
Abuso
Entrá a la guía de servicio y encontrá los tips de los expertos sobre cómo prevenir, actuar y encontrar ayuda frente a este problema

Escrita por la pianista y cantautora norteamericana Tori Amos y producida por Eric Rosse, “Me and a Gun” fue lanzada el 21 de octubre de 1991 por Atlantic Records, como single para promocionar Little Earthquakes, su álbum debut. El tema cuenta la historia de un fallido intento de violación sufrido por la cantante en Los Ángeles, cuando tenía 21 años.
Años más tarde, luego de ver el film Thelma and Louise, la popular road movie dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Geena Davis (Thelma) y Susan Sarandon (Louise), cayó en la cuenta de que la pesadilla que había vivido no terminaba de cicatrizar, como un evento que desde entonces marcó profundamente su vida y su carrera artística.
El film cuenta la historia de estas dos amigas, Thelma Dickinson y Louise Sawyer, que se van de vacaciones de fin de semana a una cabaña de pescadores en las montañas para tomarse un descanso de sus monótonas vidas en Arkansas. En el camino, se detienen en un bar de carretera, donde Thelma baila con un extraño, quien la lleva al estacionamiento e intenta violarla hasta que Louise interviene y amenaza con dispararle. Mientras las mujeres se alejan, el matón grita que debería haber continuado la violación, lo que hace que Louise le dispare fatalmente en un ataque de ira antes de huir.

Así las cosas, luego de ver la película, Amos escribió los primeros versos de la canción mientras viajaba a dar un concierto, y esa misma noche la interpretó frente al público, a capella, para intensificar la sensación de vulnerabilidad y desesperación que había sentido. De esa manera, la música empezó a ayudarla a recuperarse y la llevó a emprender un viaje artístico diferente para el resto de su vida. Escribió para salir de su propio infierno, porque descubrió que escribir canciones era la única manera que tenía de sanar.
La canción comienza con Amos todavía despierta de la noche anterior haciendo todo lo posible para asegurarse de estar lejos del peligro: “Cinco de la mañana del viernes / Jueves por la noche lejos de dormir / Todavía estoy despierta y conduciendo / Obviamente no puedo ir a casa / Así que simplemente cambiaré la dirección / Porque pronto sabrán donde vivo / Tengo el tanque lleno y algunas papas fritas”, escribió los primeros versos de aquella canción desesperada.
Desde el inicio, la letra la sitúa en un momento de insomnio y huida, donde la protagonista no puede regresar a casa por miedo a ser encontrada. También aborda el tema de la culpabilización de la víctima, un tema recurrente en casos de abuso sexual.
Amos cuestiona irónicamente si su vestimenta provocativa habría justificado el ataque, desafiando las nociones sociales que culpan a las víctimas en lugar de a los agresores. De esta manera, la canción no sólo es un testimonio personal, sino también un poderoso llamado de atención sobre la violencia sexual y la necesidad de empatía y justicia para las víctimas.
Posiblemente el pasaje más doloroso de toda la canción es el primer estribillo (“Éramos yo y una pistola/ Y un hombre a mis espaldas/ Y canté, ‘Santo, santo’/ Mientras se abotonaba los pantalones”), donde describe sin rodeos el horror que había vivido.
Luego recuerda el pensamiento que se cruzó por su mente en aquel momento: “Puedes reírte, es algo divertido/ Cosas que piensas en momentos como estos/ Como si no hubiera visto Barbados/ Así que debo salir de esto”, sigue adelante, como un flash donde repasa todo lo que aún le queda por hacer y que tal vez nunca tenga la oportunidad de hacerlo.

“Nunca más hablaré acerca de esto a este nivel nuevamente, pero permíteme preguntarte. ¿Por qué sobreviví a ese tipo aquella noche, mientras otras mujeres no? ¿Cómo es que estoy viva para contarlo siendo que estaba lista para ser rebanada? En la canción yo digo: ‘Fui yo y una pistola’, pero no era una pistola. Era un cuchillo lo que él tenía. Y la idea era llevarme ante sus amigos y cortarme, y se mantuvo diciéndomelo por horas. De no ser porque necesitó de más drogas yo hubiese sido una más en los boletines de noticias, en los cuales ves a los padres dolientes por su hija. Y yo estaba cantando himnos, tal cual lo digo en la canción, porque él me lo pidió. Yo cantaba para mantenerme viva. Sin embargo sobreviví aquella tortura, la cual me dejo orinándome entera y paralizada por años. De eso fue lo que se trató aquella noche, mutilación, más que una violación sexual”, recordó tristemente la cantante años después.
“Realmente lo sentí como si hubiese sido psicológicamente mutilada aquella noche –añadió– y ahora me encuentro tratando de recordarlo nuevamente. A través del amor, no del odio. Y a través de mi música. Mi fortaleza se ha abierto nuevamente a la vida y mi victoria es el hecho de que, a pesar de todo, mantuve viva mi vulnerabilidad”.
A partir de entonces, Tori Amos incorporó el tema en sus presentaciones. El público que asistía a sus conciertos le pedía que la cantara y, al terminar, a menudo sus fans le acercaban cartas e historias donde se abrían y le contaban sobre sus propias experiencias.
Así las cosas, una tarde de verano ella estaba cantando esta canción cuando una joven se desmayó cerca del escenario. Enseguida, el personal de seguridad la llevó a la zona de backstage y al terminar el espectáculo, ya recuperada, le dijo a Amos: “¿Puedo ir contigo? Haré lo que sea. Mi padrastro me violó anoche y me violará cuando llegue a casa esta noche. Y de nuevo mañana por la noche”.
Fue entonces cuando Tori Amos se preguntó de qué manera podía ayudar a otras chicas que, al igual que ella, habían sufrido violencia sexual. “La vi salir por la puerta, la vi darse la vuelta y mirarme, destrozada. Y nunca la volví a ver. He escuchado cientos de historias y recibido miles de cartas de sobrevivientes, pero lo que sucedió esa noche con esa joven fue un momento que me cambió la vida. Me llamaron a la acción y no pude hacer nada. Me vi obligada a enviarla de regreso. Sé que necesitábamos una mejor solución. Todavía pienso en ella. Llamé por teléfono y les conté la historia a algunas de las mujeres de mi discográfica. Estaban tan motivadas que me pusieron en contacto con Scott Berkowitz [el fundador y presidente de RAINN, la organización contra la violencia sexual más grande de Estados Unidos]. En ese momento, él intentaba interconectar la Línea Nacional de Atención sobre Agresión Sexual en todo el país para que las sobrevivientes pudieran llamar gratis y recibir ayuda. Por fin tenía un recurso que compartir, podía actuar”, recordó años después.
Así las cosas, en 1994 se sumó y comenzó a participar de la Red Nacional contra el Abuso y el Incesto (Rape, Abuse & Incest National Network “RAINN”) realizando conciertos a beneficio. “Me siento muy honrada y agradecida de que alguien confíe en mí lo suficiente como para hablar de ello. A veces, la gente necesita contar lo que le pasó en un espacio donde nadie les mire con malos ojos y les diga: ‘Te lo estás inventando’. Siento una gran responsabilidad por cada persona que me cuenta lo que le sucedió. Necesitan ayuda y orientación, necesitan ser escuchados”, cerró la cantante.




