Rita Lee: la diosa paulista que respira Beatles
Esta noche, en tiempo de bossa nova, repasará el repertorio del conjunto inglés, con su particular estilo
"Voy a hacer boleros, bossa, Beatles y baladas. Estoy en un momento de tranquilidad", dice Rita Lee, pelo naranja, sombrero negro, una estrella tatuada en la mano derecha y espléndida con sus 55 años. "El Luna Park es un lugar clásico de aquí ¿no?", pregunta, entusiasmada con el show que dará hoy, a las 21.
La artista paulista que en los años 60 integró Os Mutantes -banda pionera de rock y psicodelia a la brasileña- y que sonó en todas las radios y discotecas de aquí y allá ni bien comenzados los años 80 con "Lança perfume" llega por primera vez a nuestro país gracias al éxito de su último disco, "Bossa `n Beatles", en el que hace su propia lectura de las canciones de la banda que revolucionó al mundo. Y a ella. "Del 63 al 70 bebí, comí, fumé y respiré Beatles", dice en el libro que acompaña el CD.
"Sabía y sé todos los temas de memoria -dice ahora, en una Buenos Aires que la tiene fascinada-. Cada canción tiene una parte de mi historia, de vida. Escuchaba "She´s leaving home" y sentía la voluntad de salir de la casa de los padres. Y salí. Y compuse "Ovelha negra". Me inspiraron mucho, la vida toda. Cuando salía cada disco me compraba tres de cada uno (cuenta con un susurro cómplice) porque tenía miedo de que se rompieran, de agujerearlos con esa púa. Entonces compraba tres, dos para guardar y uno para escuchar hasta que no diera más. Los Beatles han sido una fuente de inspiración para varias generaciones. Si no, miren a Oasis. Creo que hasta les tendrían que pagar royalties."
Complicada fue, cuenta, la selección de los temas. "Tener que elegir poquísimas de un universo de obras de primer nivel fue lo más difícil." O casi, porque también tuvo que enfrentar una inesperada censura. Rita Lee había comenzado por traducir al portugués una veintena de canciones. Una traducción libre, en la que intentaba, dice, captar el espíritu del tema antes que limitarse a un simple cambio de lengua. "El primero fue "Here, there and everywhere", estaba nerviosa, pero de repente sentí como una conexión, extraña. Como si Lennon me iluminara desde algún lugar, y salió de un tirón. Qué pretensión la mía, ¿no?", dice y ríe de su atrevimiento.
Su plan inicial no pudo ser. Porque los que controlan el cancionero beatle no aceptaron las traducciones. Solamente pasaron el filtro unas pocas, las que estaban menos despegadas del original. "Minha Vida (In My Life)" y "Pra vocé eu digo sim (If I Fell)" son las que cierran el disco que se editó en la Argentina. Quedaron en el camino temas como "Strawberry Fields Forever", "A Day in the Life", "She´s Leaving Home" y "Something", entre otros. "Fue lamentable que censuren la creatividad. Lo mío remitía a una libertad poética, salía de la letra original, trataba de captar otra cosa. Pero estaba tratando con burócratas y no con creadores. Igual, no deja de ser increíble. No sentía eso desde la dictadura militar. Y estamos en el tercer milenio..."
-¿Grabar estas canciones te hizo retrotraer a esas épocas en que descubrías a los Beatles y a la música?
-Sí, absolutamente. Fue algo entre santos y demonios. Yo quería trabajar con el repertorio de los santos, que son los Beatles (y hace un gesto hacia arriba), pero tenía demonios que resolver antes de tomar la decisión de grabarlos. Demonios de juventud, que remiten a tiempos anteriores. Demonios que no fueron bien resueltos en una época. Resultó, entonces, como un análisis de diván, freudiano. Cuando resolví los demonios, los santos bajaron. Y entonces fue un placer grabar. Ese mismo placer que, supongo, hace que a la gente le guste el disco.
Vencidos los demonios, entonces, Rita Lee asegura encontrarse en un momento de tranquilidad, de gran tolerancia. "Es la menopausia -dice con firmeza-. En Brasil todavía es un tabú ese tema y hay una propaganda muy engañosa sobre la menopausia de las mujeres. No es verdad. Yo lo percibo porque mi madre cayó en la propaganda. La pasaba mal. Y no es así . No es para sufrir, es para entender lo que pasa con la parte hormonal y, además, abre otras puertas. Lo físico cambia, pero lo físico queda acá. Y yo estoy interesada en el espíritu y desde ese lado es fantástico para las mujeres. Me dio una tolerancia que nunca había tenido. Antes no soportaba nada. Todo lo mandaba a la m..., me parecían una bosta muchas cosas, ahghgh (emite un gruñido). Ahora si no me gusta algo, me aparto, desenchufo la televisión. Es parte de la libertad, esa que yo aprecio tanto. Entonces doy esa libertad con mi tolerancia para que todos puedan expresarse." Y agrega, "hasta los calores, esos del climaterio, tienen su lado interesante", dice mientras hace la mímica, con sus brazos, de una ola de calor que desde el vientre sube hacia la cabeza. "Ahhhhhhhhh, da un barato."
En estos últimos años, los músicos norteamericanos descubrieron la tropicalia y, con ello, a Os Mutantes. David Byrne y Beck, entre otros, se declararon fans de aquella banda precursora. A ella no parece impresionarla mucho. "Agradezco, claro, pero no me deslumbra. A los gringos les llevó treinta años enterarse, y ahora que ellos hablan bien, en mi país parecen también darle otra importancia."
Made in Brasil
Tampoco le interesó nunca hacer carrera en el exterior. "Eso tiene que ver con los antepasados, que eran inmigrantes. La familia de mi padre y la de mi madre salieron de sus países para buscar Brasil, y Brasil fue generoso con ellos. Mis padres nos incentivaron a mí y a mis hermanos a afincarnos, a aprender la lengua. Para mí, hacer carrera en el exterior hubiera sido como desandar el camino, en vez de seguir hacia delante."
Su mundo, entonces, son sus canciones, su esposo (está casada hace más de veinte años con Roberto De Carvalho, compañero de vida y de música), sus hijos (las historias que les inventaba, cuando eran pequeños, a la hora de dormir, se convirtieron en varios libros de cuentos infantiles) y los animales. No los suyos solamente, sino todos. Ahí, otra vez, aparece la Rita Lee aguerrida, aquella rebelde que levantaba las banderas del sexo las drogas y el rock and roll. "Sí, es un tema que me importa. No pertenezco a ninguna entidad específica, aunque contribuyo con todas. Utilizo el poco de prestigio que tengo para defenderlos porque no pueden hablar solos. En Brasil hay cosas horrendas, como la farra del buey, una cosa horrorosa, en la que largan un buey a la calle y las personas le cortan una oreja, el rabo, lo que sea. Vivo. Eso no pertenece a la cultura brasileña, es de las islas Azores, pero se introdujo. Hay también rodeos, a los que les tengo pavor, pero hay tanto dinero en juego que compran políticos para que se pueda seguir haciendo y van artistas que reciben cachets millonarios. Un tiempo atrás han intentado importar las corridas de toros. No, no queremos lo peor de la cultura española, queremos a Almodóvar, a Picasso. No necesitamos de eso."
Se entusiasma, en cambio, cuando habla del momento de euforia que se vive en Brasil tras el triunfo de Lula. "Es un momento muy interesante, muy parecido a la alegría y la esperanza de cuando ganamos la copa de fútbol, pero más fuerte, más serio. Estamos necesitados urgente de cambiar la preocupación social. Hay mucha miseria. No da para ser feliz así. Unos poquitos millonarios, y una cantidad de miserables que es intolerable. Hay mucha violencia también y mucha droga. Es raro, para mi generación tomar drogas era una actitud libertaria, ahora, en cambio, es esclavizante."
Está, dice, fascinada con esta ciudad. "Me gustó mucho, mucho, mucho, Buenos Aires. Hay gente muy bonita, muy educada. Es extraño que no haya venido antes. Mi hermano vivía viajando para aquí y siempre insistía en que me iba a gustar. Me hablaba de los sándwiches de miga, de los alfajores, de la Recoleta. Pero cada vez que se planificaba un show algo pasaba, había algo cerrado. Será que tenía que ser ahora. Con Roberto estamos pensando en venir, después de Navidad, y pasar un tiempo aquí, para ir a museos, a iglesias, a Palermo."
Aunque nombra a Catupecu Machu y Charly García ("es más o menos de mi generación y continúa genial") dice que nunca estuvo muy al tanto del rock argentino. Que ahora es uno de sus hijos, que tiene una banda de rock, el que la tiene un poco más informada. "Siempre me gustaron más los viejos. Piazzolla, Gardel, ese lado más tradicional. Hasta estuvimos haciendo con Roberto "Lanca perfume" en versión tango." Y ahí nomás, marcando el ritmo con las botas y las manos, comienza a cantarlo, en 2x4. No está nada mal. Quizá lo termine de ensayar y sea uno de los estrenos de esta noche.
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