciento veinte discos publicados a lo largo y ancho de todo el planeta. El grupo ha llegado incluso a realizar performances en la Torre Eiffel y en la NASA, y estuvo a punto de tocar en el Madison Square Garden cuando Moore quiso invitarlos a participar de una fecha compartida junto a Pearl Jam, algo a lo que el manager de la banda de Eddie Vedder se opuso por considerlos “demasiado excéntricos”.
En todo este tiempo, Reynols desafió todo tipo de límites, en una catarata situacionista ininterrumpida que los llevó a ser durante un tiempo la banda estable de La salud de nuestros hijos, el programa del pediatra Mario Socolinksy. Cuando la banda comenzó a tener exposición mediática a partir de esto, la oferta siguiente llegó de las manos de la producción de Susana Giménez, según aseguró Courtis a LA NACION en 2019. En esa ocasión fue el propio padre de Tomasín el que se opuso, ya que la invitación era solamente para Miguel y no para la banda entera, y la negativa dejó trunco lo que tenía destino de clásico para la historia televisiva: “Nosotros ya habíamos pensado la obra, que era ir a lo de Susana y regalarle 100 dólares, darle plata a Susana en su propio programa”, manifestó Courtis.
Su por demás extensa discografía tiene entre sus hitos a 10.000 Chickens Symphony, con el sonido de esa cantidad de pollos chillando dentro de un corral, Blank Tapes, con el soplido que producen las cintas de cassettes vírgenes de distintas marcas y The Sound of the Argentinian Cooking Pot Revolution, con tomas de audio hechas durante los cacerolazos de 2001. Con más de un centenar de títulos, su único lanzamiento en la Argentina es, sin embargo, Gordura vegetal hidrogenada, en lo que dieron en llamar el primer disco desmaterializado en la historia: adentro de la caja del CD se incluía el arte de tapa pero no el disco, que aseguraban se había evaporado 15 segundos antes de abrir el paquete. En 2020, el grupo decidió llevar este álbum a las plataformas digitales, y lo hizo respetando su concepto: el disco fue subido a la plataforma BandCamp, donde figura la lista de temas y el precio a pagar para su edición en vinilo, pero no hay botón de “reproducción” para escucharlo en streaming.
Las ideas de Reynols van más allá de los conceptos y los ponen en conflicto. En 2020, el grupo publicó en Noruega el disco Gona Rubian Ranesa, que tiene como particularidad haber sido grabado en estudio con un “estándar” rockero. Para Reynols, lo raro es lo normal para otros. Ese mismo año, para el lanzamiento de Aльклорс Барбатруло, la banda inventó un formato nuevo al que bautizó el caCDtte, donde el lado A está incluido en un CD, y el B en un cassette. Para Reynols, lo normal es lo que para otros es raro. Sus experimentos no solo han sido celebrados por los ya mencionados Rollins y Moore (que en una de sus visitas a Buenos Aires llegó a ir al Parque Rivadavia en busca de material del grupo), sino que también logró compartir procesos artísticos con ellos: el trío fue parte del proyecto colaborativo Lunar Opera, de la compositora experimental estadounidense Pauline Oliveros, y en 2017 grabó en Buenos Aires una serie de álbumes junto a la banda japonesa de psicodelia Acid Mothers Temple luego de oficiar de teloneros en su debut porteño. En 2004, la banda entró en stand by y lo anunció a su propia manera: el grupo no informó entrar en un parate, sino su mudanza al planeta inexistente Minecxio.
“Reynols no existe”. La afirmación pertenece a Miguel Tomasín y fue destacada por el crítico estadounidense Marc Masters en el texto que acompaña la edición de Minecxio Emanations 1993-2018, un box set mastodóntico con seis discos y un DVD lanzado por el sello noruego Pica Disk. El lanzamiento también sirvió para disparador para que la banda regresase a los escenarios en 2019 para un tándem de conciertos en el MALBA, y la elección de ese lugar en particular de alguna manera parecía darle validez al enunciado de Tomasín: Reynols no existe dentro de la lógica de un grupo de rock, sino como una manifestación artística en desarrollo ininterrumpido.
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