
Un homenaje a la gran Chabuca Granda
Lo grabó Lucho González, que trabajó durante 15 años con la compositora y cantante peruana
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Quince años fue el tiempo que Lucho González trabajó junto a la compositora y legendaria cantante Chabuca Granda. Durante ese tiempo el guitarrista peruano conoció en profundidad el repertorio y el sentir de esta creadora de estilo señorial y refinado –autora de "Fina estampa"– que se transformó en una voz de referencia para el continente. Como nadie, Chabuca representó al criollo con sus tradiciones populares de la Lima antigua y colonial, y revalorizó, desde una militancia personal, la cultura afroperuana. Murió en 1983.
Lucho González encaró esta producción solista Chabuca de cámara, como un homenaje a la cantora y, también, como una forma de sintetizar su propia escuela y estilo en la guitarra, logrando uno de los mejores discos del año en la música popular. Diez canciones relatan el mapa artístico de esta creadora, desde sus impresiones sobre el vals criollo, el devenir por el landó y la zamacueca, y el despertar al cancionero de Violeta Parra.
El disco, editado por MDR, es un viaje íntimo a las melodías de Chabuca, un retrato introspectivo y casi familiar de la señora de la canción peruana sobre su universo, evocando temas muy populares que dedicó a personajes entrañables como en la famosísima "La flor de la canela"; o piezas de colección menos transitadas como la serenata de boda para su hija "Quizás, un día así" y el valsecito "Gracia", dedicada su madre, de notable belleza.
El entorno musical elegido por Lucho González es perfecto para el clima de estas canciones. El guitarrista armó un delicado ensamble de cuerdas – violín y chelo– sobre la base afro del cajón peruano y muy buenos arreglos camarísticos que no pierden la impronta rítmica. Lucho González, también canta con exquisita sobriedad y ofrece ese fraseo intimista, de cierto tono opaco, cercano a la voz de Chabuca Granda.
La otra voz que el guitarrista sumó al proyecto fue la de Laura Albarracín. Con un largo recorrido en la música popular, Albarracín parece haber encontrado un repertorio que la estaba esperando hace tiempo. Ideal para su decir limpio, la cadencia y sutileza de su amplio registro, Albarracín se comporta como un instrumento ajustadísimo. La cantora oficia de reflejo fiel a esas bellas y sugerentes melodías que conforman la poética de Chabuca, como lo demuestra en la canción "Bello durmiente", (una de las gemas del disco), el contrapunto del landó en "Me he de guardar", y la memorable "Cardo o ceniza".
La selección es un equilibrado recorrido por las obras más bellas y significativas de la canción peruana como "El puente de los suspiros" y "Coplas de Fray Martín" con otras piezas más escondidas como "Rosas y azahar", que trazan un acabado tramado de su arte, tan elegante como atemporal. Chabuca Granda es un clásico de la canción popular. Y Lucho González logra impregnar a esta producción de esa misma atmósfera de refinado clasicismo. Chabuca de cámara se transforma en un delicioso álbum de consulta (la manera de entender y escuchar a una peruana universal) y en un placentero itinerario por una obra que se puede escuchar una y otra vez. Lo que se dice: un álbum clásico.
CHABUCA DE CAMARA
Lucho González
La flor de la canela, Bello durmiente, Gracia, Me he de guardar, El puente de los suspiros, Rosas y azahar, Coplas a Fray Martín, Quizás un día así, Callecita encendida, Cardo o ceniza (MDR).
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